El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Pere Aragonès, reanudaron este viernes el diálogo institucional a través de una conversación telefónica de unos cuarenta minutos, en la que acordaron mantener un "encuentro presencial en la Moncloa durante el mes de junio", de acuerdo al comunicado conjunto emitido por ambas administraciones. Otra novedad en las tortuosas relaciones bilaterales.
La reunión de los dos presidentes -que tendrá lugar en pleno debate sobre la concesión de los indultos a los presos del 'procés'- debería servir como paso previo a la convocatoria de la mesa de diálogo sobre la crisis catalana. Sánchez y Aragonès podrían ya coincidir este lunes en Barcelona en un acto de la patronal Foment, al que ha confirmado su asistencia el presidente del Gobierno.
Según el comunicado conjunto pactado entre la Moncloa y el Palau de la Generalitat, ambos presidentes "compartieron el objetivo de avanzar hacia la superación de los retos comunes mediante el diálogo". Para el Ejecutivo significa progresar en la "agenda del reencuentro". Para el Govern, abordar el "conflicto político" entre Catalunya y el Estado español.
En esta ocasión, la nota conjunta obvió el concepto de conflicto político, como sí recogía por ejemplo la declaración de Pedralbes, de diciembre de 2018, previa a la constitución de la mesa de diálogo.
Este foro, impulsado en la pasada legislatura catalana a cambio del apoyo de ERC a la investidura de Sánchez y a los Presupuestos, solo celebró una reunión, en febrero de 2020, encabezada por Sánchez y Quim Torra.
Luego llegó la pandemia y la mesa quedó en suspenso. Hasta ahora. Fuentes del Govern esperan que el diálogo de gobierno a gobierno pueda reanudarse antes de las vacaciones de verano, a mediados de julio. Su celebración estará marcada por la decisión del Gobierno con los indultos. "Si Pedro Sánchez es valiente, nosotros no fallaremos", afirmó Jordi Sànchez, secretario general de Junts. Ese podría ser el clima del encuentro.
Interés mutuo
La de hoy fue la primera conversación entre ambos tras la investidura de Aragonès. Fue una primera toma de contacto oficial porque entre los dos presidentes hay una comunicación fluida y discreta desde hace tiempo.
Ambos se necesitan, y lo saben. La estabilidad de Sánchez depende en buena parte de los votos de Esquerra en el Congreso, mientras que Aragonès, que apenas lleva dos semanas en el cargo, fía a los indultos y a la continuidad de la mesa de diálogo la consolidación de al menos la primera mitad de su mandato, hasta 2023.
Al margen de abordar los "distintos aspectos de la situación política actual", Sánchez y Aragonès coincidieron en una conversación "fluida y productiva" en la "necesidad de ganar la batalla al coronavirus y conseguir la reconstrucción económica, con especial referencia a los fondos Next Generation".
Los asuntos espinosos se quedaron fuera de la nota conjunta. En un acto en Tarragona, Aragonès reclamó este viernes a Sánchez "valentía política" para abordar una negociación sobre el conflicto catalán que incluya la autodeterminación y la amnistía. El president avisó que acudirá con estas reivindicaciones a la mesa de diálogo. En cambio, el ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, advirtió el jueves de que el Gobierno se ceñirá a la agenda de reencuentro que entregó Sánchez a Torra, donde se plantea un nuevo modelo de financiación o un impulso inversor en infraestructuras, pero no contempla un referéndum ni una ley de amnistía. El Ejecutivo, en cualquier caso, podría presentarse en la mesa con los indultos concedidos, con una propuesta de reforma del delito de sedición y la "mejor de las disposiciones para escuchar", según dijo Iceta.