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Controlpack: de La Sénia a referente internacional del embalaje

La Sénia es famosa por su aceite de oliva milenario y por la fabricación de muebles. Y desde los ochenta también por ser una de las capitales del embalaje en España. En el municipio de la comarca del Montsià (Tarragona) está la sede principal de Controlpack, una empresa fundada por los hermanos Viñals especializada en diseñar soluciones y materiales para envolver, encajar, precintar, encolar, embolsar, sellar o etiquetar. “Crecemos poco pero crecemos siempre” es su filosofía

23 octubre 2024 11:25 | Actualizado a 03 noviembre 2024 10:58
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Hace más de veinte años, Manel y su amigo Joaquim se echaron la mochila a la espalda para recorrer el mundo. Empezaron en el Reform Club de Londres, el mismo punto donde inició su travesía Phileas Fogg en la famosa novela de Julio Verne La vuelta al mundo en 80 días. Manel y Joaquim tardaron un día menos. En 79 días completaron el recorrido y lo hicieron utilizando un lenguaje internacional: el esperanto.

Esta lengua planificada, que ideó el oftalmólogo Ludwig Zamenhof en 1887 y que hoy podrían hablar hasta dos millones de personas en todo el mundo, tiene todavía el objetivo de ser un idioma universal y sencillo que permita el entendimiento entre todos los seres humanos. En aquella aventura, que plasmaron en el libro Con el esperanto en la mochila (2004), Manel Viñals, fundador y gerente de la empresa Controlpack Systems, descubrió el poder de la comunicación y también “que el mundo es más tranquilo de lo que pensamos. Me di cuenta de que hay mucha gente buena por el mundo, que pasan cosas muy bonitas todos los días pero que solo vemos las malas, que son las que magnificamos”.

“ControlPack está en un proyecto de investigación para que el plástico se pueda reciclar de verdad, no en un producto oscuro y no alimentario”

Ese espíritu aventurero, visionario y humanístico parece mover la historia empresarial de Controlpack System, una compañía creada en 1986 y convertida hoy en un referente internacional en la fabricación de material de embalaje y en la distribución de maquinaria para lo que se conoce como final de línea de producción. Ubicada en el municipio de La Sénia (Tarragona), perteneciente a la comarca del Montsià y fronteriza con la Comunidad Valenciana, el grupo empresarial fundado por Manel (62 años) y su hermano Nicolás (65) ha permitido también dinamizar la economía local de una zona que en su día fue emblema en la producción de muebles y del aceite de olivos centenarios y milenarios. Ah, un dato curioso: los esperantistas de principios del siglo XX tuvieron en Cataluña y Comunidad Valenciana dos puntos clave para su expansión ¿casualidad?

Todo comenzó en la casa familiar de La Sénia

Volvamos a mediados de los ochenta al pueblo de La Sénia. Nicolás trabaja en una ferretería y Manel en una fábrica de sillas. “En esos años, las sillas se embalaban, prácticamente, con una bolsa de plástico. Con los tratados de adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, entendí las posibilidades del mercado del embalaje, que todavía estaba por desarrollar”. Así que cuando se quedó en paro, Manel, con ayuda de su hermano, decidió aprovechar la oportunidad. “Había que buscar embalajes que resistieran mejor los viajes al extranjero. Empezamos los dos en casa con mis padres, mi madre hacía de telefonista, era una mujer de campo y apuntaba las cosas como podía. Luego pasamos a otra casa familiar que se estaba construyendo en un terreno y donde aprovechamos todas las plantas: los materiales que pesaban menos, como los rollos de papel de burbuja, los subíamos a la tercera planta, los más pesados, abajo. Así empezó Controlpack”, comenta Manel, que supo aprovechar la presencia de la industria del mueble en la zona. “En aquel momento –añade– se vendía mucho plástico de burbuja, plástico espumado, cinta adhesivas y cartón”.

