El Nàstic se despidió de la Copa Catalunya tras ceder en el Nou Estadi ante un Andorra más certero. El equipo de Dani Vidal dibujó un segundo tiempo más acorde que el primero, pero no le alcanzó.
Dani Vidal había anunciado un mix en el once entre jugadores del primer plantel, del filial y del juvenil A. Sorprendió la presencia de algún titularísimo como el capitán Jon Oriol u Óscar Sanz. También formó de inicio el habitual Antoñín o incluso Gorostidi.
Lo cierto es que al Nàstic le costó contener a un Andorra con más poso, la mayoría de sus futbolistas habitan en la Primera RFEF e impusieron el ritmo que el ebrense Beto Company, el técnico actual del Andorrra, pretendió en la estrategia. El rival grana monopolizó el juego de posición, a pesar de los intentos de mordisco del Nàstic en la presión.
Los visitantes encontraron además el premio del gol pronto, en un movimiento inteligente de fuera hacia adentro del extremo Juanda. Atacó la profundidad y se quedó solo ante Rebollo. Le batió por bajo.
De los jóvenes grana exhibió algún destello Querol, uno de los puntales de la Pobla, pero poco más. Se refugió demasiado en el sistema defensivo el equipo, aunque Querol disparó al ángulo desde la frontal a la media hora. Se le marchó la pelota cerca de la cruceta en una de las escasas llegadas del Nàstic en el episodio inicial.
Antoñín casi se disfraza de Raphinha al borde del descanso. Oier, el meta del Andorra, le regaló un despeje y el cabezazo del atacante no se coló en el arco de milagro.
La peor noticia de ese primer tiempo, incluso mucho más que el propio resultado, fue la lesión de Óscar Sanz. Se marchó antes de tiempo y Antonio Leal ingresó para igualar los onces. Habrá que esperar para conocer el alcance de ese percance sustancial, porque Sanz hoy se ha convertido en indispensable para el Nàstic.
Los de Dani Vidal mejoraron en el desenlace, los cambios le dieron otro vuelo. Ajustó mejor la presión el bloque y se instaló en campo contrario. Emergieron Marc Fernández o Montalvo, aunque Jiménez fue el que más se acercó al empate. Cayó justo cuando quiero sortear al meta Oier, pero el colegiado no vio pena máxima.
El Andorra lo sentenció en una contra fulgurante, quizás un registro más alejado de su ideario, aunque en la acción, la pausa que enseñó Lautaro para precisar la acción resultó clave. Finalizó a gol Bilal cuando restaban 10 minutos para la conclusión.
Los de Dani Vidal no se dejaron llevar y compitieron hasta el segundo final, conscientes de que había un compromiso obligado por los optimistas que se acercaron al Nou Estadi. La expulsión final de Juncà quedó en anécdota.