La mala mar ya impidió la celebración de la Festa de l’Ormeig de Cambrils por Sant Pere, como manda la tradición, y este jueves por la tarde todas las miradas volvían a dirigirse al cielo.
Después de cambiar la fecha de la celebración, volvía la amenaza meteorológica, con la bandera amarilla ondeando en la playa del Regueral y la incógnita sobre si se podría hacer la demostración de pesca tradicional hasta el último momento. A pesar del suspense, el cielo respetó y Cambrils pudo disfrutar cinco años después de uno de los momentos más especiales del verano, rememorando y reivindicando sus raíces marineras.
Un día para acercarse a las artes de pesca más tradicionales, que hasta no hace muchas décadas fueron el modo de vida para tantos y tantos cambrilenses. Después de tener que cancelarla en junio, nadie quiso perderse la cita esta vez. Coincidiendo, además, con la Virgen de Agosto, el día habitual de las últimas calades de l’artet que se hicieron en Cambrils en el siglo XX.
Joan Rom y su nieto Aleix fueron un año más los encargados de enseñar una de las antiguas técnicas usadas en las playas cambrilenses, la tirada del rall. Un arte de pesca que consiste en tirar una red de forma circular rodeada de plomos en la parte inferior, con una cuerda en el centro para lanzarla y recogerla en aguas de poca profundidad.
Poco después se sumaron a la tirada de l’artet los botes del club Rem Cambrils, para traer las tradicionales cajas de madera donde poner el pescado, y los vogadores Vent d’Estrop, que se encargaron de calar las mallas. Desde la orilla, decenas de personas de todas las edades se sumaron para estirar los cabos a cada extremo, dirigidos por profesionales de la Confraria de Pescadors.
Una comunión entre marineros de toda la vida, familias de Cambrils, turistas y bañistas que se unieron a la demostración. Después de unos intensos minutos estirando la mallas, llegó hasta la arena toda la red, cargada de peces y sobre todo de restos de posidonia muerta procedente de las praderas próximas del Cavet.
Tras seleccionar el pescado, entre lisas, congrios, merluzas, lubinas, sargos y alguna galera, arrancó la subasta a la antigua. Una estampa muy común en la plaza del Pòsit unos años atrás y que esta vez se celebró sobre la misma arena, cantada por Francesc Benaiges, con más de 40 años de experiencia a sus espaldas.
Gerard Martí, secretario de la asociación Arjau Vela Llatina, se encargó de guiar al público paso a paso por toda la demostración de pesca y de presentar a los diferentes protagonistas. Al acabar esta 18.ª edición de la Festa de l’Ormeig, celebraba que «por fin hemos podido volver a calar después de cinco años y ya dejamos todo atrás y miramos hacia adelante. Es una gran satisfacción ver cómo este lugar lo podemos consolidar como espacio para la fiesta. Esperamos poder volver el año que viene todavía mejor y cuando toca, por Sant Pere».
«Es importante darle presencia a la historia, la tradición y el pasado pesquero de Cambrils», defendió Martí, que señaló que «nosotros lo que hacemos es reivindicar que la pesca está muy viva y está presente en el puerto de Cambrils. Intentamos visibilizar que esto es cultura, es patrimonio e intentamos ayudar a que la huella marítima de Cambrils se visualice».