La Casa dels Obrers tiene una historia centenaria. Se levantó en 1900 y pasó a manos municipales en 1971. Fue en 2006 cuando el Ayuntamiento apostó en un uso para los jóvenes de la ciudad y dar impulso a esta área municipal. En 2008 se inauguraba bajo el nombre de Espai Jove, catapultando una centralidad a aquellas necesidades y servicios que requieren usuarios de 12 a 30 años de edad. Ahora, tras pasar la parte más dura de la pandemia en estos dos años de incertidumbre, el Espai Jove coge de nuevo velocidad de crucero para ser un referente en la ciudad.
«El proyecto para reactivar el área de Joventut formaba parte del programa de la legislatura. Sin embargo, la llegada de la Covid-19 trastocó los planes, que ahora intentamos reactivar», explica la responsable política del área, Lucía Teruel.
La primera novedad de esta etapa ha sido ocupar la totalidad de las plantas de la Casa dels Obrers, empezando por un Punto de Información Juvenil en la planta que da a la calle. Arriba en la primera planta hay una distribución de salas polivalentes, despachos para realizar talleres, cursos, reuniones, sala de ordenadores... y en la segunda y última planta, diáfana, se ha convertido en un espacio para juegos o incluso para conciertos de pequeño formato.
«Algunas de las actividades ya las hemos activado en estos primeros meses del año y otras, las dejaremos para septiembre», explica la concejala que reconoce que en esta reactivación del Espai Jove el edificio tiene todos los elementos necesarios para seguir siendo el epicentro de las actividades de juventud de la ciudad.
Cambio de nombre
Dentro de esta reactivación del área de Joventut de Vila-seca, una de las tareas que debería concretarse en el segundo semestre es la creación del Consell de Joves i Infants, un órgano en el que sean los mismos jóvenes los que propongan y sean partícipes de las decisiones del área municipal.
Este órgano es uno de los parámetros que fija el Reglamento de Participación Ciudadana aprobado en la ciudad y Teruel confía en que «se pueda activar antes de terminar este año». Y precisamente, en este órgano podría debatirse, a título de ejemplo, de si el Espai Jove debe renombrarse como Casa dels Joves o cualquier otra propuesta.
Una de las preocupaciones que tenía el Ayuntamiento de Vila-seca en esta recuperación de la normalidad, era la afluencia de los jóvenes tras el cierre del Espai Jove durante muchos meses por culpa de la pandemia.
La reapertura ha ido devolviendo la normalidad en las actividades y en la afluencia de chavales, que poco a poco recupera cifras anteriores de la Covid. Fuentes municipales señalan que los datos de estos últimos tres meses reflejan una afluencia de un centenar de jóvenes por mes (de lunes a viernes, ya que el fin de semana está cerrado). y que la tendencia es que se vuelve a la normalidad tanto por los usuarios que asisten a cursos, talleres o actividades programadas o los que van a pasar la tarde.