El Ayuntamiento de Tarragona abre la puerta a expropiar la finca de Ca l’Ardiaca si des de la administración local se consigue un compromiso, por parte de Paradores de Turismo, para invertir en la recuperación del inmueble ubicado en el Pla de la Seu. «Es una posibilidad que existe», afirma el concejal de Urbanisme, Nacho García.
La situación está bloqueada desde hace más de una década y los intentos para recuperar el antiguo palacete medieval no han llevado a ninguna parte. Así es que el Consistorio está dispuesto a coger las riendas para intentar salvar un inmueble que cada día que pasa va deteriorándose más.
El alcalde, Rubén Viñuales, señaló hace unos días que esta semana en el marco de Fitur tiene previsto reunirse con la nueva presidenta de Paradores, Raquel Sánchez, para darle a conocer la propuesta. Juega a favor de Tarragona que prácticamente ya es la única de las ciudades Patrimonio de la Humanidad que no cuenta con un establecimiento de estas características.
Escasas alternativas
«Si Paradores quiere jugar, iríamos a la venta forzosa y a la expropiación», indica el edil socialista. Las opciones encima de la mesa ahora mismo son limitadas y pesa en la mochila una década de incumplimientos.
La declaración como Bé Cultural d’Interès Nacional elevará el nivel de protección del edificio
Desde la administración local se asegura que durante este periodo se han abierto tres expedientes de disciplina urbanística relacionados con el estado de conservación y la falta de mantenimiento. Los tres datan del año 2014 y en su conjunto suman sanciones económicas por valor de 400.000 euros. Pese a ello, la empresa zaragozana Desarrollos Arbe ha hecho caso omiso a los requerimientos del Ayuntamiento. «No han pagado ni han hecho los trabajos de conservación que se les requería», se afirma desde la Plaça de la Font.
La posibilidad de que pudiera aparecer un operador hotelero que permitiera tirar adelante la rehabilitación del inmueble como hotel con encanto ha hecho que no se hayan dinamitado todos los puentes. Pese a ello, el cuarto teniente de alcalde afirma que «me he encontrado con esto y la idea es volver a hacer alguna inspección para ver cómo está».
Una propuesta sólida
García explica que «con las multas que tienen podríamos ir a la venta forzosa y si nadie se lo compra se lo quedaría el Ayuntamiento». No obstante, el Consistorio quiere que haya una propuesta sólida antes de dar el paso. «Ir a una expropiación de muto propio comportaría un gasto muy elevado, por lo que si no hay nadie detrás no lo contemplamos».
Si la situación no tiene fácil solución, en los últimos tiempos todavía se ha ‘complicado’ más. Hace unos meses la Generalitat de Catalunya inició el expediente para declarar el inmueble Bé Cultural d’Interès Nacional. Esta es una iniciativa que ha surgido desde la administración autonómica, que todavía no ha especificado si concluirá con la protección de las excepcionales pinturas góticas que hay en el interior o del conjunto del inmueble.
En todo caso, la decisión comporta que hasta que no se cierre este expediente no podrá concederse ninguna licencia que afecte al edificio. La catalogación como Bé Cultural d’Interès Nacional hace que cualquier intervención que quiera hacerse en un futuro para recuperar la finca suponga una complicación adicional y, por tanto, más dinero. No obstante, también representa la vía para acceder a convocatorias de financiación, como puede ser el 2% Cultural.