Ningún prudente urbanista podría decidir adecuadamente el futuro de una ciudad si tener claro el futuro de piezas urbanas tan potentes y reestructuradoras como el edificio de Tabacalera. Tenerla cerrada es un delito al patrimonio, y reabrirla, el mejor reto para Tarragona.
El museo arqueológico de Nápoles, inaugurado en 1816 es uno de los mejores considerados del mundo en su género. Ese maravilloso museo está en un vetusto palacio antiguo, rehabilitado de forma simple. Pocos lujos. Materiales sencillos. Austeridad. Tiene una superficie de 12.650 m2 y es una de las joyas de la arqueología en Italia.
Tan solo basta decir que el edificio abandonado de Tabacalera en Tarragona tiene 65.000 m2. O sea, cinco veces más capacidad que el Museo Arqueológico de Nápoles. Y los políticos no saben qué hacer con él. ¿Podemos hablar ya de delito contra el patrimonio? Creo seriamente que debería ser así.
Tabacalera se erige posibilistamente en el mayor centro cultural de la ciudad. Por coherencia, al lado de una Necrópolis impresionante, (cerrada hace años). Por sentido común, está al lado de los Servicios Centrales del MNAT (Museu Nacional Arqueològic de Tarragona). Y por sentido lógica aplastante, para aprovechar una maravillosa estructura edificada, capaz de soportar antaño pesadas cargas de maquinaria y que la hacen hoy muy apta para acoger las cargas necesarias para el mayor Museo Arqueológico pluridisciplinar de toda Europa.
Una oportunidad impresionante para recoger en un inmenso edificio la completa colección de miles de piezas hoy guardadas en almacenes sin poder ser expuestas, así como poder recoger diferentes colecciones de importantes nuevos yacimientos paleolíticos y paleocristianos de la zona.
Tarragona, como centro cultural y territorio de grandes fuentes arqueológicas locales no debe sucumbir a la insaciable voluntad de centralizar la cultura en Barcelona. Tan inadmisible es que el tesoro de Tivissa esté en Barcelona como que nunca haya voces desde el Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya de recuperar la Necrópolis y abrir centros de forma estable como la pedrera de El Mèdol o l’Aqueducte romà. Una vaga manera de hacer territorio Metropolitano en Barcelona a costa de omisiones que destruye, silencia y mantiene neutralizado el territorio del sur de Catalunya. Una auspiciada, articulada y maquiavélica forma de centralizar la cultura empujándolo todo hacia el Área Metropolitana de Barcelona.
En Tabacalera, invirtiendo menos de lo que se ha invertido en el Mercado de Tarragona se podría disponer de 65.000 m2 museísticos de primer orden y generar un polo atractivo de turismo cultural internacional. Si queremos cruceros, hay que darles cultura además de ocio. Tenemos uno de los focos de mayor ocio internacional cerca y nos falta estructurar Tarragona como foco de cultura propio, no sucursalista. No debemos estar cautivos de una política cultural de la Generalitat de Catalunya que solo parece mirar este territorio como potencial materia prima arqueológica a despojar y centralizar. ¿Para qué?
A los catalanes se nos ha adiestrado ante el despojo aparente de un centralismo estatal. Pero ni tan solo nos atrevemos a hablar del despojo territorial de la política centralista desde hace más de tres décadas de la Generalitat de Catalunya. Absolutamente reprochable, sin sentido, sin voluntad de hacer territorios sostenibles tanto económica como culturalmente.
Tarragona no debe sucumbir a la insaciable voluntad de centralizar la cultura en Barcelona
Si Tarragona ha sido el estercolero industrial de Catalunya, con complejos nucleares y químicas que no quería el Área Metropolitana, ahora es visto desde determinadas élites como el territorio de los analfabetos, donde no importa que no haya cultura propia. Y la propia, se expone en Barcelona. ¿El Tesoro de Tivissa ha estado alguna vez en Tivissa o en Tarragona? ¿Por qué esta tan lejos?
Es inadmisible que los responsables políticos y culturales de la ciudad, tanto desde la administración local como la Generalitat no antepongan los intereses de la ciudad y el territorio ante el hecho de que haya más miles y miles de piezas de valor arqueológico guardadas en almacenes de Tarragona sin saber su futuro. ¿Alguien sabe donde van los hallazgos de La Boella? ¿Cuando habrá territorialidad y unos cuantos alcaldes dispuestos a creer de verdad en el Camp de Tarragona y a exigir respeto?