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Hoy en día impresiona ver las instalaciones de Controlpack a las afueras de La Sénia (14.000 m2). En el grupo, incluidas las delegaciones por toda España, trabajan 130 personas, entre técnicos y vendedores, y su facturación en 2023 ha rozado los 70 millones de euros. “Gestionamos más de 10.000 máquinas de embalaje en el mundo, hemos vendido en unos 50 países, en Kazajstán, India, Arabia Saudí, Marruecos y muchos de Europa y América Latina”, explica Manel.

Ahorrar costes en el final de línea de producción

Por un lado, Controlpack Systems comercializa el material de embalaje, kilómetros y kilómetros de polietileno convertido en rollos de película plástica resistente y duradera salen cada día por sus muelles de carga, pero quizá el aspecto más innovador es la distribución de maquinaria para los procesos de envasado, encajado, cerrado de cajas, flejado y paletizado de la mercancía. En este caso, desde el principio han desarrollado aplicaciones y productos que mejoran los procesos logísticos una vez que un producto está terminado. La idea es ahorrar costes en el empaquetado, enfardado, encajado y paletizado. Y luego está el servicio postventa, el mantenimiento y arreglo de las máquinas de embalaje.

“Somos una de las empresas de capital propio que más factura en la zona y nos sentimos orgullosos de colaborar a que el pueblo siga teniendo una base industrial”

“Todavía recuerdo la primera solución que inventamos. Añadimos a una flejadora, la máquina que coloca esa cinta plástica fina que sujeta la mercancía, unas mesas laterales que se plegaban para poder embalar mejor los muebles. Como eran muy largos, acababan cayéndose”, comenta Viñals. Esto ocurrió a principios de los noventa y fue a partir de 2005 cuando crearon un departamento de I+D para crear aplicaciones. “Ahora tenemos unas cuantas patentes y marcas de máquinas registradas. Algunas de las máquinas que distribuimos tienen aplicaciones patentadas por nosotros. El avance tecnológico ha sido fundamental, ahora estamos invirtiendo en digitalizar toda la empresa y en herramientas de realidad virtual...”.

Todos los sectores industriales necesitan embalar sus productos. Por eso, Controlpack trabaja especialmente para el sector logístico, alimentario, del metal o la madera. A través de la web, las redes sociales, las ferias o el boca a boca, clientes de todo el mundo se ponen en contacto con esta empresa buscando una solución que mejore y agilice el sistema de embalaje. “El cliente nos localiza y nos cuenta su necesidad, hacemos un preestudio y le hacemos una oferta. En la mayoría de los casos, vienen a visitarnos para comprobar si la línea funciona bien, se la entregamos y luego le hacemos el servicio postventa”, asegura Manel en la zona de muestrario de máquinas y robots embaladores.

Uno de los principales desafíos es el reciclaje y reutilización del plástico, la materia prima con la que trabaja Controlpack en la elaboración de productos de embalaje. “Es uno de los mejores inventos de la humanidad, pero al mismo tiempo hay que conseguir una manera de reciclar el plástico para que sea el mismo producto que al principio”, confiesa Manel. De hecho, la empresa está en un proyecto de investigación “y en los próximos diez años se conseguirá”.

“Crecemos poco, pero crecemos siempre”

A lo largo de estas casi cuatro décadas, Controlpack –patrocinador de un equipo ciclista– se ha ganado a pulso el maillot de la regularidad. “Nuestra filosofía está resumida en un par de frases: ‘crecemos poco pero crecemos siempre, ganamos poco pero ganamos siempre’. Somos muy estables y eso nos da tranquilidad. Laura Martí, responsable de contabilidad y con más de 24 años en la empresa, admite que esa regularidad ha facilitado la confianza de las entidades bancarias. “Nuestros partners financieros saben que hacemos un trabajo claro y honesto. La confianza con los proveedores financieros es clave, todos los años vienen del departamento de riesgos y les explicamos el futuro, a dónde queremos llegar. En breve les invitaremos para contarles el plan estratégico de 2025”, explica Martí.

