Vicenç Lleonart: «Se han disparado los accidentes en las autopistas AP-2 y AP-7»

Entrevista al intendente jefe de la Regió Policial del Camp de Tarragona. Tras el cierre de los peajes. Los Mossos d’Esquadra ya contaban con un importante incremento del tráfico. También en un aumento de la actividad delincuencial, como los asaltacamiones (teloneros)

26 marzo 2022 18:40 | Actualizado a 27 marzo 2022 06:01
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Vicenç Lleonart pertenece a la octava promoción de Mossos d’Esquadra. Ha sido subinspector del Àrea Regional de Trànsit del Camp de Tarragona, inspector jefe del Àrea Bàsica Policial (ABP) del Baix Ebre y del Baix Camp. En setiembre de 2015 pasó a ser jefe de la comisaría de Tarragona y en enero de 2019 subjefe de la Regió del Camp de Tarragona. En enero de 2020 ascendió a intendente y fue destinado a Tortosa como jefe de la Regió de Terres de l’Ebre. Y desde este enero lo es de la del Camp de Tarragona.

El hecho de haber estado al frente de las dos principales comisarías de la Región Policial –la de Tarragona y la de Reus–, ¿es una ventaja a la hora de afrontar su nuevo cargo?

Para mí es una gran ventaja y una suerte. La experiencia de estar cinco años en cada una de ellas, en unas épocas en parte convulsas por la recesión y por la crisis social, me dio un bagaje para poder realizar tareas de subjefe de región aquí en Tarragona. Me dio una experiencia. Te da una tranquilidad y una confianza porque sobre todo conoces a muchos mandos y compañeros que trabajan allí día a día.

El actual jefe de los Mossos y su antecesor en el cargo, el comisario Estela, ¿le dio algún consejo para estar al frente de la Región Policial?

Lo que me dijo es que siguiera siendo cómo era, que no cambiara, y que como siempre hacía estuviera cerca de las personas, que las cuidara.

Llevamos tres meses de 2022 y se empieza a recuperar la normalidad social. ¿También se refleja en la delincuencia?

Sí. Es pronto para realizar el análisis de estos tres meses respecto al año pasado y 2020. Esto ha comportado que parte de la delincuencia se haya adaptado a las nuevas situaciones sociales. Al igual que ha habido un incremento de la actividad económica en todos los ámbitos sociales y económicos, hace que la delincuencia común también lo note. Y sobre todo, donde hay concentración de personas, o actividad comercial o turística, también se nota. Y hacia ahí van parte de los esfuerzos policiales, en hacer prevención e investigación.

Dígame uno de sus objetivos

Uno de los objetivos que me propongo sería todo el tema de delitos contra las personas. Aunque nunca lo hemos dejado de trabajar, sí es cierto que desde la pandemia y postpandemia hay delitos que se han visto incrementados porque hemos estado mucho tiempo encerrados. Todo lo que sea violencia doméstica y de género estamos hacemos y haremos un esfuerzo para que aflore esa cifra negra, para intentar reducir la victimización de estas personas que han sufrido un delito. La pandemia nos ha enseñado que todos estos tipos de delitos que afectan a las personas, y que abarcan a varios departamentos, debemos trabajarlos transversalmente. La solución no debe ser de un solo ámbito.

En delitos contra las personas queremos trabajar en todo lo de odio y discriminación. Hay un camino por recorrer. Los Mossos llevamos años trabajando en los diferentes ámbitos.

Cuando en septiembre de 2015 tomó posesión como nuevo jefe del ABP Tarragonès dijo que su objetivo sería atacar los cinco principales delitos que se cometían en la ciudad de Tarragona: hurto, robo en interior de vehículo y con fuerza en domicilio, estafa y daños. ¿Es también su objetivo como jefe de la Regió Policial?

En parte sí, porque el mayor porcentaje de delitos patrimoniales no han cambiado mucho en cuanto a porcentaje. Sí que han subido las estafas por el hecho de que desde la pandémica hasta ahora, con el tema de las nuevas tecnologías y el confinamiento, hizo que parte de la delincuencia se orientara a nuevos delitos por internet.

También dentro del patrimonio, todos los delitos que van asociados a robo con violencia e intimidación, que a pesar de no ser una cifra alta, sí que en diferentes ámbitos como vía pública y establecimientos debemos tratar de contenerlos porque después de la pandemia se han reactivado.

Debemos colaborar con otros operadores y otros departamentos en cuanto a todo el tema de salud mental, que en diferentes grupos sociales, nos obliga a hacer un esfuerzo con los colectivos vulnerables, con la gente mayor y los jóvenes, o el colectivo de ucranianos. Muy enfocado a lo que puede venir en los próximos años que la situación económica y social nos comportará. Hay unos grupos más vulnerables a sufrir estos delitos y debemos estar atentos, tanto la parte policial como asistencial.

