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El Reus asalta el Palau (3-5) y sueña con la final de la OK Liga

Martí Zapater atajó tres penaltis y arruinó las múltiples ocasiones que tuvieron los azulgranas en el partido

28 mayo 2022 17:41 | Actualizado a 28 mayo 2022 23:23
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En el cuarto intento de esta temporada, por fin derribaron al gigante. El Reus sorprendió con una inesperada victoria en el Palau Blaugrana por 3-5. Los rojinegros mostraron una gran efectividad en el tiro y Zapater se convirtió en la mayor pesadilla del ataque azulgrana. Con el triunfo en el primer partido de la eliminatoria, los reusenses dan un gran paso hacia la final y concentran sus esfuerzos en el próximo duelo en casa.

El encuentro se estrenó con ambos equipos a medio gas. Los reusenses esperaban agazapados una oportunidad para sorprender, sin imprimir una presión reseñable. En un despiste de todo el cuadro azulgrana, Compagno cazó la pelota justo delante del portero y estuvo cerca de estrenar el marcador. El Barça no iba a ser menos. En la siguiente jugada también avisó con un tiro de Pascual que Zapater blocó.

Después de unos minutos irrelevantes, Joao Rodrigues recibió el pase de Bargalló y, con el guardameta batido, lo superó con una picadita. Pura calidad. El tanto era un golpe duro para los reusenses, que no habían sido especialmente inferiores en esos primeros minutos. Sin embargo, David Gelmà consiguió resetear el encuentro al instante. Una gran jugada combinatoria tras el saque de centro dejó solo a Gelmà ante la portería, que fusiló sin dudarlo.

El buen momento rojinegro se mantuvo, haciendo buena una contra que acabó en penalti para los visitantes. Marc Julià provocó la pena máxima y él mismo se encargó de transformarla. De poco había servido el tiempo muerto de los azulgranas tras el 1-1 porque los de Jordi García habían mostrado una efectividad envidiable.

El Reus se creció tras el segundo tanto y dio un paso adelante que abrió espacios para que el Barça pudiera contraatacar con peligro. Cuando los reusenses estrenaron la zona para frenar sus ataques, llegó el empate azulgrana. Sergi Llorca se inventó un trallazo desde prácticamente el medio campo y colocó de nuevo las tablas en el luminoso.

La defensa zonal no había parado al conjunto local y el Barça conseguía imponer su juego, gracias a innumerables recuperaciones con una presión asfixiante. En una de los múltiples ataques, provocó una pena máxima a su favor. Hélder Nunes emuló a Julià y tampoco erró (3-2).

A pesar de la superioridad local, los reusenses aguantaban medianamente las embestidas de sus rivales. En una jugada extraña, Compagno tiró de picardía para rescatar una pelota muerta y poner el 3-3 a seis del descanso.

El partido parecía que se iba a ir a media parte con tablas. El Reus seguía en pie gracias a una pizca de suerte, a la extrema efectividad en el tiro y a un Zapater mesiánico. El guardameta reusense repelió infinitos tiros e incluso paró dos penaltis seguidos, después que anularan su primera atajada en una decisión más que cuestionable. Sin embargo, en los últimos segundos, una contra de manual desembocó en el cuarto de David Gelmà. Un golpe sobre la mesa antes del parón (3-4).

En la reanudación, el Reus salió bien colocado sobre la pista y contundente en defensa para brindar pocas opciones al rival. Tras un tiro al hierro de los azulgranas, la zaga local le abrió un hueco incomprensible a Marc Julià, que condujo la pelota y la envió al fondo de la red (3-5). Los 20 minutos restantes se iban a hacer eternos, pero tenían la gesta a tocar.

El Reus se defendió con uñas y dientes. Si en la primera parte ya había sido uno de los más destacados, Zapater se hizo aún más grande. Cuando sus compañeros no podían frenar el asedio azulgrana, siempre estaba él para arruinar los ataques rivales. De hecho, atajó otro penalti y lideró la resistencia ante la inferioridad numérica que había provocado la tarjeta azul en la jugada de la pena máxima. Ahí pudo estar el partido, puesto que el Barça no consiguió recortar distancias y el Reus cerró una extraordinaria victoria. El milagro está un paso más cerca. Mañana tocará jugar de nuevo en el Palau y después será el momento de hacer del pabellón rojinegro una olla a presión.

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