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Esa confianza también se trabaja de puertas hacia dentro a través de la responsabilidad, según Viñals. En lugar de normas estrictas y prohibiciones, “apelamos a la responsabilidad de cada empleado y nos ha ido bien hasta ahora”. Manel se refiere a huir del ambiente vertical y patriarcal, del yo te mando a ti y tú mandas a otro, “preferimos el compañerismo y la organización más horizontal. Cada empleado debe ser capaz de tomar sus propias decisiones, de sentirse más útiles y satisfechos. La empresa otorga confianza, el trabajador aporta responsabilidad”.

Vivir a menos de 25 kilómetros de la empresa

Y esto también se traduce en flexibilidad horaria y más libertad laboral. Un ejemplo: las mujeres que deciden ser madres teletrabajan en casa el primer año. “Para nosotros, la felicidad en el puesto de trabajo importa mucho”, admite el gerente de Controlpack. Por eso, han decidido contratar solo a personas que residan a una distancia máxima de 25 kilómetros de la empresa. “Queremos que si el trabajador tiene un problema médico o en la escuela, pueda desplazarse fácilmente y organizar mejor su vida”. Mientras se produce esta entrevista, un joven del pueblo llega en moto para entregar su currículum.

“En un pueblo de 6.000 habitantes como La Sénia, tener una empresa como Controlpack es un plus, un referente para la comarca. Somos una de las empresas de capital propio que más factura en la zona y nos sentimos orgullosos de colaborar a que el pueblo siga teniendo una base industrial, aportando riqueza y crecimiento”, asegura Viñals. De hecho, ahora hay otras cuatro empresas de embalajes en la zona. A pesar de que la comarca del Montsià tiene playa, agricultura (olivos, naranjos y arroz) y monte, no está entre las más boyantes de Cataluña porque no hay empresas punteras. “Estamos intentando cambiar esta percepción promocionando estas tierras del Ebro y logrando que la estructura económica se centre en el sector del embalaje, por eso cada vez hay más empresas de cartonaje, de distribución de embalaje...”, comenta el cofundador del negocio.

Colaboración con los centros de FP

Manel nació en Morella, un municipio de montaña cercano, después su familia se desplazó a un pueblecito llamado Castell de Cabres y sus padres marcharon en busca de un mejor futuro a la población más industrializada: La Sénia. El responsable de la empresa es un fervoroso convencido del potencial de la zona. Por eso, para reclutar personal cualificado, colabora estrechamente con las escuelas de Formación Profesional de la zona. “Aquí hay ingenieros y técnicos electrónicos y eléctricos, contables, especialistas en ventas y hasta periodistas. Aunque somos muy poco de títulos y más de actitud. Preferimos la actitud porque la aptitud ya llegará. Yo empecé con 14 años a trabajar y ahora hablo 8 idiomas y sé de economía. Si tienes ganas de aprender, aquí puedes hacer una buena carrera”, afirma.

“Aquí hay ingenieros y técnicos electrónicos y eléctricos, contables... personas de la comarca. Nos importa más la actitud que la aptitud”

Cuando era joven aprendió esperanto gracias al padre de un amigo -“he utilizado este idioma universal para hacer negocios en China”, reconoce-, el francés lo aprendió en la escuela y el inglés en la formación profesional nocturna. “Me di cuenta de que se me daban bien los idiomas, así que cuando tuve que trabajar con Italia, aprendí italiano y poco a poco fui aprendiendo el resto”

Manel está decidido a preparar el futuro de la empresa con firmeza, eliminando la incertidumbre del camino. «Tenemos que ser capaces de crear equipos potentes para que la empresa siga funcionando como hasta ahora. Me gustaría que la empresa mantenga su identidad y su esencia, siendo liderada por personas de la zona y permaneciendo como Controlpack», afirma Manel, subrayando la importancia de asegurar la continuidad y el éxito a largo plazo.

Manel Viñals dixit.

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