Precaución. Frases cortas. Ganar tiempo. Las cancillerías del mundo no se precipitan, han aprendido la lección de la Primavera Árabe, de la caída de Sadam, de la de Gadhafi. Hay tantas piezas en el tablero que saben que, en función del primer movimiento, la partida toma una dirección imprevisible. Ayer por la mañana se sabía de la huida de Assad y la toma de Damasco por parte de grupo de Abu Mohammad al-Jolani (apréndanse el nombre), por la tarde, a eso de las 18.00 horas, Francia saluda al pueblo sirio, y también lo hace Naciones Unidas y la Unión Europa. Sergei Lavrov, anuncia ya de noche que Assad está en Moscú. Nada de fuegos artificiales. Todos están de acuerdo en definir al régimen de Assad como el más sanguinario de la región con sus 500.000 muertos (asesinados y torturados) y sus millones de refugiados que malviven básicamente en Turquía y Jordania. Precaución. Frases cortas. Ganar tiempo. Después de 14 años de derramamiento de sangre que desencadenó la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, creó el Estado Islámico y avivó las llamas de la política populista en todo el mundo, las escenas de Siria este fin de semana vuelven a parecerse a los esperanzadores primeros días de las protestas de la primavera árabe, la tensión es la norma. Y la esperanza, quizás.
Alepo
No fue casual que el grupo sirio Hayat Tahrir al-Sham (HTS) iniciara su ofensiva sobre la ciudad de Alepo el mismo día en que Israel y Hezbolá acordaron un alto el fuego para poner fin a los combates en el Líbano. El efecto dominó que puso en marcha Hamás el 7 de octubre de 2023 todavía se está extendiendo por Oriente Medio. Lo que vendrá después en Siria, que todavía tiene que lidiar con profundos problemas internos y sectarios, es incierto. En Irán, sin embargo, el panorama es más claro: el ayatolá Ali Khamenei ya no puede negar que el «eje de resistencia» político y militar de Teherán se ha derrumbado.
Irán
Irán es pues la primera gran víctima de este fin de semana de locura. E Israel, así a simple vista, el primer gran vencedor. Pero es pronto para entregar los títulos. Hezbolá, el movimiento chií libanés que desde hace tiempo cuenta con el apoyo de Irán en su lucha contra Israel, calculó mal al acudir en ayuda de Hamás en la guerra de Gaza. Israel intensificó su campaña en septiembre y consiguió eliminar gran parte de la estructura de mando de Hezbolá en ataques aéreos, incluido su secretario general de larga data, Hassan Nasrallah. A pesar de las críticas internacionales, la táctica de Tel-Aviv, se ha visto beneficiada. Dos meses después, Teherán le dijo a Hezbolá que no podía permitirse más pérdidas y el grupo se presentó cojeando a la mesa de negociaciones, aceptando un alto el fuego en términos favorables a Israel.
Hezbolá
Irán también necesita desde hace tiempo a Hezbolá en la vecina Siria, donde el grupo libanés, junto con las fuerzas rusas, ha sido fundamental para la supervivencia del régimen de Asad cuando estaba al borde de caer ante diversas fuerzas rebeldes en 2015. Pero, desangrados por las guerras con Israel y Ucrania, ninguno de los dos bandos quiso o pudo acudir en ayuda de Damasco esta vez.
Rusia
Prudencia. Ganar tiempo. No sabemos si Rusia ha abandonado por necesidad o por estrategia. También desconocemos las razones reales de Irán. ¿Qué habrán negociado? ¿Ucrania? ¿Dejan caer al-Assad para ganar otra partida? Trump ya ha anunciado que Kiev y Moscú van a tener que sentarse. Rusia sale tocada, Irán, quizás hundido.
Sin resistencia
El HTS islamista, junto con un grupo de milicias respaldadas por Turquía conocido como el Ejército Nacional Sirio, percibió un momento de oportunidad y apostó por que los aliados de Asad estaban debilitados y desorganizados. Avanzaron sobre Alepo, y descubrieron que en realidad el centro no sostenía ya nada, que el ejército corrupto y desmoralizado de Damasco no ofrecía resistencia.
Dificultades logísticas
La caída de Assad corta efectivamente la ruta de armas, material y personal de Teherán a Hezbollah, en particular si las fuerzas kurdas sirias, que han ampliado su control de la frontera desértica entre Siria e Irak, permanecen en posición con el apoyo de Estados Unidos. Hezbollah, ya aislado, se debilitará aún más, haciéndolo más vulnerable a los ataques o infiltraciones israelíes.
