Sergi Roberto siempre ha sido el niño bueno de La Masia. El jugador afable. Que acata cualquier decisión que pueda plantearle el entrenador de turno. Para bien o para mal. Un día Guardiola le daba por fiarle toda un semifinal de Champions League ante el Real Madrid y al otro, Luis Enrique le decía que jugara de lateral derecho.
El reusense siempre asumió el desafío. Aun sabiendo, que su progresión como mediocampista se detendría abruptamente. El amor al FC Barcelona pesó más que su ego personal. Algo verdaderamente extraño en un vestuario de élite.
Durante años fue una pieza del fondo de armario. Como ese jersey que rescatas cuando todos los demás están haciendo cola en la cesta de la ropa sucia. No es de tus preferidos, pero siempre te saca de un apuro. Incluso en noches de gala.
Como una cena ante el PSG en Champions League. Ese día no presumirás de elegancia, pero tampoco desentonarás en la cita. Hasta puede que te lleves los flashes. Porque hay aprietos que hasta las estrellas necesitan un actor secundario.
Sergi Roberto mantiene su fidelidad al club. Se resiste a entregarle un ‘no’. Aunque le pidan que se abroche el cinturón como el que más. Porque el brazalete de capitán del Barça bien le merece esfuerzos. Aceptando ese rol de jubilación anticipada encubierta. Cuando dicen de ti que «es importante en el vestuario», vendría ser como una retirada en diferida.
Podía parecerlo a juzgar por los minutos del futbolista reusense esta temporada. Solo ha jugado 16 partidos entre las cuatro competiciones (LaLiga, Champions League, Copa del Rey y Supercopa de España). Entre lesiones y la alta competencia en la medular, no le ha quedado más remedio que ejercer de capitán interino.
Hasta que el técnico Xavi Hernández ha vuelto a recurrir de sus servicios. El entrenador de Terrassa siempre ha sido un firme defensor de Sergi Roberto, anticipándose a lo que sabía iba a pasar. Sin De Jong, Pedri y Gavi, tocaba sacar de nuevo la camiseta del reusense. Una jugada que ha vuelto a salir de cara.
Los dos partidos de Sergi Roberto ante Nápoles y Atlético de Madrid han sido notables. Xavi pidió ayuda al centrocampista de Reus en el partido ante el Nápoles. El Barça se caía ante los italianos, que amenazaban el pase a cuartos.
Entró Sergi Roberto para interpretar con soltura la partitura que el director de orquesta le había entregado. Con su presencia en el centro del campo, el equipo azulgrana volvió a tomar el temple del choque y a sentenciar la eliminatoria con la asistencia para que Lewandowski pusiera el 3-1 definitivo.
Roberto merecía continuidad y Xavi se la dio ante el Atlético de Madrid en el Metropolitano. Fijado en la construcción, por la ausencia de Christiansen, Sergi Roberto volvió a ofrecer una destacada actuación. Tanto con balón, como sin balón.
El futbolista de Reus ha vuelto a salir al rescate del Barça. Entiende su papel y todo lo que precisa el equipo de él. Como capitán y como futbolista. Es un valor seguro y a pocas semanas de volver a verse las caras con el PSG en cuartos de final de la máxima competición europea, su continuidad en el FC Barcelona parece más cerca.
Ni la incertidumbre sobre el próximo inquilino impedirá que Roberto reciba al nuevo entrenador culer como capitán del primer equipo.