De hecho pocos entienden su significado. Ya cuando se colocó hace unos años en el paseo marítimo de Calafell junto a la cofradía de pescadores, esa escultura, porque sí, es una escultura, levantó críticas. Por su estilo (aunque todo son gustos) y su coste.
La escultura simboliza una serie de cajas como las que usaban los pescadores en una época en la que la actividad pesquera era la principal del municipio.
Además de esa escultura en forma de cajas, a lo largo del paseo se colocaron otras más agraciadas y potenciadas. Todas también en metal. Como el niño con un barquito de papel que recuerda a las colonias Vilamar, la aguja como la que usaban las remendadoras de redes o el libro frente a la Casa Barral.
Desangelada
Pero la escultura de las cajas de pecado es la más desangelada y arrinconada. Totalmente desapercibida y poco valorada.
Tan poco que es habitual que siempre esté rodeada de cajas de cartón y otros residuos para que los lleve el camión de recogida. Una imagen que no ayuda a esa pretendida obra de arte.
La falta de un pedestal motiva que la base de la escultura esté carcomida ya que es un lugar escogido por los perros.
50.000 euros
La situación provoca las quejas de los vecinos que señalan el abandono de una escultura por la que en su día se pagaron 50.000 euros y que nunca ha tenido la relevancia que se pretendía o merece. Como obra de arte y como homenaje a los pescadores.
Desde un primer momento esas cajas de pescado que aparecen abandonadas han tenido poco respeto. Hace unos años unos desconocidos incluso intentaron robarlas. Por el valor de su peso.
La imagen de las cajas de cartón junto a la escultura ha indignado a muchos que piden que o se dignifique el espacio si pretenden dejarse en esa ubicación o se cambien se sitio y que haya una placa que explique su significado. Porque conociéndolo ayudaría al respeto.
