«Hay que ser conscientes de que el cambio climático existe. Lo vivimos aquí, en nuestra casa, no hace falta que nos vayamos lejos, a otros países», resumía Meritxell Ulldemolins, concejal y teniente de alcalde de Alcanar (Montsià). La edil le pone contexto a un nuevo aguacero sufrido ayer por la mañana, en apenas tres horas, en otro episodio que va camino de convertir a este municipio ebrense en uno de los más golpeados por el calentamiento global: inundaciones en 2018, en 2021 y ahora, en 2023, a las que hay que sumar el temporal Gloria de 2020.
En total, cuatro graves afectaciones en seis años. La situación indigna a los vecinos y negocios afectados pero también al propio ayuntamiento. «Tenemos una herencia del pasado, cuando se hicieron planificaciones urbanísticas descabelladas. Ahora sufrimos las consecuencias y tenemos que revertirlo pero necesitamos la ayuda de las otras administraciones porque somos un ayuntamiento pequeño», añade Ulldemolins.
«Construcción descontrolada»
Por su parte, el alcalde, Joan Roig, alude a «causas multifactoriales», comenzando por ese legado envenenado: «En los años 60, 70 y 80 se construyó de forma descontrolada, sin tener en cuenta el circuito de agua, la presencia de los barrancos y todas las salidas al mar. En ese momento no se tuvieron en cuenta estos fenómenos que han dejado de ser una tendencia para ser una realidad que se produce prácticamente cada año».
El impacto es severo, incluida la afectación en las arcas municipales. «Somos un municipio hipotecado para la próxima década por pagar los desperfectos de estas lluvias torrenciales», indica Roig. Según relata, esta población del Montsià ha pasado de estar completamente saneada, con una deuda cero en 2010, a «estar por encima de los umbrales del endeudamiento». De ahí que la urgencia sea máxima para pedir «una comisión de emergencia multidisciplinar, con participación ciudadana, para hacer un diagnóstico de lo que pasa en Alcanar, que ya hemos visto que es una anomalía que no sucede en otros lugares».
Roig pide «salir del planteamiento de ayudar de forma paliativa y ponernos en otro escenario, porque estamos en un caso excepcional que hay que estudiar de forma particular en Alcanar». El consistorio está valorando ahora el alcance de los desperfectos por unas inundaciones que han afectado sobre todo a dos núcleos, Alcanar Platja y Les Cases d’Alcanar, unas zonas donde ha cundido la indignación de los vecinos afectados.
«No ha sido tan fuerte como la vez anterior pero se nos ha inundado el restaurante casi tres palmos de agua. Estamos limpiando porque ha entrado mucho barro», lamentaba ayer por la mañana Rosa Maria Sancho, propietaria de Racó del Port, en Les Cases.
La rabia proliferó, sobre todo porque la historia se volvía a repetir dos años después, prácticamente en los mismos puntos. «Aún tenemos que ver la afectación, pero de momento ya pierdes todo lo que ibas a hacer en el día porque no puedes abrir y teníamos muchas reservas. En 2021 estuvimos seis meses cerrados, tuvimos que reformar todo por completo. Ahora esperemos que no sea tanto, pero las pérdidas pueden ser importantes», apunta Sancho.
«El tiempo está cambiando»
Las escenas de vecinos y empleados trabajando a destajo para limpiar de barro sus viviendas fueron ayer habituales durante el día. Los afectados reclaman una intervención definitiva a la administración para que sucesos así no se vuelvan a repetir. Denuncian que en esta zona en concreto no se desagua bien el agua que se descarga y eso provoca las inundaciones. «Desde Alcanar a La Ràpita hay siete barrancos. Nosotros estamos muy cerca de uno y cuando pasa esto nos afecta. Se debería hacer alguna cosas para que no vuelva a pasar», explica Sancho. A eso se añade la virulencia de algunos temporales, algo que tampoco estaba siendo habitual hasta ahora. «Llevo 47 años de propietaria, siempre había visto tormentas pero nada como lo que ha pasado ahora o en 2021», cuenta Sancho. «Es la segunda vez que sucede en poco tiempo, aunque ahora a nosotros no nos ha afectado tanto. Hoy era un día fuerte de negocio que perderemos, pero no tenemos desperfectos», indica Maribel Fibla, dueña del restaurante Casa Ramon, en Les Cases d’Alcanar. «Nunca antes había habido un desborde y ahora ha pasado muy seguido. El tiempo está cambiando y es una evidencia», apunta.
Algunos vecinos afectados, sobre todo de urbanizaciones, mostraron su enojo. «Estamos ante un problema de desagüe. No hay suficiente salida para el agua que llega desde la sierra del Montsià. El paseo marítimo hace de barrera natural y los desagües que están hechos no son suficientes. Es una responsabilidad de la administración», se queja Francesc Cano, un vecino de la urbanización Marjal, que ha visto cómo la tromba de agua inundaba el exterior de su casa. «Tengo el jardín todo lleno de agua. Han caído 225 litros de agua en dos horas», resumía.
Alcanar fue ayer la zona cero de estos nuevos aguaceros que han afectado a las Terres de l’Ebre, en especial a poblaciones como Ulldecona, La Ràpita, Santa Bàrbara y, en menor medida, Amposta.
Un núcleo sobre barrancos
La desesperación, sin embargo, se ha apoderado de Alcanar, una población en buena parte construida sobre barrancos que se ve impotente. «La capacidad de los municipios es muy limitada a la hora de afrontar esto. Hace falta que las administraciones supramunicipales nos guíen y nos den su apoyo. Cuando baja tanta basura, todo se atasca. Revisamos los pluviales antes, las desembocaduras... pero continúa pasando. Hay que hacer que esa agua no pase por el municipio y reformular todas esas salidas», aclara el alcalde, que mostró su pesar por una lluvia torrencial que se ha llevado por delante algunas de las actuaciones que se realizaron en 2021.
La gota fría descargó ayer 218 litros en Alcanar en pocas horas. El temporal obligó al confinamiento de la población desde las 10 de la mañana hasta las 14.30 h. El teléfono de emergencias 112 recibió más de 240 llamadas solo desde el Montsià, casi 100 en Alcanar.