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El Reus sufre su primera noche negra en Europa

Los rojinegros salen goleados por un Barcelos terriblemente eficaz (0-3)

30 enero 2025 22:46 | Actualizado a 30 enero 2025 22:46
Se lee en 2 minutos
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El Reus padeció una noche dura, la primera del curso, el día que precisaba de un éxito para dibujar una andadura fértil en la Champions. Se topó con un Barcelos clínico, realmente resolutivo cuando su rival se expuso, y cayó goleado en un final tormentoso, quizás demasiado cruel para lo que dio de sí el juego.

Los rojinegros descubrieron dos problemas; el primero su falta de acierto, el segundo la pérdida de fuelle en el desenlace. De ello el joven grupo de Garcia necesita aprender. No hay mal que por bien no venga.

Las opciones en la Champions se mantienen intactas, aunque con algo más de complejidad, porque los dos compromisos que quedan en el Palau, ante el St Omer francés y el Noia, en la última fecha de la fase regular, deben quedarse en Reus sí o sí. No hay otra.

Sin avisar, Miguel Rocha adivinó un rechace estéril en la boca del gol cuando la mayoría de los hincha todavía no habían tomado su asiento. Esa bola mordida, entre Ballart y Julià, murió en el stick del portugués. De primeras halló el primer tesoro de la noche al segundo minuto, casi sin querer. El Barcelos encontró ventaja sin haber acumulado méritos, pero la recogió encantado.

$!El Reus sufre su primera noche negra en Europa

El golpe no achicó al Reus, que siguió escrupulosamente con el plan establecido. Muy agresivo, el equipo de Garcia generó infinidad de opciones para igualar, pero careció de contundencia. Se estrelló dos veces en los postes y en Conti Acevedo, un arquero al alza que se ha ganado el respeto del gremio.

Salvat inauguró la nómina de disparos al hierro. El suyo topó con la cruceta. Poco después, una triangulación maravillosa, la acabaron Martí Casas y Diego Rojas. La acompañó el chileno, pero dio en la madera.

El nivel del Reus en episodio inicial corresponde a lo que pide Europa y lo que demandó el partido. Por juego, superó al Barcelos, arropado en un Martí Casas estelar. Ya no solo ejerce como un interior delicatesen, acapara toda la pista, asume distintos roles con una personalidad extraordinaria. Casas fue persistente en cada ataque, pero la noche le obligó al Reus a un ejercicio extra de paciencia.

Sobre todo, porque el equipo se marchó al intermedio a lomos de un ritmo más precipitado, la pausa y el sorbo refrescante le venía bien para reestructurar su cometido. No lo tenía fácil porque el Barcelos se comporta como un rival mentiroso, parece que actúa al trote, que no está, pero desprende veneno en el último tercio de la pista. Si halla los espacios expone el talento individual de actores de primer orden.

Garcia activó la rotación con muchísima frecuencia, sus jugadores contaban con intervalos cortos de minutos para las pulsaciones colectivas no decayeran, pero se enredó el duelo en el capítulo definitivo. Perdió voltaje, vértigo y el caudal ofensivo de los locales disminuyó.

El Barcelos lo solucionó a su favor, con un planteamiento rudimentario, básico, pero fructífero. Cuando el Reus descubrió sus entrañas, en las transiciones, los portugueses exhibieron una pegada demoledora.

Oliveira acertó con un arrastre sin oposición a los 41 minutos, con solo nueve por delante y los rojinegros estancados en sus ofensivas sin luz.

El 0-3 quizás definió lo que realmente aconteció en la noche. Salvat erró un gol cantado en un remate de primeras con Acevedo vendido. En la contra, Manrubia, solo ante Càndid, cerró el partido. Lo de Rampulla, a escasos segundos, solo decoró el resultado. Lo hizo más engañoso.

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