El bingo y las apuestas deportivas son las adicciones sin sustancias estupefacientes de por medio que más enganchan a los españoles y que con mayor frecuencia les obligan a dirigirse a ONG y consultas para pedir ayuda y tratamiento para salir de esta espiral autodestructiva.
Así lo certifican los datos recabados el año pasado por UNAD, la mayor red española de organizaciones dedicadas a la atención de las adicciones, que cuenta con un centenar de entidades en las diecisiete autonomías y que solo en 2022 ayudó a 47.000 ciudadanos y a sus familias.
La mayoría de pacientes, muchos en una delicada situación de exclusión social, presentan un grave problema de drogodependencia, pero en el caso de unos 700 de ellos no son los tóxicos y sustancias legales o ilegales los que les tienen esclavizados sino el juego o internet. Ocho de cada diez demandantes de terapias por esta otra novedosa clase de adicción fueron hombres.
Como ocurre con las drogas tradicionales, los perfiles mayoritarios de los hombres y mujeres que solicitan ayuda para salir del problema son bastante diferentes. En el caso de ellas, abundan de forma preocupante las menores de 18 años (que son una de cada tres de las atendidas por UNAD), hay tantas trabajadoras como estudiantes o paradas y no suelen tener hijos.
Su dependencia más grave es el bingo, que suma al 31% de las adictas sin sustancia en la práctica presencial y es el segundo gran problema de las enganchadas a algún tipo de actividad 'online' desde su móvil u ordenador.
Las tragaperras siguen ahí Su segunda gran debilidad ajena a las drogas en el mundo real son las máquinas tragaperras con que juegan en bares y salones, que también son la segunda gran adicción física de los varones. La actividad digital que más esclaviza a las mujeres son los videojuegos.
El hombre que presenta graves problemas de adicción sin sustancias tiene en más de la mitad de las ocasiones entre 18 y 49 años, trabaja y no tiene hijos. En su caso, la perdición son las apuestas deportivas.
Tanto en los salones de juegos como en el mundo de internet. En el mundo real representan el 37% de estas nuevas adicciones masculinas y son la perdición de siete de cada españoles con dependencias vinculadas a lo digital.
Como suele ocurrir con casi todas las adicciones, los jugadores y jugadoras patológicos tienen otras dependencias asociadas. En ambos casos es el consumo excesivo de alcohol (en los hombres también el tabaco), pero sobre todo el enorme enganche a las redes sociales, a las que unas y otros dedican muchas horas diarias.
El informe de UNAD actualiza cada año los perfiles de las personas a quienes ayuda por su adicción a las drogas. La radiografía de 2022 no presenta grandes diferencias sobre la de años anteriores.
En el caso de los varones, su paciente mayoritario es un hombre de entre 34 y 41 años con estudios primarios, en desempleo y con problemas psicológicos, que no suele tener hijos y que vive de alquiler. Casi tres de cada diez son veteranos adictos a la cocaína, seguidos de cerca por la heroína y con el alcohol como dependencia secundaria.
La mujeres a las que ayudan sí suelen tener hijos, dependen de familiares o parejas y su perdición, en más de uno de cada cuatro ocasiones, es el alcohol.