Juguetona, incómoda y subversiva de la realidad que rodea los principios determinados del feminismo, Mari Chordà (Amposta 1942) inaugura este viernes a sus 82 años la exposición Y muchas otras cosas... en el MACBA, comisariada por Teresa Grandas, y que presentó la directora del MACBA, Elvira Dyangani.
El arte, la escritura y la vida sustentada por convicciones sociales y políticas aparecen como fracciones inseparables de su trayectoria vital y su arte se presenta como una guerrilla de voluptuosidad y sexualidad que lucha por unas libertades que no están todavía garantizadas, una pequeña rebelión a lo establecido a través de un juego que solo reafirma las necesidades de cambio.
Raíces inherentes
Aunque el protagonista de sus obras es sin duda el cuerpo, este se presenta con un aspecto alejado de la realidad: busca representar lo profundamente visceral, el ontológico del ser con un compromiso político disidente. A lo largo de toda su carrera se pueden distinguir la importancia del territorio y de su entorno oriundo del que se nutren sus composiciones pop y que media también en sus proyectos sociales de los que Chordà destaca la importancia. La exposición toma el título del primer libro de poesía que publicó la ampostina a finales de los 70 Y muchas otras cosas... y es la culminación de la muestra que se pudo ver en el MAMT (Museu d’art Modern de la Diputació de Tarragona).
Manteniendo este encuentro entre el ego social y su mirada plural, la exposición se podrá disfrutar en el MACBA hasta el 1 de enero del año entrante y contará con alrededor de un centenar de obras recopiladas y restauradas de la artista creando un entorno inmersivo de reflexión que, siguiendo el legado de Linda Nochlin, incita a replantearse la propia estructura del arte como una estructura machista y heteropatriarcal.