Explicar cómo se deben jugar unas semifinales del play-off cuando uno no ha jugado un partido de este calibre resulta complicado. Pero en la vida hay que ser osados y el lector busca respuestas a sus preguntas que el futbolista grana no les puede dar porque ahora mismo anda centrado en el encuentro de mañana. Así que desde mi humilde punto de vista intentaré resaltar las claves que pueden decantar la balanza del lado del Nàstic o del Racing Ferrol. Son unas cuantas, pero lógicamente el fútbol es imprevisible y seguramente que durante los 90 o 120 minutos aparecerán nuevos factores que terminarán siendo determinantes.
Mentalidad ganadora. Cuando uno conoce el fútbol desde dentro y a los futbolistas se da cuenta de que el talento ayuda, pero no lo es todo. Se puede tener mucha calidad, pero si no se tiene una personalidad firme todo se complica. Por eso en este tipo de partidos en el que solo vale ganar la mentalidad pasa a un primer plano más que de costumbre. Son duelos en los que el factor psicológico es tan poderoso que sirve igual o incluso más que un movimiento táctico ganador. No hay que irse muy lejos, si este Nàstic está donde está es gracias a la capacidad de convicción que ha tenido durante toda la temporada. Los 12 puntos finales se explican desde un punto de vista futbolístico, pero sobre todo emotivo. Esta inercia positiva y confianza que maneja el vestuario en estos momentos puede resultar decisiva para Balaídos. El Ferrol también llega en una buena racha de resultados así que ambos tendrán esa baza a su favor. El que mejor sepa entrar al partido, adaptarse a los diferentes contextos que genere y controlar los nervios tendrá mucho ganado.
No encajar primero. Tanto Nàstic como Racing Ferrol presentan una hoja de ruta espectacular a nivel defensivo. Ambos han sido los equipos menos goleados de sus respectivos grupos. El Nàstic lo ha hecho más mediante el orden y el rigor con dos líneas de cuatro bien juntitas, mientras que el Ferrol ha sido un equipo que se ha defendido más con el balón. Esta capacidad brillante defensiva de ambos equipos va a provocar que un gol en contra tenga un efecto mucho más fuerte que en un partido corriente. Encajar va a ser un gol psicológico sea cual sea el marcador. Si lo marca el Nàstic, el Ferrol sabrá que los granas han mantenido la portería a cero en los últimos tres partidos y en todos ellos han ganado por 1-0. Es decir, si se ponen por delante, adiós muy buenas. Pero ojo, el Ferrol es un equipo al que el empate le vale al final de los 120 minutos. Así que si se pone por delante, el conjunto grana necesitaría marcar dos goles a un equipo que solo ha concedido 26 dianas en 38 jornadas... Una misión casi imposible.
Arriba no se perdona. En el fútbol no se puede perdonar en metros finales. El Nàstic es una cosa que ha hecho a lo largo de la temporada, pero que durante las últimas semanas ha corregido. Ahora hinca el colmillo a las primeras de cambio. Ya no necesita tantas ocasiones para marcar y eso es un elemento vital y muy tranquilizador. En este tipo de partidos se juega con el miedo a perder y por eso las ocasiones normalmente se reducen. Si el Nàstic tiene pocas, no puede perdonar. Los fantasmas del pasado, allí se quedan.
El factor Simón. Esto ya es una opinión muy personal, pero creo que Robert Simón puede jugar un papel determinante en el devenir del partido. El extremo de Badalona ha llegado al tramo final de campeonato en plena forma. Es un cuchillo por la banda derecha y en cada partido deja dos o tres centros de primer nivel. Balaído es un campo ancho en el que sus dimensiones le pueden ayudar. De buen seguro que saca dos o tres caramelos. Ojalá Pablo, Romera, o quién sea, los aprovechen.