‘John Wick 4’: un desenfrenado festín de acción

Ritmo frenético. Eso le ha permitido consolidarse como una de las mejores sagas contemporáneas. El asesino a sueldo más querido de la cultura pop se explaya en 3 horas

22 marzo 2023 19:10 | Actualizado a 23 marzo 2023 07:00
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¿Estamos ante la mejor película de acción del año? Todo apunta a que sí. Con permiso de dos esperados estrenos que llegarán en los próximos meses: Fast X (la décimo entrega de A todo gas) y Misión Imposible: Sentencia mortal. Con todo ello, se puede afirmar que John Wick 4 es un auténtico bombazo, una locura para los amantes del cine de acción. Sin más. Es la culminación de la saga, que se aleja de rodeos y que pone su mirada en la acción pura y dura, sin subterfugios. 169 minutos (casi tres horas) para vivir sin aliento mientras contamos -si es que alguien puede- la cantidad de víctimas resultantes del duelo entre JW y sus acérrimos enemigos, asesinos como él.

John Wick 4 parte con la misma premisa de sus tres anteriores entregas, pero esta vez llevado a un nivel más brutal, ambicioso y desenfrenado. A pesar de esa coincidencia en su objetivo narrativo (¡no podía ser de otra manera!), la cuarta entrega es seguramente la más redonda, efectiva y espectacular de las hasta ahora filmadas. Con una sublime coreografía de acción y una historia focalizada en la violencia y la venganza, el cineasta Chad Stahelski ha querido ir más allá para ofrecer planos que a veces nos resultan tan familiares: los de los videojuegos.

John Wick se ha convertido en una especie de nuevo John McClane (pero evidentemente con menos gracia socarrona que el personaje de Bruce Willis en La jungla de cristal), 007 (con menos ironía que James Bond) o Ethan Hunt (con menos capacidad de acciones arriesgadas en cualquier tipo de iniciativa por tierra, mar o aire). Sin embargo, John Wick (Keanu Reeves) ha logrado tener un marcado perfil propio, abriéndose paso camino entre los dioses del cine palomitero.

La película arranca tras los sucesos que cerraban la tercera entrega. Cabe recordar que Jardani Jovanovich, alias John Wick, salió ilesa del disparo de Winston (Ian McShane), pero el Hotel Continental de Nueva York -que acoge a asesinos a sueldo- sufre las represalias de que se hayan quebrantado las estrictas reglas que lo rigen: la violencia y los negocios están prohibidos en ‘terreno sagrado’. De esta manera, queda desacralizado y es demolido y él, como gerente, cae en desgracia. Mientras, John Wick se ha recuperado y está dispuesto a seguir con su lucha contra los miembros de la Alta Mesa. De esta forma, nuestro protagonista se dedica a recorrer el mundo en busca de lograr su libertad. La Alta Mesa sentencia a Wick y concede el deber de ejecutarlo al marques Vincent de Gramont (Bill Skarsgärd). Para dar con él, el marqués contrata a Caine (Donnie yen), un antiguo amigo de John. Caine es otro asesino a sueldo retirado, pero con una particularidad, es ciego. Se ve obligado a aceptar el trabajo para proteger a su hija.

Precisamente, una de las mejores y más surrealistas escenas de la película la protagoniza Caine en un tiroteo en el que no queda en pie ni el apuntador.

Y es que John Wick 4 supone un auténtico repaso por todas sus influencias en el cine de acción, desde su tributo a las artes marciales, pasando por el western (con sus espectaculares duelos) y adentrándose en el cine hiperviolento de los años 70 y 80 en los que Charles Bronson daba la cara como justiciero en filmes como Yo soy la justicia (1982) o El justiciero de la ciudad (1974), entre otras muchas.

Ahora, los escenarios habituales de Nueva York han cambiado por otros en Osaka, Berlín o París. Ráfagas de tiros, navajazos, puñaladas o puñetazos son solo algunos de los recursos para dejarnos aferrados a la butaca. ¿Será el final de John Wick? De momento, esta cuarta entrega es frenéticamente colosal.

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