Tarragona celebró ayer una comida de reaprovechamiento de alimentos. La iniciativa, impulsada por el Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, fue uno de los actos que se están llevando a cabo para concienciar a la gente de la gran cantidad de comida que se desecha en Catalunya. Concretamente, unos 45 kg por persona durante todo el año.
La comida –gratuita para todos los asistentes– se pudo llevar a cabo gracias a la ayuda de los voluntarios que colaboraron para cocinar los 400 kg de alimentos reaprovechados.
Àngel Xifré, Delegat del Govern de la Generalitat en Tarragona, quiso agradecer su aportación, así como el trabajo de la Associació d’Espigoladors, que fueron los que se encargaron de recoger dicha comida. «Estamos aquí para concienciar a la sociedad y procurar ser cuidadosos con los alimentos y su pérdida», expresó Xifré.
Montserrat Adan, Regidora de Comerç del Ayuntamiento de Tarragona, calificó la jornada como una «fiesta de concienciación». Además, quiso agradecer la buena práctica de los paradistas del Mercat de Tarragona. «Estamos muy orgullosos de ellos y de sus acciones: ofrecen productos a última hora a un precio más barato, donan comida sobrante a comedores sociales y llevan a granjas todo aquello que no es apto para el consumo humano», explicó Adan.
Durante la jornada, también estuvo presente el Banc d’Aliments, que quiso agradecer la ayuda de los voluntarios que recogieron y almacenaron los alimentos, así como los que se encargaron de cocinarlos. Ana fue una de las personas que, desde las 8 de la mañana, preparó el arroz de verduras, salmorejo y muchos más platos que conformaron el menú. «Comidas como esta sirven para que la gente se dé cuenta de que aunque una verdura tenga una mancha o no reluzca, se pueden preparar platos igual de buenos».
Buen público
Los voluntarios repartieron comida a todos aquellos que se acercaron con su fiambrera o plato, su cubierto y su vaso reutilizable. Además de reaprovechar la comida, la iniciativa no se entiende sin contemplar el ahorro energético y la huella ecológica que se puede reducir evitando más residuos.
Las mesas se montaron en medio de la Plaça Corsini y, entre los comensales, se encontraban Julia, Encarnación y Bella. Hacia las 13:30 horas ya degustaban el arroz de verduras. «No se distingue si son alimentos reaprovechados o no», expresaron las tres. Además, Julia apuntó que «las nuevas generaciones deberían aprender de las más mayores, ya que en su época todo se aprovechaba y jamás se tiraba comida en buen estado a la basura».
A sus palabras se añadieron las de sus dos compañeras, que destacaron la comida popular como una buena iniciativa para mandar un mensaje a toda la ciudadanía y conseguir cambiar un poco los hábitos interiorizados en los ciudadanos.