Había expectación porque se esperaba que en cualquier momento pudiesen eclosionar los huevos enterrados en la playa de Calafell. Hacía unos días que lo hicieron los que se llevaron a una incubadora para garantizar su desarrollo. Por eso, los que estaban bajo la arena no podían tardar
En la playa de Calafell quedaron 44 huevos. El nido lo han estado vigilando, día y noche, voluntarios durante dos meses con la coordinación del grupo ecologista Gepec. Este miércoles había voluntarios y curiosos ante el previsto inminente nacimiento.
En un instante se observó como uno de los testigos de madera se movía. Fue un momento de emoción porque en cuestión de segundos comenzaron a surgir cabecitas de las pequeñas tortugas.
Ese es un momento delicado porque requieren de la máxima tranquilidad y que no haya luces intensas que pueda desorientarlas. Siguiendo el protocolo, se avisó al departamento de la Generalitat. También había personal del Centre de Recuperació d'Animals Marins (CRAM), que comenzaron a comprobar el estado de las tortugas.
Es el primer nido que tiene éxito este año en el país y la primera vez en décadas que se tiene constancia de un nacimiento de tortugas en Calafell.
El nacimiento fue celebrado por las decenas de vecinos que se acercaron a la zona del nido a medida que se supo del nacimiento.