Este Nàstic es lo que es. Por mucho que los entrenadores que se sienten en el banquillo del Nou Estadi promuevan un fútbol más atrevido, la naturaleza del equipo es defensiva. Llevan más de una temporada y media en esa tesitura y reposan en la comodidad que les otorga una propuesta que les ha reportado los mejores resultados.
El curso pasado, con Raül Agné, convirtieron la virtud defensiva, fueron el conjunto menos goleado del curso, en un defecto. Se mostraban tan seguros sin balón que no había quien les sacara de su sitio. Ya les podían tirar centros laterales, pases interiores o filtrar balones que se resistían a salir de la cueva, como se dice coloquialmente. Entre las órdenes del entrenador y las victorias que iban logrando, tenían suficiente para convencerse de que atrás se vive mejor.
A ello se le añade que cuando el equipo ha querido presentar una propuesta más atractiva, con un fútbol más posicional, han llegado los malos resultados. Las peores situaciones se han vivido en épocas de atrevimiento con balón. Quizás no hay el talento para ello o la voluntad para llevarlo a cabo.
Ante el Calahorra el cuadro dirigido por Dani Vidal tenían la oportunidad de crecer en riqueza táctica. Si en los dos partidos anteriores la entrega del balón al rival había sido la premisa para afrontar los partidos, los riojanos ofrecían un escenario nuevo, en el que los granas debían hacerse con la iniciativa del juego. No lo hicieron. Muchos momentos se echó en falta esa control. Que los jugadores tarraconenses enlazaran posesiones largas que pusieran calma y rebajaran el empeño visitante en buscar la portería de Manu García.
Apenas una vez en todo el partido consiguieron alargar la posesión por encima de los 60 segundos.
El 2-0 daba para agarrar el timón. Con la tranquilidad del marcador de a favor siempre se incrementa la precisión. Pero no fue así. Los malos despejes, los pases errados y la precipitación hizo que el Nàstic en ningún momento tuviera al rival sometido con balón. Lo hizo sin el esférico. Con líneas juntas y un bloque que se aposentó entre los tres cuartos del campo grana y la medular. Ahí metieron a un Calahorra que poco pudo rescatar. Sus opciones pasaron por centros laterales bien tapados.
El problema llegó en la segunda mitad. Sin ese control que ofrece la posesión del balón, el cuadro visitante asumió el protagonismo. Se impuso en la medular por efectivos. Enfrente ya no tenía el equipo del primer tiempo, conectado, sino unos futbolistas que dieron el partido por ganado antes de tiempo.
El 2-1 a los cinco minutos de la reanudación destapó el bote de los nervios. Se multiplicaron las dudas. Sobre todo en defensa. Josema y Quintanilla no conseguían cerrar ni transmitir serenidad al equipo. El 2-2 llegó por justicia e incidió en la mala dinámica del partido.
Dani Vidal seguía pidiendo control. Coger el timón, pero no tenía un futbolista de las características necesarias para poder revertir la situación. Pedro no entró en la convocatoria por molestias mientras que Gorostidi estaba sancionado.
El técnico tarraconense consiguió ganar metros con cambios en la parcela ofensiva, pero no arrebató el control del partido al Calahorra.
Fue la efectividad en los metros finales la que salvaguardó los tres puntos. Una victoria apaciguadora, pero que deja dudas sobre la capacidad del Nàstic para someter al rival desde la posesión. No parece que vaya a darse el caso.
De momento, ante el Castellón podría valer el famoso guion que ejecutaron frente al Barça Atlètic y Real Sociedad B. En cuanto a necesidad, el Castellón, en plena pugna por el liderato contra el Eldense, anda un poco más urgente de puntos. Además, juegan en casa. Un Castalia en el que el cuadro grana apunta a que recurrirá a su propuesta más ventajosa. La que lleva en su naturaleza.
El Nàstic organiza un viaje para que los seguidores granas puedan acompañar a su equipo en el próximo desplazamiento de este domingo a las 18.00 horas a Castellón. El precio establecido por la entidad tarraconense es de 29 euros que incluye la entrada al estadio de Castalia y el autobús de ida y vuelta. El precio de la entrada sola es de 15 euros para los adultos en general y de 5 euros para los menores de 14 años. Los menores de 4 años no pagan, pero sí tendrán que solicitar una invitación para poder acceder al estadio. La salida de los autocares será a as 13.45 horas desde el Camp de Mart y las 14.00 horas desde el Nàstic. Hay de tiempo para apuntarse hasta el viernes a las 13.30.