Ya no resulta casual que cualquier músico o compositor del Camp de Tarragona conserve sus orígenes en el Conservatori de Vila-seca, cantera inagotable de talento local. El caso de Carlos de Castellarnau (Tarragona, 1977) se convierte en un ejemplo más. Aunque su carrera actual gira alrededor de la composición, el tarraconense inició sus estudios de guitarra en el recinto de Vila-seca. En realidad, lo hizo tarde, aunque su inquietud por la música viene de mucho antes. «Empecé a tocar la guitarra de oída. Siempre he sido un poco melómano de la música y tardé en darme cuenta de que necesitaba unas pautas y de ahí que me decidiera por entrar en el Convervatori». Figuras como Joan Magrané o el Quartet Gerhard también han surgido de este templo cultural ubicado en Vila-seca.
Carlos heredó de su familia el interés por el arte, su padre frecuentó una tienda anticuario en la calle Cavallers de Tarragona. «Me pasé muchas horas allí y eso quieras o no marca. En ese lugar empezó mi curiosidad por la pintura y por otras facetas. Por cosas inusuales que es realmente lo que se encuentra en un anticuario», reflexiona el protagonista.
El tarraconense completó su formación como en el Esmuc (Escola Superior de Música de Catalunya). A los 32 años decidió decantarse por la composición y en sus inicios se arropó en los consejos de Ramon Humet. Más tarde, uno de sus maestros, Agustí Charles le invitó a salir al extranjero para hallar más posibilidades de progreso y una Beca de Erasmus le llevó a París, donde cursó un Máster de creación musical. Hoy, Carlos de Castellarnau reside en la capital francesa, donde ha encontrado un hábitat ideal para desarrollar su actividad. Allí también ha registrado su labor actual en la que compagina la faceta creativa con la de profesor de composición en un conservatorio municipal.
«El oficio de músico es muy nómada y en Europa, existen países que destinan más recursos a la cultura como es el caso de Francia. En todo caso creo que en el Camp del Tarragona hay mucho talento», añade el músico.
Éste va a estrenar su primera ópera en un marco incomparable como el Gran Teatre del Liceu de Barcelona el próximo 5 de julio, bajo el nombre Hi Ha monstres que viuen per a la seva curiositat. El relato de la producción corre a cargo de un locutor de radio, aunque existe una historia paralela emocionante. La obra se encuentra inmersa en Òh!pera, un proyecto impulsado por el Gran Teatre del Liceu en el que se diseñan cuatro producciones de pequeño formato para ser presentadas durante una misma velada.
Andreu Gallén, Marian Márquez e Itziar Viloria acompañarán a Castellarnau en la nómina de artistas elegidos por el ciclo barcelonés.
La primera ópera
«Esta primera ópera es un punto de evolución. Ya he trabajado en Madrid o Barcelona, pero esta creación, en concreto, me da ese progreso que creo que necesitaba en la composición. Antes había creado dos proyectos de teatro musical», admite el compositor. Uno de ellos, Struwwelpeter cuentos crueles al oído, lo llevó a cabo mientras ejercía de residente en la Académie France de la Casa de Velázquez en Madrid (2018-19). La propuesta gira en torno al lado grotesco de la música.
«Siempre me ha interesado lo grotesco, también los límites entre la realidad y la música», reconoce. Ese afán por descubrir nuevos mundos, la inquietud por indagar, distinguen a este profesor de altura.
La experiencia en el Liceu no significará una novedad para el creador. El 9 de febrero del 2018 expuso Ar’ab la forsa del freis en el imponente escenario barcelonés, una obra interpretada con el contratenor Oriol Rosés y los clarinetistas Manuel Martínez Mínguez y Javier Vilaplana en la que profundiza en la vida amorosa llena de desgracias del trovador occitano Raimon de Miraval, hilo conductor.
Por otro lado, el 28 de noviembre de 2021, condujo, junto a la pedagoga musical Cristina Cubells, el taller de creación musical infantil Itinerantes en la Escuela Municipal de Música de La Nava de Santiago, en Extremadura.
Los reconocimientos
Su trayectoria profesional también ha disfrutado de varios reconocimientos. En septiembre de 2010, el 48è Encontre de la Jove Orquestra Nacional de Catalunya le seleccionó para las Jornades per a Joves Compositors. En 2011, accedió como finalista a la ALEA III Composition Competition of Boston por la obra Amnios, para sexteto instrumental.
Finalmente, en 2012, ganó la X Edició del Premi Internacional Joan Guinjoan per a Joves Compositors con la pieza Intervallum Mundi Motus (2011).
Aquella aventura que empezó de una manera autodidacta ya traza un camino repleto de credibilidad musical. El que ha marcado Carlos de Castellarnau, el compositor tarraconense que ama lo grotesco.
