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Los límites a la temperatura generan malestar y confusión entre los sectores turísticos

Hoteles, bares, restaurantes y comercios se adaptan con resignación al decreto de ahorro energético del gobierno, mientras lamentan que las medidas generan quejas de los clientes

13 agosto 2022 20:57 | Actualizado a 14 agosto 2022 07:00
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Este miércoles entró en vigor el real decreto de medidas de ahorro y eficiencia energética que ha aprobado el gobierno de España. Entre otras medidas, la polémica normativa establece una temperatura mínima de 27 grados en verano en establecimientos públicos, el apagado de escaparates a partir de las 10 de la noche, así como disponer de un sistema de cierres en las puertas para evitar que se escape el frío de los aires acondicionados –esta medida se debe implementar en los negocios que no lo tengan antes del 30 de septiembre–.

La nueva ley ha cogido al sector turístico en plena campaña de un verano que está batiendo récords de temperatura. Hoteles, bares, restaurantes, ocio nocturno y comercios de la Costa Daurada lamentan la rapidez con la que se ha aplicado la normativa y expresan las dificultades para cumplirla, entre el revuelo y la confusión que impera estos primeros días entre los empresarios.

«Hemos tenido la suerte de que en el interior de las habitaciones no afecta esta ley, porque se considera un ámbito de uso privativo del cliente y ahí se puede poner la temperatura que se quiera, siempre dentro de unos límites», explica Albert Savé, presidente de la Associació Hotelera Costa Daurada i Terres de l’Ebre. De este modo, los establecimientos hoteleros tan solo han tenido que adaptar los termostatos a 27 grados en zonas comunes como recepciones o pasillos. Y es que, en zonas de restauración, la normativa permite bajar los aires acondicionados hasta los 25 grados, para cumplir con la legislación laboral vigente.

«25 grados nos parece que es una temperatura bastante correcta», considera Savé. «Hasta ahora nos movíamos entre 24 o 25 grados para que se esté agradable. Con 27 grados ya comienzas a sentir incomodidades y los clientes ya te lo dicen», cuenta el presidente de los hoteleros.

Respecto a los cierres, desde la Associació Hotelera no han recibido ninguna queja de sus afiliados. «En un hotel raramente hay entradas que no tengan un sistema de puertas automáticas en la recepción o con puertas tradicionales en zonas de restauración o salidas a la piscina que se pueden cerrar solas», afirma.

Por otra parte, el presidente de la asociación, que engloba un centenar de alojamientos de la provincia, apunta que los empresarios turísticos son los primeros interesados en reducir el consumo eléctrico para reducir costes: «Nadie tiene ganas de despilfarrar la energía. Es cierto que lo que queremos es que los clientes estén cómodos y para eso hay un límite de temperatura. No queremos que se quejen, queremos que estén confortables y ahorrar lo que se pueda de energía». En este sentido, Savé apunta que ya hay varios hoteles de la Costa Daurada que están impulsando proyectos para instalar placas solares en sus azoteas.

Enfado de los restauradores

Los restaurantes tampoco han recibido con agrado esta normativa de ahorro energético. El presidente de la Associació d’Hostaleria de Cambrils, Xavi Martí, asegura que limitar el uso del aire acondicionado generará malestar entre los clientes. «Llegan de la calle acalorados y cuando entran quieren un ambiente fresco para comer tranquilos. No puede ser que regulen la temperatura porque en un restaurante, solo con abrir la puerta de la cocina ya puedes llegar a los 30 grados perfectamente. No tiene ningún sentido y no creo que muchos lo hagamos porque es inviable. Los clientes que vienen buscan comer cómodos y sin calor, si empiezan a sudar no lo harán a gusto y estarán deseando acabar cuanto antes. Los políticos no nos vuelven a beneficiar», lamenta.

En cuanto al sistema automático de cierre de puertas que deberán instalar los locales para evitar que estén abiertas de par en par mientras funcionen los sistemas de climatización, Martí relaciona esta medida con las que se impusieron durante la pandemia. «No tiene ningún sentido que nos pidan esta inversión y no nos ayuden. Entendemos que esta norma se aplique en centros comerciales y otras grandes superficies, pero no en restaurantes de costa», dice. Para el cambrilense, «la gente que ha hecho esta normativa debería estar al frente de un restaurante de costa y ver cómo es trabajar con estas temperaturas tan altas».

«Es una cuestión de salud»

Algo similar ocurre en el sector del ocio nocturno, que ven imposible poder cumplir con el decreto. «Las discotecas deberían quedar al margen, igual que los gimnasios. Es una norma que no se puede cumplir. En nuestros locales se junta mucha gente, unos al lado de otros, bailando, saltando, generando calor... Así cuesta mucho más mantener la temperatura y es imposible tener los aires acondicionados a 27 o 25 grados. Ya es por una cuestión de salud», manifiesta Eduardo Abenójar, presidente de la Associació de Restauració i Oci Nocturn de Salou (ARONS).

En este sentido, Abenójar expone que «si yo tengo el aparato a 19 grados pero está el local lleno, el termómetro en el interior me marca unos 25 y, si hay mucha gente, al final de la noche puede llegar hasta los 30». Esto provoca que los empresarios del sector afirmen que no pueden cumplir con la nueva norma, tanto por el bienestar de sus clientes, como de sus empleados. «Puedo entender que se apaguen los monumentos o los escaparates por la noche, que eso no afecta a nadie, pero limitar la temperatura dentro de un local, con mucho calor y sumado a los problemas de suministro de hielo que estamos teniendo, puede llegar a suponer un peligro para las personas», considera.

Dudas entre los comerciantes

La medida tampoco es del agrado del sector comercial. El presidente de la Unió de Botiguers (UB) de Cambrils, Tomás Sierra, explica que en estos últimos días no paran de recibir llamadas de los comercios cambrilenses para quejarse y expresar sus dudas sobre la ley. «Tenemos muchos establecimientos que cierran a las 12 de la noche –tal y como permite la Generalitat al tratarse de un municipio turístico– y, según la norma, a las 22 horas ya se deben apagar las luces de los escaparates y ellos no pueden», apunta el presidente, que considera que el gobierno del Estado ha hecho una «ley deprisa y corriendo sin pensar en las consecuencias del día de mañana y de la inseguridad que genera tener los escaparates sin luz».

Otras críticas están relacionadas con la obligación de poner puertas correderas, para algunos locales una medida imposible. «Hay nuevos comercios que se han gastado mucho dinero en la apertura y ahora les piden que pongan estas puertas», asegura.

Para Sierra, el gobierno de Pedro Sánchez ha aplicado una normativa sin tener en cuenta los diferentes aspectos del comercio. «Se deberían haber reunido con el sector y darnos un tiempo para adaptarnos a todas estas medidas, no se puede hacer de un día para otro y menos en plena temporada turística», lamenta. Un verano en el que el comercio local intenta recuperarse económicamente tras dos años complicados por la pandemia. «Hay muchos empresarios que han tenido que devolver las ayudas recibidas y ahora que estamos generando unos ingresos viene esta medida que no ayuda, están hundiendo el pequeño comercio», concluye.

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