El teatro romano de Tarragona ya puede ver la luz al final de un túnel que se ha prolongado durante más de 30 años. Finalmente, un proyecto diseñado y presentado por la Direcció General de Patrimoni de la Generalitat de Catalunya pondrá fin al estado de abandono y degradación del que fue uno de los grandes edificios de espectáculos de la ciudad de Tarraco y que se construyó en el siglo I a.C.
El proyecto, que supondrá una inversión de alrededor de un millón de euros –700.000 de la administración catalana y 250.000 del Estado en virtud del 1% cultural–, prevé la excavación arqueológica de todo el yacimiento, su consolidación (sellado de fisuras), extracción de malas hierbas, la construcción de un pequeño museo o centro de interpretación y la instalación de una pasarela metálica desde el pequeño parque que se encuentra en la confluencia de las calles Caputxins y Soler hasta el lugar exacto donde se ubicaban las gradas. Esta pasarela aprovechará los pilares de cemento armado que se levantaron cuando el solar se declaró edificable para la construcción de viviendas, un proyecto que se detuvo gracias a la movilización ciudadana a finales de la década de los años 70 del siglo pasado y que paralizó el estado del yacimiento por los litigios con las constructoras. La pasarela desembocará en una estructura metálica que reproducirá en altura la forma semicircular de las gradas, para una mejor comprensión del monumento.
Los trabajos de excavación se iniciarán, presumiblemente, antes de finalizar el presente año, pues figuran en el presupuesto de 2015.
El ayuntamiento dice sí
La Direcció General de Patrimoni presentó el proyecto al Ayuntamiento de Tarragona y a las diferentes instituciones, entidades y agentes relacionados con el patrimonio de la ciudad hace unas semanas. La propuesta estaba pendiente de aprobación municipal, pues el proyecto comportará cambios urbanísticos, como en la calle Caputxins, por ejemplo. En este sentido, la regidora de Patrimoni, Begoña Floria, admitió que la propuesta de la Generalitat no era precisamente del total agrado del consistorio, pero afirma que ha decidido aceptarlo para no eternizar el estado de paralización en que se encontraba el yacimiento. «El proyecto del teatro romano no es el que el ayuntamiento quiere, pero lo aprobamos porque si no, no se haría nada», afirma Floria. Para la concejal, la actuación debería incidir más en la excavación arqueológica y no tanto en una intervención con estructuras metálicas. «El proyecto es válido, legal y correcto, pero nosotros lo hubiéramos hecho de otra manera, incidiendo más en la excavación en lugar de la restauración. De todas maneras, no podemos no hacer nada allí. ¿Nos podemos permitir como ciudad que el teatro esté abandonado porque no nos ponemos de acuerdo en una cuestión de criterios? No queremos ningún enfrentamiento con la Generalitat, sino avanzar juntos», asegura.