El número de personas que mueren solas en casa ha crecido durante el primer mes de confinamiento un 33% respecto al mismo periodo del año pasado. En concreto, desde el 13 de marzo hasta el 14 de abril de este año, los Bombers se han encontrado 42 personas muertas al entrar en el domicilio.
En cambio, en las mismas fechas del año pasado, el número de defunciones era de 28, a pesar de que el número de servicios que hizo el cuerpo era más alto. La mayoría de estos casos son de personas mayores que viven solas en casa. Desde Cruz Roja alertan que el confinamiento afecta especialmente a este colectivo y por eso piden que los allegados a los abuelos no pierdan el contacto con ellos. De hecho, desde los ayuntamientos se ha incrementado la atención telefónica a personas mayores que viven solas.
Durante el primer mes de confinamiento los Bombers han hecho un total de 522 entradas en viviendas, alertados por vecinos, servicios sociales o de emergencia. Esto son 27 menos que en el mismo periodo del año pasado. En cambio, el número de personas muertas que se han encontrado dentro ha crecido.
De las 28 del 2019 a las 42 de este año. En la mayoría de casos que el cuerpo tenido que ir a abrir un domicilio se han encontrado una persona mayor que vive sola. El problema con el confinamiento es que estos abuelos han perdido la red social que tenían antes, un hecho que preocupa en los ayuntamientos. Por eso, la mayoría de consistorios han empezado a tomar medidas en este aspecto.
Por ejemplo, en Girona el Ayuntamiento ha hecho un listado de las personas mayores de 65 años que figuran en el padrón y ha hecho una ronda de llamadas para saber sus necesidades, puesto que las que hacen uso de los Servicios Sociales son "una parte limitada". La regidora Nuria Pi, explica que el trabajo se hizo con voluntarios y gracias a esto pudieron "desgranar" las necesidades que había que cubrir.
"Los hay que tienen familia y una red social activa. Estos no han necesitado la asistencia, en cambio, otros que también tienen familia les ha afectado el hecho de estar muchas horas solos cerrados a casa y les hemos ofrecido apoyo psicológico. También hay otros que necesitan ayuda en necesidades básicas como bajar la basura o hacer la compra", explica Pi.
El inconveniente más importante que se han encontrado, pero, ha sido aquellas personas que estaban contagiadas por la Covid-19 y que deben estar en casa porque no requieren ir al hospital. Pi señala que al inicio "costó más" trabajar con estos abuelos, puesto que no había equipos para dar el servicio.
"Cuando nos encontrábamos con personas contagiadas se hacía muy difícil ofrecer una atención a domicilio, porque no había el material adecuado y costaba mucho encontrarlo. En cambio, en aquellos abuelos que viven solo pero que no tienen coronavirus ha sido mucho más ágil", señala la regidora.
Costará salir de nuevo
Desde la Cruz Roja explican que el confinamiento genera "un mayor aislamiento" en personas que estaban acostumbradas a tener una red social, aunque vivan solas. En este sentido, la técnica de la entidad del tercer sector, Verònica Hortas, explica que habrá que hacer un trabajo posterior para que estos abuelos vuelvan a tener la iniciativa de salir a la calle.
"Conforme se ha ido alargando el confinamiento y han aparecido más datos de personas que han muerto nos hemos encontrado que ha crecido la ansiedad, abuelos que han perdido el hambre y que se sienten más vulnerables por el hecho de estar solo", explica Hortas.
En este sentido, la técnica de Cruz Roja explica que muchas situaciones cotidianas como visitas de familiares o encuentros con los vecinos que ahora no se producen, son un punto de apoyo y de cierto control.
Por eso, la técnica de Cruz Roja pide que "no se pierda el contacto" y la red con las personas mayores que viven solas durante el confinamiento. "Tenemos que tener en cuenta que volver a la normalidad para estas personas, que serán las últimas al salir, será un proceso muy influenciado por lo que han vivido durante este periodo", concluye Hortas.
