El Nàstic cayó en el tercer partido de la pretemporada frente al Castellón en el regreso del fútbol al Nou Estadi desde ese fatídico 22 de junio. Fue la primera derrota encajada tras las victorias ante Sabadell y Terrassa. Enfrente hubo un rival de Segunda División que evidenció porque su propuesta enamoró la temporada pasada a toda la Primera RFEF y logró el ascenso. Una dura prueba de choque en la que se pudieron extraer aspectos positivos y negativos, más allá del correctivo en el marcador.
El conjunto grana compareció en un feudo grana que todavía rememoraba aquella fatídica final ante el Málaga. Olvidar no es fácil. La mejor manera era que la pelota rodase para comenzar a ilusionarse o al menos para intentar comenzar a pasar página. Dani Vidal confeccionó un once que perfectamente podría ser el de la primera jornada ante el Ourense, sino fuera por la presencia de Concha en la izquierda (sancionado 12 partidos).
Cinco minutos le bastaron al Nàstic para dejar claro que es un equipo con una idea clara en ataque. Dani Vidal mantiene la verticalidad como forma de expresión y su equipo transitó en el tramo inicial con brillantez. Continuidad pura y dura.
Tuvo hasta tres ocasiones claras el equipo tarraconense. Tres de esas que no se pueden perdonar. Se fabricaron con sutileza y velocidad, pero faltó lo más importante, el remate. Concha perdonó la primera; Antoñín, la segunda, y Jardí, la tercera. En las dos primeras Gonzalo tuvo protagonismo, mientras que en la tercera solo el larguero evitó el gol de Jardí.
El Castellón es un equipo que exige una presión coordinada de mente y piernas. El Nàstic anda puliendo ambos factores, pero pese a ello fue a buscar al equipo orellut arriba. Durante los primeros minutos consiguió impedir el progreso del rival, pero el tiempo pasó y el oxígeno empezó a caer. Llegó el minuto 13 y el conjunto grana vio como el árbitro le señalaba el segundo penalti en lo que va de verano. Pitó una mano en un córner y De Miguel no perdonó desde la pena máxima.
El gol le sentó mal a un Nàstic que encajó cuando menos lo esperaba. Desconectó y eso contra el Castellón no se puede hacer. Rápidamente se comprobó porque Dufur perdió una pelota en la salida y el conjunto orellut volvió a facturar. Villahermosa batió de nuevo a Varo para poner el 0-2 en el marcador cuando apenas se había cumplido un cuarto de hora. La sangría pudo ser peor, pero el navarro se desquitó sacando una pelota sobre la línea solo dos minutos después.
Con el 0-2, el Nàstic volvió a perdonar. Pablo definió de manera tímida con el interior y Antoñín se plantó solo ante Gonzalo, pero tuvo demasiado tiempo para pensar y picó por encima del portero rival, pero no encontró portería. El Castellón le dio un curso acelerado al conjunto grana de lo que hay que hacer en área rival. Solo dos minutos después del fallo del ariete malagueño, Kenneth cruzó un disparo que Pol Domingo convertiría en gol al intentar despejar fuera el cuero (0-3).
El 0-3 de la media hora inicial reflejaba claramente la efectividad del Castellón, la mala puntería grana y la falta de contundencia en algunas acciones de la defensa del Nàstic. Por si quedaban dudas, De Miguel marcó el cuarto justo antes del descanso. Un duro correctivo del que se pueden extraer conclusiones, pero sin pasarse.
En la segunda mitad, el Nàstic tuvo otra ocasión clarísima. De nuevo, perdonó Antoñín. Oriol le encontró al espacio y con el mismo control superó a Gonzalo, pero con la portería libre no consiguió meter el balon dentro porque golpeó demasiado forzado.
En una jugada similar, solo pocos minutos después, Gorostidi encontró a Pablo Fernández a la espalda de la zaga del Castellón. El asturiano no perdonó. También superó a Gonzalo en el mano a mano, pero tuvo más temple en la definición a portería vacía (1-4).
El gol no fue esporádico. El Nàstic creció sin balón y con él superó la asfixia del Castellón con mayor celeridad. Tuvo dos ocasiones más en las que Pablo y Jardí no marcaron el segundo. Al igual que sucedió en la primera mitad, Douglas no perdonó tras hacerlo los granas (1-5). Van den Belt puso la puntilla con el sexto (1-6). Un resultado más abultado de lo que reflejó el juego. No hay que hacer dramas.