Actualmente, el delito que está en lo más alto, en número de denuncias, son las estafas. ¿Qué está pasando?

Ha variado. Durante la pandemia, parte de la delincuencia se ha especializado en la estafa por internet. Ocurre en España y en Catalunya. Nos ha comportado incrementar mucho la prevención, con consejos de seguridad en diferentes ámbitos, priorizando a aquellas entidades, instituciones y empresas más susceptibles de partir el delito. También lo hacemos en las escuelas y con las personas mayores. Luego tenemos la estafa organizada, porque el IP sale de otro país y es más difícil investigar.

Ahora se está trabajando con un proyecto de una comisaría general, que se dotará de medios tecnológicos y personales para poder realizar la prevención digital y la investigación con inteligencia policial y artificial por el tema del ciberdelito.

¿Y este proyecto ayudará a resolver más casos?

Seguro. La resolución de este tipo delictivo es difícil de investigar por el recorrido y cambios de documentación fiscal y propia de la persona que está detrás.

En 2013 estábamos en el 13,65 por ciento de resolución en la región policial.

En segundo término estaría el hurto. ¿Los ciudadanos son descuidados?

Hacemos mucha prevención para que los diferentes colectivos no bajen la guardia. Cuando vemos que las cifras se pueden desmarcar, la Oficina de Relacions amb la Comunitat (ORC) realiza campañas, especialmente en centros comerciales, establecimientos y en las zonas donde hay una concentración, como el ocio nocturno. El cuerpo siempre está haciendo muchas horas de prevención, al igual que en las playas en verano, con las Policías Locales.

¿La ciudad de Tarragona sigue teniendo un problema de robo en interior de vehículos?

En 2019 había 1.746 denuncias y el pasado año se pasó a 886, con una reducción del 49,3 por ciento. Las cámaras de la Part Baixa han ido muy bien.

Muchas urbanizaciones han puesto cámaras en las entradas y salidas para controlar los vehículos. ¿Es esto fruto de la falta de efectivos de poder controlar todas las zonas habitadas?

Esto será el futuro en muchos aspectos. Los recursos son cada vez más caros. Deberías tener un policía a cada lado. Aquí va la inteligencia policial y la digital, y las nuevas tecnologías. En muchas vías, como la autopista, y en entradas a municipios, existe el proyecto de instalación de lectores de matrícula. Se señalizan que hay cámaras en el perímetro o en el acceso. Esto es como tener 24 horas un policía. Sirve para prevención de delitos y saber el recorrido de un vehículo por cualquier interés policial.

Igual ocurre con los drones, que están para quedarse. No debe sorprendernos que las nuevas tecnologías van a facilitar más la labor de prevención e investigación para que el policía pueda realizar otro tipo de tarea.

¿El Camp de Tarragona tiene un grave problema de ocupaciones ilegales de viviendas?

No, como en todas partes. Hay dos tipos. Diferenciamos la social, donde debemos ir de la mano de Serveis Socials para buscar una solución. Este año, que ya se ha terminado la moratoria, tenemos más peticiones de desahucios civiles porque se están reactivando los procedimientos. Estamos haciendo un seguimiento del parque de vivienda y se está incrementando la venta de segunda residencia. Y esto ha hecho que el parque de vivienda no ocupada esté bajando.

Y después están las ocupaciones que comportan conflictos vecinales, que van asociadas una delincuencia común, como con plantaciones de 100 ó 200 plantas de marihuana.

En las últimas semanas se ha visto un incremento de detenciones de teloneros en las áreas de servicio. ¿Estos delitos se están disparando?

Del análisis que hacemos continuamente, antes de eliminar los peajes, ya sabíamos que parte del tráfico de la zona y de fuera se desplazaría a la AP-7 y AP-2. Y ya teníamos dispositivos en las áreas de servicio y descanso preventivos. Vimos que el incremento del parque móvil por autopistas también comportaría riesgo de sufrir más tipos de delitos de teloneros y peruanos. Tanto los agentes de Trànsit, Ordre Públic, Investigació -de paisano- y Seguretat Ciutadana realizan controles preventivos y también discretos. Estamos contentos por los buenos resultados.

Estamos a las puertas de Semana Santa. ¿Alguna planificación especial?

Sí. De las primeras cosas que hice cuando llegué aquí, viendo la evolución de los primeros meses del año, fue reunirme con operadores turísticos, con ayuntamientos afectados por el turismo -Salou, Tarragona, Torredembarra o Cambrils-, el Puerto de Tarragona y aeropuerto de Reus, además del mundo rural con las casas de alquiler. Todos nos apuntan, antes del conflicto bélico y ahora, que la campaña de este año será igual o mejor que la del 2019. Las reservas están funcionando. Se está realizando un seguimiento del conflicto de Rusia. Muchos operadores turísticos están preguntando por destinos seguros.