Irak
Irán se verá obligado a redoblar sus esfuerzos en Irak y sus vínculos con la milicia hutí en Yemen, pero, lo que es crucial, ya no tiene una presencia o influencia directa en las fronteras de Israel. Puede que se centre en su programa nuclear, pero la reelección de Donald Trump –que orquestó una política de «máxima presión» hacia Teherán durante su primer mandato– significa que Jamenei tendrá que proceder con cautela.
Israel
A corto plazo, Israel debería estar encantado con los acontecimientos en Siria, que llegan tras las victorias sobre otros elementos del eje de la resistencia –la aniquilación de Hezbolá y la casi erradicación de Hamás en la Franja de Gaza–, aunque vienen acompañados de nuevos desafíos. El sábado, por primera vez desde 1974, las Fuerzas de Defensa de Israel entraron en la parte de los Altos del Golán controlada por Siria para ayudar a repeler un asalto de las fuerzas rebeldes a un puesto de avanzada de la ONU cerca de la aldea drusa de Khader, a unos cientos de metros del territorio ocupado por Israel. El domingo, las Fuerzas de Defensa de Israel dijeron que se habían desplegado dos brigadas adicionales y se habían enviado tropas a la zona de contención para mantener alejados a los grupos rebeldes islamistas y a los posibles flujos de refugiados.
Los kurdos
Hay más jugadores en el tablero. Los kurdos, que siempre salen con desventaja en cualquier conflicto. Las fuerzas kurdas de Siria se convirtieron en el principal socio local de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico en Siria, bajo la bandera de las Fuerzas Democráticas Sirias. Después de que el grupo extremista fuera derrotado en gran medida, las fuerzas lideradas por los kurdos consolidaron el control sobre las ciudades del noreste, expandiendo una región autónoma que habían construido allí. Pero los combatientes kurdos todavía tenían que lidiar con su enemigo jurado: Turquía, que los considera vinculados a una insurgencia separatista kurda. Turquía que ya ha intentado varias veces exterminarlos.
Turquía
Y ahora entra el Gran Sultán. Desde el comienzo de la guerra civil, el ejército turco ha lanzado varias intervenciones militares al otro lado de la frontera con Siria, principalmente contra las fuerzas lideradas por los kurdos sirios. Turquía ahora controla efectivamente una zona a lo largo de la frontera norte de Siria. Turquía también apoya a facciones como el Ejército Nacional Sirio, una coalición de grupos armados de oposición. Los analistas dicen que probablemente dio aprobación tácita a la ofensiva liderada por el HTS. Recep Tayyip Erdogan, emitió el viernes una aprobación del avance rebelde. «Idlib, Hama, Homs, y el objetivo, por supuesto, es Damasco», dijo Erdogan a los periodistas después de las oraciones del viernes en Estambul, según los medios estatales turcos. «La marcha de la oposición continúa. Nuestro deseo es que esta marcha en Siria continúe sin incidentes».
EEUU
¿Y los EEUU? En este periodo de interregno extraño, los Estados Unidos no deberían tomar decisiones. Pero todo apunta a que lo harán. El papel de Estados Unidos en la guerra civil siria ha sido imprevisible. La administración Obama inicialmente apoyó a los grupos de oposición en su levantamiento contra el gobierno, proporcionándoles armas y entrenamiento, con un efecto limitado. Después del ascenso del Estado Islámico en 2014, las fuerzas estadounidenses lucharon contra el grupo terrorista con ataques aéreos y asistencia a las fuerzas kurdas, y luego se quedaron en el noreste de Siria para evitar un resurgimiento. El presidente Donald J. Trump retiró muchas de esas fuerzas en 2019, pero Estados Unidos aún mantiene una fuerza de alrededor de 900 soldados, centrada en las zonas de perforación petrolera controladas por los kurdos en el noreste y una guarnición en el sureste cerca de las fronteras de Siria con Irak y Jordania.
Europa
Y ¿nosotros, los europeos? Nosotros tenemos miedo. Centenares de islamistas terroristas europeos están en los campos de prisioneros de Turquía y en las cárceles regentados por las milicias kurdas. Franceses, ingleses, belgas, españoles. Hombres, mujeres y niños que han nacido ya en esos campos. Este es uno de los polvorines de este tablero de juego, el regreso del más terrible y espeluznante odio que se ha vivido en este siglo XXI. Dentro de un mes, conmemoraremos los 10 años de los atentados de Charlie Hebdo y el supermercado Kosher. Si estamos ante un nuevo tiempo o no lo sabremos. Ganar tiempo. Prudencia. Frases cortas. Precaución. Y, por qué no, esperanza.