Hace unos días el Diari mostraba la mala imagen de una escultura colocada hace unos años junto a la cofradía de pescadores y que habitualmente era usada por algunos para dejar basura en el entorno, casi a modo de contenedor.
Aquella escultura que costó 50.000 euros y que no obstante quedó desangelada, muy oculta y sin ningún tipo de pedestal, iluminación o plafón explicativo que la diese valor y la hiciese entendible, ya fue criticada en su momento por su coste y estética.
Pero verla rodeada de basura ha generado quejas por parte de quienes piden que, ya que está, por lo menos se respete. O que se cambie de ubicación para mayor lucimiento o darle mayor relevancia.
Hace unos años incluso intentó robarse por su valor en peso.
Además de las quejas, hay quien ha recurrido a la ironía y ha señalado que es el contenedor más caro del mundo. Quizá para lanzar la bolsa de basura también más cara del mundo que ha diseñado Balenciaga y que cuesta 1.400 euros.
Esta bolsa de basura en realidad es un bolso elaborado en piel de becerro y que parece una bolsa de basura. El modelo Trash Bag.
La ironía con la escultura ha inundado las redes e incluso hay quienes la han puesto a la venta en Wallapop, porque parece que nadie la quiere. El precio es de 50.000 euros. No hay rebaja, porque es lo que costó.
En Wallapop
En la plataforma para la compraventa de productos de segunda mano, el escrito señala que son «cajas metálicas donde puedes dejar basura, bolsas y cartones, además de lo que se te ocurra».
Parecen una escultura decorativa que puedes poner en el jardín para espantar a los mosquitos o bien atraerlos según el caso. Pesan mucho, así que habrá que traer vehículo propio para llevárselas, cosa que ya se ha intentado. Parece que nadie las quiere, así que si estás interesado, el precio «es negociable».
Por supuesto que la escultura no puede comprarse, ya que es propiedad del Ayuntamiento. La puesta a la venta en Wallapop, es para llamar la atención sobre la conveniencia de mantener limpia esa escultura.
De hecho, en las últimas horas se ha visto al personal del Ayuntamiento limpiar todo el entorno de la escultura. Señalan en este sentido que la situación no es culpa del Ayuntamiento sino de los incívicos que utilizan la escultura como contenedor.
La obra forma parte de un conjunto de esculturas que se colocaron a lo largo del paseo marítimo y que recuerdan la historia del municipio como el niño con un barquito de papel que recuerda a las colonias Vilamar, la aguja como la que usaban las remendadoras de redes o el libro frente a la Casa Barral.
La escultura de la polémica simboliza una serie de cajas como las que usaban los pescadores en una época en la que la actividad pesquera era la principal del municipio.
