La nidificación de una tortuga boba en julio de 2021 fue un suceso que despertó una gran curiosidad entre los vecinos y vecinas de la ciudad. El año pasado, no se dio ningún caso en Tarragona, y en Catalunya tan solo se encontró un rastro –sin nido– en la zona del Delta de l’Ebre. No obstante, los expertos coinciden en que este año es «muy posible» que vuelva a haber huevos en la ciudad o en territorios colindantes. De hecho, en Catalunya, este año ya se han notificado cuatro nidos y seis avistamientos, tres de ellos en la playa del Serrallo del Delta de l’Ebre.
El Ayuntamiento de Tarragona está en trámite de llevar a cabo un contrato anual para la custodia de los posibles nidos que se localicen. No es el único contrato que se quiere poner en marcha desde el consistorio, ya que fuentes municipales confirman que se firmará «un servicio de formación ambiental sobre fauna marina dirigido a servicios municipales de playas –como el socorrismo, la limpieza y la Guàrdia Urbana– y al público en general». «También se contratarán, con una duración de cuatro años, unos servicios de formación en el seguimiento y localización de rastros de nidificación».
Mientras no se adjudiquen dichas contrataciones, será el personal de Medi Ambient del Ayuntamiento el que se encargue de estas tareas.
«La probabilidad de que se nidifique es cada vez más alta, ya que cada vez hay más ejemplares en la costa tarraconense», expone el jefe de la sección en Tarragona de biodiversidad y medio ambiente del Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, Laureà Giné. «Uno de los factores que nos hace pensar así es que, este año, las nidificaciones han empezado temprano», añade.
Por su parte, la responsable del área de investigación y conservación de la Fundación CRAM, Silvia Giralt, explica que «existe la sensación de que este año será bastante intenso y más disperso de lo que se pensaba».
En caso de que alguien localice algún nido en la playa –normalmente, el proceso tiene lugar durante toda la noche–, las principales recomendaciones son alejarse y llamar al 112: «Hay que dejar al animal tranquilo; el primer motivo por el que no ponen es que se encuentran gente y se asustan», indica Giné. Lo primordial es detectar si hay nido o no. Si hay tiempo, se marca al animal con un dispositivo que permite identificarlo y saber por dónde se mueve.
«Hay que tener en cuenta muchos factores sobre la zona de nidificación: la temperatura, si puede ser inundable... Son aspectos que pueden provocar que el nido se mueva», remarca Giralt.
El factor del cambio climático
Que aumente la temperatura del mar y de la tierra causa que muchos ejemplares vayan en busca de lugares más frescos.
No obstante, no es la única hipótesis para justificar que, en los últimos años, haya incrementado el número de nidos, y es que se sospecha que, aunque las tortugas suelen ser fieles a los sitios de cría, algunas especies –a veces– sí que buscan nuevas zonas para así crear colonias.
La curiosidad
Hay tres especies en toda Catalunya
A lo largo del territorio catalán, se han detectado hasta tres especies distintas de tortugas marinas: la boba –la más habitual–, la verde y la laúd –la especie más grande del mundo–. La boba está catalogada como «vulnerable» y sus principales amenazas tienen que ver con la actuación del hombre en su ecosistema.
l A lo largo del territorio catalán, se han detectado hasta tres especies distintas de tortugas marinas: la boba –la más habitual–, la verde y la laúd –la especie más grande del mundo–. La boba está catalogada como «vulnerable» y sus principales amenazas tienen que ver con la actuación del hombre en su ecosistema.