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Descubriendo la ermita imposible de los marineros en la montaña roja de Mont-roig del Camp

El templo de la Mare de Déu de la Roca. está sobre una montaña de intensa coloración rojiza, y su minúscula cumbre está coronada por una capilla blanca

22 marzo 2023 18:52 | Actualizado a 23 marzo 2023 07:00
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Si bien en la demarcación hay múltiples ermitas que destacan por su belleza, una lo hace, además, por la singularidad de su emplazamiento: está a escasos kilómetros de la costa, sobre una montaña de intensa coloración rojiza, y su minúscula cumbre está coronada por una capilla blanca. La ermita de la Mare de Déu de la Roca y la capilla de Sant Ramon de Penyafort son un símbolo de Mont-roig del Camp y uno de los elementos característicos que conforman el horizonte de la planicie del Camp de Tarragona. La visita al lugar puede hacerse o bien en coche o bien a pie gracias a un sendero que apenas opone resistencia. En esta ocasión, exploramos la ermita de Mare de Déu de la Roca, la capilla de Sant Ramon de Penyafort y los encantos naturales de la montaña de L’Areny: una cueva habitada por murciélagos en la que se comía la mona y unas empinadas escaleras que bien podrían ser obra del diablo.

Dificultad de la ruta

Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino. Desde el punto de vista de la dificultad física, el itinerario corto es fácil, mientras que el largo es de dureza moderada a causa de su desnivel positivo. Los obstáculos, esto es, las pendientes pronunciadas y los caminos equipados, surgen a medida que penetramos en la montaña de l’Areny. Si la intención es hacer el recorrido completo, es recomendable hacer la ruta en sentido inverso. Esto supone que la visita de la Mare de Déu de la Roca quedará para el final.

Cómo seguir el camino

Estacionamos en el aparcamiento de zona blanca que hay junto al Parc de l’Era, en el interior de Mont-roig del Camp, y tomamos el camino el Gran Recorrido (GR) 192 hasta la Ermita de la Mare de Déu de la Roca. Después de visitar tanto este templo como la capella de Sant Ramon, iniciamos el ascenso a la montaña de L’Areny. Visitaremos la Cova Foradada, las Escales del Diable, llamadas así por su sinuosidad e inclinación y, poco antes de emprender el descenso, por la Roca del Migdia. Conviene prestar atención en la bajada a causa de su complejidad: el sendero es tan pronunciado que ha sido equipado con cuerdas por seguridad. Tan pronto hayamos completado el descenso volvemos a los pies de las ermitas recorriendo la senda adherida a la montaña de L’Areny. Desde ahí, deshacemos el itinerario.

El origen de las ermitas

Ambas ermitas están sobre un peñasco de coloración rojiza, creando un conjunto con una de las situaciones más singulares del Camp de Tarragona. En la cumbre está la capilla de Sant Ramon de Penyafort, a la que se accede por el fossar de les Monges gracias a unas escaleras talladas en la piedra. De acuerdo con la tradición, así como la imagen de la Mare de Déu de la Roca fue encontrada por un pastor, la de Sant Ramon fue hallada por unos pescadores en Cambrils. Su aspecto blanquecino le fue dado en 1818, sirviendo así de guía a los marineros.

Corre la leyenda de que un rey moro visitó antaño la ermita. En concreto, subió en caballo hasta la capilla de Sant Ramon, donde robó la icónica lámpara del lugar, y después hizo lo propio con las joyas de la Mare de Déu de la Roca. Mientras escapaba, se desató una tempestad que desbocó al caballo e hizo que ambos cayeran barranco abajo. Como narra la leyenda de la reina mora de Siurana contada por Josep Iglésies, se dice que el corcel imprimió sus huellas antes de precipitarse al vacío.

Los encantos de Mont-roig

La localidad tiene múltiples puntos de interés más allá de sus ermitas. En primer lugar, en el término municipal se cuentan más de 100 barracas de piedra seca, chozas construidas por los agricultores en un intento por protegerse de la lluvia, el frío o, en verano, del calor. En segundo lugar, tal y como puede descubrirse en la Mare de Déu de la Roca, Montroig sirvió de inspiración al artista Joan Miró, cuya masía puede visitarse con una visita teatralizada. En tercer y último lugar, hay que tener en cuenta que el pueblo, uno de los más extensos del Baix Camp, ofrece tanto mar como montaña. De esta manera, puede concluirse la visita con un paseo por sus más de 8 calas. De entre sus playas destaca la Punta del Riu, en la que desemboca el río Llastres y pueden bañarse los perros.

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