Este año, en Semana Santa un poco será la prueba de fuego de lo que vendrá el verano, que en principio será una campaña exitosa. Ya llevamos orientando desde hace tres semanas la planificación de diferentes servicios policiales, con contactos con hoteles, asociación hotelera y ocio nocturno. Estamos dando consejos de seguridad con códigos QR y prevención de dispositivos con las Policías Locales. En este sentido también se han celebrado reuniones.

Nos queremos avanzar en verano. El conflicto bélico lo que hará es que los países de al lado busquen un destino como el catalán. Y con esto debemos estar atentos.

Hablemos de tráfico. Este año, en el Camp de Tarragona cuatro personas han perdido la vida en accidentes. Destaca por encima el término de Tarragona, con tres víctimas mortales. ¿Tiene alguna explicación?

Si lo miramos en tres meses, nos equivocaremos. El 2021 fue el mejor año con 13 fallecidos y 66 heridos graves, en 13 accidentes. Se produjeron en distintas vías. Por una parte, es positivo porque te marca que no tienes un punto negro. Pero sí que dificulta la planificación, porque ésta debe ser mucho más dirigida.

Ahora nos preocupa el incremento del número de accidentes en la autopista –tras la supresión de los peajes–, especialmente en la AP-2. En esta vía, la media era de 16 accidentes en los últimos cuatro meses de 2020 frente a los 40 del mismo período del año pasado, lo que representa un incremento del 150 por ciento. La AP-2 era una vía que antes prácticamente no se utilizaba. En cuanto a la AP-7, se ha pasado de 50 accidentes a 85, un aumento del 70 por ciento.

Existe un plan de la Comisaría General de Movilidad con diferentes acciones: algunas conjuntas en toda autopista entre diversas Àrees Regionals de Trànsit y otras propias de cada región.

Esta semana ha entrado en vigor la nueva Ley de Tráfico, que comporta castigos más severos. ¿Cree que puede ayudar a reducir la siniestralidad vial?

Estoy convencido. Lo digo porque he estado 10 años de Trànsit. En el factor humano, la distracción –somnolencia o por manipular un aparato móvil–, o el tema de la alcoholemia y la droga que no debe bajarse la guardia. Fue terminar el confinamiento y subir los infractores de alcohol y droga.

El Camp de Tarragona es uno de los grandes exportadores de marihuana en Europa. ¿Cómo atacar el problema?

En la demarcación se cogieron 366.388 plantas el año pasado, entre exterior e interior. Es un problema que ha aflorado. En Girona las cifras son aún más altas. Es especialmente problemático en el Alt y Baix Camp, Conca de Barberà y Priorat. Todas las que tienen bosque para dificultar llegar a los lugares y puntos de agua.

Este año, toda la información de análisis e investigación se sigue trabajando. Y estamos incrementando la prevención antes de que comience la campaña de las exteriores. Hay diferentes acciones propias y otras coordinadas con otros operadores y entidades para la detección y así disuadir a la gente.

También estamos en una mesa de trabajo de diferentes servicios para la gestión de la limpieza cuando se termina la actuación. Estamos con agentes rurales, ayuntamientos afectados, Diputació, bomberos y otras entidades para encontrar una herramienta rápida de actuación de limpieza.

¿Cree que deberían subirse las penas para los integrantes de los grupos que se dedican a cultivar y traficar con marihuana?

No somos el poder legislativo. Pero si comparas a nivel europeo –Francia, Alemania e Italia y otros países del norte–, te das cuenta de que las penas de estos países son más altas que las nuestras. Los delincuentes y grupos criminales lo saben. Y esto hace que el riesgo aquí sea mucho más bajo que otro país. Además, el precio y coste de cultivo por el buen clima y conexión hace que sea una puerta entrada de droga a Europa. El gramo de marihuana de Alemania o Inglaterra es mucho más caro allá que aquí. Y esto hace que vengan hacia aquí.

¿Muchos de los jefes de estas bandas organizadas están afincadas en la costa?

La estructura no tiene porqué estar aquí.

¿Todo hace indicar que el próximo verano será peor que el pasado?

Los antecedentes no son buenos. Creo que la tarea que se está haciendo a nivel preventivo nos marcará un poco. Debemos ser imaginativos al buscar soluciones a nivel interno para contener o reducir estas plantaciones. En el Alt Camp y Conca de Barberà se hizo un trabajo excelente en materia de plantaciones de marihuana.

Los grupos que se dedican cada vez son más violentos y preparados para que no los roben. ¿Esto ha hecho cambiar de algún modo la actuación policial?

Sí. Somos más cuidadosos. Algunos individuos, con su inversión, ponen cuidadores con utensilios o armas para poder vigilar la plantación. Toman diferentes medidas para intentar poner en riesgo al policía. Primero es la seguridad del mosso, como se hace en cualquier intervención. Antes hacemos un estudio de la zona. Si que hemos tomado medidas.

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