Jordi Nadal propone un recorrido por treinta y tres autores. Un viaje ecléctico y variopinto que va de Josep Pla a Marguerite Yourcenar, de Stefan Zweig a Octavio Paz. Se trata de Libroterapia (Plataforma Editorial), su última publicación, un volumen para «vivir una vida plena con los grandes de la literatura». Una guía para «disfrutar. Como si uno fuese goloso, se pasease por las mejores librerías del mundo y tomase de cada tienda ese dulce que le hará paladear lo excelso de cada lugar». Nadal es escritor, editor, licenciado en Germánicas por la Universitat de Barcelona (UB) y fundador de Plataforma Editorial. Entre sus obras figura La invención de la bicicleta. Ahora, fruto de una vida de lector, propone Libroterapia, con reflexiones, fragmentos de obras y comentarios.
Patricia Highsmith, Hiromi Kawakami o Amélie Nothomb. ¿Por qué estos autores y no otros?
Hago un informe de lectura de cada libro que leo desde los 16 años. Tengo 58 y en 42 años ya son casi 1.940 fichas. Cada final de año elaboro en mi web (jordinadal.com ) una lista de los que me han gustado mucho y entre estos se cuentan hasta ahora 417. Naturalmente, aquí no incluyo los que yo edito porque es evidente que me han gustado mucho.
«Hablar de Josep Pla es ver cómo un espíritu inteligente y con capacidad de escribir para el público convive con la convulsión de la historia desatada»De los que usted edita, solo ha incluido uno, ¿por qué?
Porque soy generoso y en lugar de envidiar los buenos libros que hacen mis colegas editores, de dejarme llevar por la envidia, que es un vicio muy potente en España, lo que hago es agradecer y admirar.
¿Qué debe tener un manuscrito para publicarlo?
Ser auténtico y tener sentido. Me gusta muchísimo ese eslogan, libros con autenticidad y sentido. Pero yo edito mis neuras. Mi catálogo es el Vademécum de mis neuras. Soy un neurótico, como cualquier urbanita de clase media. Un pájaro típico de películas de Woody Allen.
En la vida hay que leer, como mínimo, 1.114 libros. Porque son tantos como los colores del pantone y así huiremos del pensamiento en blanco y negro.Un neurótico muy metódico.
Empecé casi desde cero y a los 18 años me gastaba cada mes 9.000 pesetas comprando libros. Me gusta leer, me gusta trabajar y me gustan las letras. Monté Plataforma cuando empezaba la crisis de 2007. Mañana me puedo arruinar, pero de momento ha funcionado.
¿Hay un libro para cada momento?
Por supuesto. Pero cuando se ha visitado a lo largo de la vida un museo en dos momentos separados en el tiempo, la segunda vez se admiran otras obras. Quiero decir con esto que hay una educación del gusto, no solo en la cocina. También en la lectura y en la música. No se empieza a escuchar música con Bach, sino con Vivaldi, ni viendo cine con Stanley Kubrick, sino con Coppola. Los dos son grandiosos, pero Kubrick es más intelectual. En la lectura, no se empieza leyendo a Kafka, sino a José Luis Sampedro o a Rosa Montero, que son la hostia de buenos.
Libros para hacernos más felices... Pero en ‘Libroterapia’ recomienda a un Kapuscinski que puede dejar al lector muy molido.
Te deja planchado. Yo lo conocí en Varsovia. De los diez momentos más importantes de mi vida con autores, uno fue mi encuentro con Ryszard Kapuscinski. Le acababan de dar el Premio Príncipe de Asturias y me vino a ver al hotel.
Un honor.
Estuvimos hablando cincuenta minutos. Un genio.
Libroterapia es una declaración de amor a la lecturaCuando acaba un libro que le impacta, ¿empieza inmediatamente otro o debe dejar un espacio de tiempo?
No. Entre dos buenos quesos necesitas aceitunas y vino y entre dos buenos novios o novias necesitas algo que descomprima, un amiguete.
¿Y va con dos o tres novios o novias a la vez o de uno en uno?
A veces tengo dos libros empezados al mismo tiempo, pero deben ser una novela y otro de no ficción. Acabo de leer M. El hijo del siglo, de Antonio Scurati. Y durante el confinamiento, cuando estábamos todos depres, Vida y destino, de Vasili Grossman.
Catalogado en alguna ocasión de escritor lúcido.
La lucidez en una mutación letal. Pero no se elige ser lúcido. Creo que en la vida no eliges prácticamente nada. Es tu manera de ser y vas respondiendo y siguiendo esa manera de ser. Es cierto que en la vida, dos o tres veces por la noche tienes que tomar una decisión y tu recorrido al día siguiente empezará a ser de un modo u otro en función de esa decisión. Pero no estamos hablando entonces de libroterapia. Normalmente esa decisión acostumbra a tener que ver con la dicotomía entre dormir bien o comer bien.
¿Que és libroterapia?
Una declaración de amor a la lectura. Leemos para saber que no estamos solos.
Para un hombre inteligente, que eso limita mucho el universo, leer a Elena Ferrante es entrar en la cabeza de una mujer y casi en su cuerpo.Su elección para no estar solo es subjetiva.
Naturalmente. Pero contra gustos, opiniones. En realidad, la vida es el pantone. Este te dice que no hay blanco ni negro, sino 1.114 colores. Por eso hay que leer en la vida, como mínimo, 1.114 libros. Porque son tantos como los colores del pantone y así huiremos del pensamiento en blanco y negro.
Incluye usted en el mismo volumen a Marco Aurelio y a Elena Ferrante.
Para un hombre inteligente, que eso limita mucho el universo, leer a Elena Ferrante es entrar en la cabeza de una mujer y casi en su cuerpo. Es de una inteligencia bestial. Es hipnótica, es lo más grande que he leído en los 10 últimos años.
De los diez momentos más importantes de mi vida con autores, uno fue mi encuentro con Ryszard Kapuscinski.¿Todos los hombres deberían leerla para entender a las mujeres?
Sí. Sobre todo para que las admiren. No nos vamos a entender nunca los hombres y las mujeres. Somos cuadrados y redondos. Es imposible. Es la unión imposible de la espada y la pluma. Son dos campanas de Gauss en formación contraria. Vuestro poder es infinitamente superior a nosotros porque nos dais 5.000 vueltas. Pero en la misma edición también está Rosa Montero y Chimamanda. Un poco de eclecticismo, un poco de juego para todos.
¿Podría escoger un libro, uno solo?
Un autor. Albert Camus.