La problemática de las inundaciones y del efecto que tiene en ellas el cambio climático está ampliamente expuesta y argumentada. Así lo indican tanto Sergi Saladié, profesor del Departament de Geografia de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y experto en planificación y ordenación territorial, como Carles Ibáñez, que es director científico del Centro en Resiliencia Climática y Coordinador de la Línea de Cambio Climático de Eurecat.
Los dos están de acuerdo en el hecho de que el calentamiento global motiva que los temporales sean en la actualidad más intensos y más frecuentes de lo que lo eran hace años.
«Se trata de una estrategia ambiciosa; aún estamos a tiempo», Sergi Saladié, profesor del Departament de Geografia de la URV
«De por sí, el clima Mediterráneo ya vive estos episodios, pero la crisis climática provoca que haya más y que sean más fuertes, lo que a su vez aumenta el riesgo de los puntos ya expuestos de por sí», comenta Saladié. Son lluvias que, relacionadas con el hecho de que hay muchos puntos costeros que están situados en zonas inundables y en los que se apostó por la construcción sin tener en cuenta las consecuencias.
Hay otro motivo: el crecimiento progresivo del nivel del mar causa que se intensifiquen también los efectos destructivos de los fenómenos climáticos adversos en playas e infraestructuras del literal de la costa de toda la demarcación.
¿Cómo lo arreglamos?
La pregunta del millón: qué hacer para prevenir y minimizar los efectos de estos sucesos. Y es que Saladié afirma que «en Catalunya, hubo unas décadas con una política de ‘dejar hacer’ en materia de planeamiento territorial». «Sí que es cierto que, en los últimos años, ha intentado evitarse la ocupación de zonas inundables», añade.
«Tenemos que empezar a repensarnos la costa», Carles Ibáñez, director científico del Centro en Resiliencia Climática y Coordinador de la Línea de Cambio Climático de Eurecat
Ibáñez coincide: «Se ha construido muy cerca de la línea de la costa». ¿Qué pasa, pues, con esos edificios? La mayoría de expertos apuestan ya por la deconstrucción, es decir, allí donde sea factible, eliminar lo que hoy en día se encuentra en una zona de riesgo.
Algunos ayuntamientos, como por ejemplo el de Calafell, ya apunta a esta línea. Saladié expone que «la otra opción es ir reparando los paseos marítimos e ir gastando dinero cada vez que haya un temporal».
Desde Eurecat, Ibáñez lanza la máxima de «repensar la costa», algo que «en algunos casos quiere decir apostar por la reconstrucción y, en otros, por el rediseño o la adaptación». De lo que no cabe duda es de la necesidad de empezar a planificar y concretar estrategias cuanto antes.