Uno de los argumentos que esgrimió ERC para seguir adelante con el Plan Director Urbanístico (PDU) que debe permitir la construcción de Hard Rock, a pesar de mostrarse contrario al proyecto, es que la aritmética parlamentaria no sumaba suficientes apoyos como para frenar su tramitación. Ahora, con los resultados de este 12M en la mano, los diputados que se oponen al macroproyecto turístico y de ocio de Vila-seca y Salou, pierden todavía más peso dentro del nuevo Parlament.
De hecho, ERC, Comuns y la CUP son las únicas tres fuerzas que ceden apoyos respecto a los comicios de 2021 entre los grandes partidos –sin contar Cs–, mientras el resto de formaciones suben en porcentaje de voto. En el ámbito doméstico, de los 18 diputados tarraconenses, tan solo los 3 que sumó ERC son abiertamente contrarios a Hard Rock.
Aunque ya arrastra más de once años de bloqueo, Hard Rock ha vuelto a convertirse en uno de los ejes del debate político en estas elecciones. El rechazo inamovible de los Comuns ya impidió a ERC alcanzar un acuerdo de presupuestos y precipitó el adelanto electoral. A nadie se le escapa que será también uno de los puntos claves en las negociaciones para formar gobierno. En campaña, se han agudizado las posturas a favor y en contra de esta inversión, llegando a ser prácticamente un mantra para algunas formaciones.
Es el caso de Comuns Sumar y la CUP, que han liderado la oposición al macrocomplejo de hoteles, casino y espacios de compras y ocio en los terrenos del CRT. Ambas formaciones han intentado rentabilizar en las urnas su rechazo al modelo económico que representa esta inversión con una campaña muy enfocada en erigirse como garantes de que Hard Rock no tire adelante. Un mensaje que no ha servido para mejorar los resultados de hace tres años.
Tanto Comuns como la CUP van a la baja en el conjunto de Catalunya, pero en la demarcación de Tarragona la pérdida de votos es más pronunciada que en la media catalana y se quedan sin representación después de tres años. En el caso de los Comuns, la pérdida de su escaño por Tarragona deja huérfano a este espacio político que había tenido representación tarraconense en el Parlament desde 1988.
A pesar de su oposición, ya sin ambages, los republicanos han mantenido una actitud menos beligerante contra el proyecto del CRT. El tono ha sido prácticamente de resignación, tanto en los últimos meses en el Govern, con Hard Rock en el foco de la negociación de los presupuestos, como durante la campaña. En la cita electoral, aunque se deja dos de los cinco diputados que tenía por Tarragona, el descenso de ERC no es tan pronunciado como en otros territorios como Barcelona o Girona.
Si ponemos la lupa sobre los municipios donde se prevé la construcción del macrocomplejo turístico y de ocio, el castigo a los partidos anti-Hard Rock se hace más evidente aún. En Salou, las tres fuerzas suman tan solo el 15% de las papeletas y en Vila-seca la cifra se queda en el 16,5%. Es prácticamente siete puntos menos que los apoyos que ERC, Comuns y la CUP reciben en el global de Catalunya (23,6%) o en la demarcación de Tarragona (24%).