Esta historia está protagonizada por tres mujeres, tres generaciones de una misma familia. Luisa cuida de su madre desde que su padre falleció en un accidente seis meses atrás, pues Candice se ve incapaz de mover un dedo del sofá tras perder al amor de su vida. Así que Luisa solo cuenta con el apoyo de su queridísima abuela, Fantine, la única que parece comprenderla y preocuparse por ella. A través de los pájaros de origami que guarda en la preciosa pajarera de su jardín, custodios de todos sus secretos, comparte con ella los momentos más importantes de su vida, lo que la anima a hacer lo mismo: escribir y dibujar en papeles todo lo que siente. ¡Incluso a hacer alguna mariposa! Pero entonces, Fantine sufre un episodio clínico grave y acaba en coma. Luisa está convencida de que su abuela se pondrá bien, y para lograrlo la visita a diario con algunos de esos pájaros, haciéndola recordar su extraordinaria existencia. Lo que no entiende es cómo su madre es incapaz de luchar como ella. Quizá el secreto está escondido en uno de esos pájaros que Candice tanto parece aborrecer...
Valérie Weishar-Giuliani escribe una bella historia sobre lo importantes que son los recuerdos, pero también la necesidad de comunicarse para evitar una brecha intergeneracional. Y es que a veces resulta difícil comprender la manera de hacer de otra persona, más todavía si se trata de una madre, o una hija. El personaje de Fantine se presenta como alguien de lo más peculiar, una mujer que prefiere expresar sus emociones en un papel y convertirlo en pájaro, que compartirlas con sus personas más cercanas. Sin darse cuenta, aleja así a su hija, que no es consciente del amor que su madre siente por ella hasta que hace por entender su extraño carácter. Entonces, un terrible suceso las une y las convierte en reflejo la una de la otra: la pérdida, el duelo, que las dos parecen llevar de la misma forma. ¡Pues no eran tan diferentes después de todo! En medio está Luisa, esa nieta comprensiva que hace por entender a su madre y que adora a su abuela, esa nieta para la que todavía no es tarde y que consigue romper con una brecha ilógica y absurda, creando en su lugar un precioso puente entre las tres generaciones, ya sin secretos.
Título: La pajarera de los recuerdos
Autora: Valérie Weishar-Giuliani
Ilustradora: Nina Jacqmin
Editorial: Astronave
Precio: 19.95 euros
Edad recomendada: A partir de 10 u 11 años.
Las ilustraciones acuareladas de Nina Jacqmin son entrañables, con esa decoloración que aporta a cada página un filtro totalmente melancólico y cálido, teñido de violeta. Aunque sutil, es muy eficaz cómo separa los recuerdos del presente, mediante un trazo diferente, que pretende ser menos nítido, y un tono más tirando a oliva. Me encanta también el modo en que juega con las viñetas con la intención de moldear gráficamente el texto. En el momento en que Fantine reconoce, de niña, que cuando dibujaba «sentía que me liberaba de una emoción demasiado grande... de un vértigo demasiado intenso», Nina logra crear vértigo entre dos ilustraciones, encajando una dentro de la otra. Así, vemos un primerísimo primer plano de Fantine dentro de un plano muy abierto, en el que se la vuelve a ver en la misma postura, pero desde el techo.
En definitiva, La pajarera de los recuerdos es un cómic que habla del duelo, de emociones, así como de las dinámicas familiares, ideal para tratar estos temas con lectores de a partir de diez u once años.
Ana Punset es escritora.