«¿Alguien imagina la Costa Daurada sin PortAventura World y toda la oferta lúdica y familiar que hay a su alrededor?» Seguramente la respuesta, indiferentemente de si ésta llega de las administraciones públicas o de los empresarios turísticos, sea no a pesar de la oposición y crítica que también despertó en sus inicios por parte de algunas formaciones políticas.
De hecho, cerca de los 30 años después de su inauguración, PortAventura World (PAW), los parques temáticos que hay a su alrededor como Caribe Aquatic Park y Ferrari Land, y toda su nueva estrategia en gestión hotelera sigue siendo un atractivo para y reclamo turístico para los miles de visitantes que año tras año veranean en las localidades de Salou, Cambrils e incluso se desplazan de Barcelona hasta la Costa Daurada para pasar un día en familia.
A todo ello, se le tendría que sumar las personas que directamente se instalan en sus nueve hoteles -en total- para veranear.
Informes pendientes
Prácticamente al lado de PAW, el macroproyecto Hard Rock lleva más de 12 años en espera y a pesar del apoyo público, unánime y reiterado por parte del sector turístico, alcaldes y agentes empresariales de prácticamente todas las localidades de la Costa Daurada, sigue en espera y con «silencios preocupantes» en relación a su posible continuidad.
Según la última información compartida por parte del conseller d’Acció Climàtica, David Mascord, en una entrevista aseguró que en las próximas semanas se tiene que dar a conocer un último informe medioambiental y de carácter vinculante que decidirán la viabilidad del proyecto.
En clave política las posiciones no dan lugar a duda. El Govern, formado únicamente por ERC, no contempla ninguna partida económica en sus presupuestos para este año para este proyecto, mientras que PSC y Comuns lo ponen como piedra angular y línea roja, respectivamente, para dar su apoyo al proyecto de Pere Aragonès.
Así, mientras que los socialistas lo ven como un proyecto estratégico para el territorio y su desestacionalización, los del color morado han pedido su «eliminación definitiva en diferentes ocasiones».
En todo este entramado, no se puede olvidar también la clara posición manifestada por la Plataforma Aturem Hard Rock que, siguiendo su línea argumental, esta misma semana reiteraba su petición de «enterrar el proyecto de forma definitiva ante la imposibilidad», desde hace más de tres años, de adaptar el Pla Director Urbanístic (PDU).
A esta dificultad manifiesta, se le suma la actual coyuntura de emergencia que vive Catalunya de forma sostenida en los últimos años por la falta de agua.
Un paseo por la historia
El 23 de noviembre de 2012, Xavier Adserà, entonces consejero delegado de Veremonte -grupo impulsor del proyecto Barcelona World, visitó el el Diari de Tarragona a con un ambicioso proyecto bajo el brazo: BCN World se iba a dividir en tres macroáreas y generaría en torno a 30.000 puestos de trabajo directos.
La inversión inicial ascendía a 6.000 millones de dólares. El inicio de la primera fase de las obras, aseguró convincente Adserà, estaba previsto para septiembre de 2013 e incluía la construcción de hoteles, con unas 12.000 habitaciones en total. La segunda fase, sin calendario en ese momento, contemplaba seis resorts temáticos con «inmensos» centros comerciales, casinos y hoteles de lujo exclusivos en los terrenos que rodean los campos de golf.
El macrocomplejo, que no escatimaba en nada, incluso se habló de que albergaría un circuito urbano del entonces incipiente campeonato del mundo de Fórmula E, contaba con tres inversores principales: la empresa balear Meliá, aliada en la parte hotelera; la británica Value Retail, para la zona comercial; y la asiática Melco -una de las más importantes del mundo del sector del juego-, para los casinos. De la mano de Melco estaba prevista también la entrada de Hard Rock.
En cuanto a las tres áreas en las que se distribuía BCN World, la primera, BCN Dreams, acogería hoteles, casinos, salas de convenciones, tiendas y restaurantes. La segunda, Smart Cities, consistía en una suerte de ciudades sostenibles inspiradas en China, Brasil, Rusia, Oriente Medio e India, con oferta comercial, cultural y gastronómica de cada zona y dirigidas a un turismo tanto de entretenimiento como de negocios. Y finalmente, Beach Club, un lugar idílico con acceso exclusivo a la playa para clientes.
Hard Rock, la única que apostó
Tras la reuncia de Vermonte, Hard Rock fue la única que siguió su apuesta a pesar de tener que redimnesionar el proyecto en varias ocasiones.