«Interrogatorios como el que se hizo a Elisa Mouliaá no son un caso aislado»

Dos expertas de Tarragona en acompañamiento a víctimas de violencia machista aseguran que la institución judicial no está preparada para acompañar a las mujeres

05 febrero 2025 09:37 | Actualizado a 05 febrero 2025 09:46
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A Laura Recasens, presidenta de la asociación Heroïnes Anònimes y coordinadora en Tarragona del programa Veïnes per veïnes, no le sorprendió el vídeo filtrado del interrogatorio que realizara el juez Adolfo Carretero a Elisa Mouliaà. «No es un caso aislado, pasa con mucha frecuencia tanto con jueces hombres como mujeres», se lamenta.

El programa Veïnes per veïnes consiste en el acompañamiento, por parte de voluntarias (hay 44 en el Camp de Tarragona) a mujeres que han sufrido violencia machista. Se dedican a apoyar a las víctimas en momentos clave, como cuando tienen que retirar las cosas de la casa donde vivían con el agresor, cuando tienen que ir a servicios sociales, al médico, a un hotel mientras esperan una casa de acogida...Y también cuando tienen que ir a un juicio.

Por ley, explica Recasens, las mujeres tienen derecho a estar acompañadas durante los interrogatorios, pero no son pocas las veces que los jueces han negado la entrada. Y eso pese a que en el programa trabajan en coordinación con todos los servicios de las distintas administraciones, desde la Guàrdia Urbana a los SIAD (Servei d’Informació i Atenció a les Dones) que les derivan a mujeres que pueden necesitar su ayuda.

Precisamente, con el fin de documentar y denunciar el trato que dan las instituciones a las víctimas, se fundó en marzo del año pasado el Observatorio de Violencias Institucionales Machistas, OVIM, del cual forman parte una veintena de entidades de todo el Estado. Recasens es una de las participantes.

Falta de información

En el caso concreto de la justicia, Recasens dice que «muchas entidades creemos que a los jueces y juezas les falta formación, igual que a los abogados, aunque no podemos perder el foco de la responsabilidad personal. Hay que ampliar la mirada a toda la sociedad». Apunta, eso sí, que también comienzan a encontrar algunos profesionales con un trato respetuoso.

Una de las cosas a tener en cuenta, señala, es que hay que respetar los ritmos que necesitan las víctimas a la hora de denunciar. «Cuando sufres una agresión sexual lo más importante es que acudas a un hospital y te hagan un informe forense», opina.

Las víctimas pueden ir acompañadas a declarar, aunque algunos jueces se lo impiden

Denunciar en ese momento o más adelante, es decisión de cada una. «Un proceso judicial es duro, y alguien que acaba de sufrir una agresión sexual tal vez no está fuerte para enfrentarse a algo así», apunta. Por eso, que Mouliaá denunciara tiempo después de la agresión, no le parece una reacción equivocada.

El asunto, insiste, es no poner la presión en la víctima. Una mujer que sufre violencia por parte de su pareja, por ejemplo, puede necesitar «que una psicóloga le sostenga, que un abogado la asesore, que en servicios sociales le expliquen las ayudas a las que puede acceder...», antes de dar el paso. La salvedad, eso sí, está en los casos en los que se teme por la integridad de la víctima y se necesita denunciar para que se pongan en marcha las medidas de protección.

Las mujeres contra las cuerdas

Rosa Casa es antropóloga, educadora y trabajadora social. Desde la asociación DHIDES –y también a título particular– ha acompañado a muchas víctimas de violencia durante su proceso, incluido el judicial, y su experiencia no dista mucho de la de Recasens: «Tendrían que filtrarse todos los juicios para que se viera como se trata realmente a las mujeres», reclama. Apunta que actitudes como la del juez Carretero «nos las encontramos a diario en los juzgados de violencia doméstica o en los juzgados penales que instruyen casos de violencia».

A ella también le han impedido entrar a juicios y ha visto como juezas ponían a las víctimas contra las cuerdas «no ves otros delitos donde a las víctimas se les trate de esta manera», denuncia. En mujeres que están «psicológicamente secuestradas» el efecto puede ser devastador. Más de una vez ha escuchado la frase «si lo sé no denuncio» de mujeres que salen rotas después de un interrogatorio.

Recuerda que los y las jueces están para escuchar no para mostrar sus posicionamientos personales y mucho menos demostrar sus creencias o resoplar cuando una denunciante habla.

Aunque Casas tiene poca fe en la forma como el sistema judicial trata a las mujeres, dice que «al maltrato se le responde, por eso no nos vamos a callar y lo vamos a visibilizar», termina.

El magistrado: «Me sorprendió el tono del juez»

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha abierto una diligencia informativa por la actuación del magistrado del Juzgado de Instrucción número 47, Adolfo Carretero por su actuación en los interrogatorios realizados el jueves 16 de enero a la actriz Elisa Mouliaá y al expolítico Íñigo Errejón.

Y ello después de que el máximo organismo de los jueces recibiera más de 900 quejas en este sentido, por lo que tenía la obligación de abrir una investigación. Según el resultado de la misma, se podría abrir un expediente disciplinario al magistrado.

«El tono empleado por el juez es lo más característico. No es normal que no deje hablar a los testigos y al investigado», recalca al Diari un magistrado de la Audiencia Provincial de Tarragona, quien añade que lo más normal es que «todos hablen –los interrogados– y después haces las preguntas». De todas maneras, reconoce que no hay una norma legal que indice cómo se tiene que llevar un interrogatorio.

Durante el interrogatorio a un testigo o a un acusado, tanto en la fase de instrucción como durante el juicio oral, normalmente primero preguntas los abogados y después los jueces si lo consideran conveniente. Pero cuando lo hacen, normalmente se ha «en un tono muy llano». La intervención del magistrado Carretero «no me pareció que faltaba el respeto a nadie, pero sí que su tono tenía poco tacto».

Todos los jueces y magistrados que quieran optar a una plaza tiene que realizar obligatoriamente un curso de igualdad y sobre perspectiva de género de 50 horas, que se realiza en la Escola Judicial de Barcelona. Además, la formación en igualdad es continua desde la Escuela Judicial y se extiende a lo largo de toda su carrera.

Además, los jueces realizan curso que están relacionados con su puesto. Por ello, los de instrucción o lo han hecho o lo tienen que hacer.

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