En la periferia de una ciudad cualquiera, en un viejo patio, Amal se esconde en plena fuga. Es una joven que después de vivir los horrores de la guerra ha tenido que dejar su país para buscar refugio a Europa.
Este es el punto de partida del espectáculo Amal, que la Companyia de Comediants La Baldufa presentará mañana, 9 de marzo, en el Teatre Bartrina (18 horas). Una historia universal que nos puede resonar a todos y todas independientemente de nuestros orígenes, procedencia o experiencia vital.
A lo largo de sus 28 años de trayectoria, La Baldufa ha apostado por un teatro que sea el reflejo de la sociedad.
Por esta razón, en palabras de Enric Blasi, miembro de la compañía junto a Emiliano Pardo y Carles Pijuan, «Amal intenta explicar el viaje de una joven que huye de su tierra de conflicto para intentar llegar a Europa, que para ella es un mundo mejor y un lugar donde encontrar nuevas oportunidades».
En cuanto a la estética del espectáculo, él mismo describe que «el público se encontrará con una especie de plaza, a modo de parque infantil, que es donde sucede toda la historia, que da saltos en el tiempo, tanto hacia el pasado como hacia el futuro».
Todo ello, a través de la fusión de dos artes escénicas: el teatro y el circo. «A partes iguales, lo que hace especial Amal es que los espectadores que acudan al Teatre Bartrina se encontrarán con una obra de teatro –con un inicio, nudo y desenlace–, y con un espectáculo de circo que les permitirá disfrutar de una de las técnicas de primer nivel».
De esta manera, destaca Enric Blasi «hemos logrado que el público pueda reflexionar alrededor de una historia universal mientras disfruta de un espectáculo de circo de altísima calidad».
Que La Baldufa pensase en combinar ambas disciplinas no es una decisión banal. «Como compañía, siempre nos ha interesado el circo como espectadores y teníamos ganas de aportar nuestra mirada más teatral a este mundo», afirma Enric Blasi.
Por esta razón, confían en el talento de Laia Gómez y Ona Vives, quienes se conocieron en la escuela de circo Rogelio Rivel en 2016 e iniciaron el proyecto Laiaiona. Desde entonces, comenzaron a desarrollarse como artistas dentro de las disciplinas de Juegos Icarianos y Mano a mano. «Son de las mejores parejas de Europa», aseguran desde la compañía.
En esta misma línea, afirma Enric Blasi, «lo que hace diferente a ambas es que son dos jóvenes especialistas en una disciplina tradicionalmente atribuida a hombres, por lo que detrás hay también un mensaje subliminal de empoderamiento de la mujer».
«Sin quererlo, es evidente que ver a Laia y Ona en escena es un mensaje muy poderoso para muchas mujeres, así como una fuente de inspiración para futuras generaciones», asegura Blasi.
Escuchar y observar
Amal nace de la capacidad de la compañía de saber observar y escuchar su entorno más cercano. «Efectivamente, llevamos haciéndolo durante nuestros 28 años de trayectoria.
Y sobre todo en los últimos años durante los que nos hemos involucrado en un proyecto social en el barrio de la Mariola de Lleida, por lo que estamos al lado de diferentes colectivos migrantes; entonces, todo lo que vivimos nos afecta y a la hora de crear te decantas hacia un lado u otro en función de las vivencias que tienes».
Por esta razón, subraya la importancia de que desde las artes escénicas se sepa escuchar y observar la realidad: «El teatro nació como contrapunto a la clase política o poder y es probable que hayamos ‘olvidado’ esta función.
Ahora, más que nunca, los artistas tenemos la responsabilidad y la obligación, en un contexto político difícil en el que la ultraderecha está empoderada, de hacer de contrapunto y explicar historias, no tanto para dar soluciones, sino para que cada uno en su intimidad pueda reflexionar».
Como anécdota, Enric Blasi recuerda la conversación con una programadora: «Me decía que estaba cansada de estas historias, a lo que yo le respondí que entonces estaba cansada de vivir, porque estas experiencias ocurren cada día a millones de personas y en lugares muy diversos del mundo».
Él mismo asegura que «cuando haces teatro puedes escoger entre dos posicionamientos. Por un lado, hacer espectáculos burbuja que relatan una vida fácil, o, por otro lado, hablar de historias reales, como la de Amal».
Así, volviendo la vista atrás, él mismo rememora que «también los cuentos y la tradición oral en parte nacieron con una vocación formativa, un hecho que también hemos ido olvidando».
Grito de esperanza
Amal, en árabe, significa esperanza. Y esto es lo que la compañía quiere que sea el espectáculo «A pesar de que podamos criticar algunos comportamientos de la sociedad, La Baldufa tenemos una mentalidad activa y proactiva; estar al lado de personas migradas nos ha hecho ver que existen oportunidades», asegura Enric Blasi.
Un grito de esperanza que también se aferra a la cultura: «Las dos cosas que pueden hacernos vivir en un mundo mejor son la cultura y la educación; para intentar vertebrar una sociedad equitativa el único camino es que invirtamos recursos en educación para dar oportunidades a niños y niñas de realidades y orígenes diversos, y que podamos explicar todo tipo de historias para que se sientan reflejados a través del teatro».
Por este motivo, La Baldufa defiende que el teatro debe ser para todos los públicos: «Amal es un espectáculo intencionadamente entretenido, es decir, en una balanza colocamos al mismo nivel entretener que explicar historias comprometidas; dicho en otras palabras, los niños y las niñas deben disfrutar, reírse y emocionarse, pero también salir del teatro con ganas de hacerse preguntas, como si el mundo en el que vivimos es justo», asegura Enric Blasi, para quien «cuanta más empatía y conocimiento tengan más opciones tendrán de construir un mundo mejor».