Hace casi dos meses una tortuga careta desovó un centenar de huevos en la playa de Calafell. La mitad se llevaron a un centro para mantenerlos en una incubadora. El resto se dejó bajo la arena y desde entonces el nido es vigilado por voluntarios.
Los huevos que se llevaron a la incubadora han eclosionado y nacido las pequeñas tortugas. Más allá del éxito para la recuperación de la especie, la eclosión indica que en cualquier momento podrían nacer los del nido de la playa.
Ya varió el protocolo de custodia ante la inmediatez del nacimiento de las tortugas. Los voluntarios también revisan la arena por si hay huellas ya que la madre podría volver a salir a la orilla.
El Centre de Recuperació d’Animals Marins (CRAM) fue quien se llevó los huevos para la incubadora. Hace unos días el CRAM liberó en la playa de La Pineda 25 tortugas que crecían en cautividad desde hace un año.
Son ejemplares que nacieron tras la eclosión de huevos en incubadoras. El objetivo es intentar asegurar el máximo de nacimientos por si hubiese algún problema con los nidos. Los ejemplares liberados tienen el tamaño y peso (entre 800 gramos y dos kilos) adecuado parea su supervivencia en el mar, alimentarse y protegerse de los depredadores. Un 58% tienen posibilidades de tirar adelante.
Ahora se espera la eclosión del nido enterrado en la playa de Calafell.
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