Los vigilantes de trenes denuncian agresiones diarias en la demarcación de Tarragona

Aseguran sentirse desamparados ante este tipo de sucesos violentos, ya que legalmente no son considerados agentes de la autoridad

19 mayo 2017 18:25 | Actualizado a 21 mayo 2017 16:52
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En los últimos meses los vigilantes de seguridad de la estación de Adif de Reus y también de Renfe, y más recientemente los de las instalaciones ferroviarias de Tarragona, han sido víctimas de agresiones, insultos y amenazas. Una cadena de sucesos que en algún caso ha superado el ámbito de trabajo para afectar la vida personal. Una situación que ha degenerado en los últimos años. El colectivo profesional advierte que a nivel provincial «las agresiones son reiteradas a diario» y confiesa que «no sabemos cómo afrontar ni cómo resolver esta situación».

En declaraciones al Diari, personas vinculadas al colectivo profesional, y que prefieren permanecer en el anonimato por posibles represalias, explican que «el estrés que sufrimos es constante, porque cuando subimos a un tren o patrullamos por la estación no sabemos lo que nos encontraremos en un día normal de trabajo». «Estamos totalmente desprotegidos, únicamente nos escuchan cuando ocurre una desgracia», relata un empleado.

Buena parte de las agresiones se producen por la noche, por esta razón desde el colectivo profesional reclaman que se refuerce el patrullaje. «En Reus un vigilante cubre el turno de 12 horas y después es relevado, pero habría que destinar otro profesional para poder trabajar con más seguridad», aseguran desde el colectivo.

 

En Tarragona

Cabe recordar, que uno de los últimos episodios de violencia contra vigilantes de seguridad tuvo lugar en la estación de tren de Tarragona. A principios de esta semana se produjo una agresión a tres vigilantes por obligar a un joven a ponerse la camiseta. Tal y como publicó el Diari en su edición del martes 16 de agosto, «cuando el personal de seguridad del edificio le conminó a que se la pusiera, la emprendió a golpes contra los vigilantes, una agresión a la que después se sumó la acompañante del individuo». Los jóvenes agresores fueron detenidos por los Mossos d’Esquadra acusados de los delitos de atentado a agentes de la autoridad, agresión y lesiones.

En Reus uno de los sucesos últimos y más preocupantes tuvo lugar a finales del mes pasado. Un joven, que los vigilantes ya tienen identificado, acompañado de otros amigos, acudieron al domicilio particular de un vigilante que trabaja en la estación de tren de la ciudad. Los responsables se atrevieron a llamar a la puerta de su casa para insultar al vigilante y amenazarle, a él y a su familia.

El responsable de seguridad denunció los hechos ante los Mossos d’Esquadra, ya que el presunto agresor llegó incluso a amenazar a la mujer del vigilante, advirtiéndole que «no te pego porque están tus hijos y tu marido delante, pero como te vea sola por la calle te voy a pegar una paliza que te voy a romper las piernas». A nivel de Catalunya el colectivo asegura que de media diaria se producen alrededor de 25 agresiones. Una cifra que incluso podría superior en algunos días.

Ante esta cifra, el colectivo profesional recuerda que «nos acusan de ser agresivos, pero los vigilantes de seguridad cuando vamos por la calle no tenemos peleas con nadie. Somos personas que trabajamos y que no buscamos pelearnos con los usuarios».

 

Un triple problema

La solución al problema de las agresiones a los vigilantes de seguridad de Renfe y Adif no es fácil ni rápida. El Diari ha contactado con el secretario general del Sindicat Independent Professional de Vigilància i Serveis de Catalunya (SIPVSC). Él mismo explica que esta problemática tiene su origen en tres causas. La primera de ellas es que los propios usuarios del transporte público consideran al vigilante de seguridad como una «figura opresora». «Cuando un vigilante sufre una agresión la mayoría de usuarios apoya al agresor e increpa al vigilante», asegura el secretario general del sindicato, quien añade que «la administración pública tendría que promover campañas de sensibilización para cambiar esta visión del colectivo profesional».

El segundo problema al que se enfrenta el gremio profesional es que a nivel legal el personal de seguridad no es considerado como un agente de seguridad. «Las agresiones a los vigilantes de seguridad podríamos decir que salen gratis ante la justicia», afirma el representante sindical. Y es que tal y como asegura un empleado «las denuncias que presentamos terminan siendo un delito de agresiones y no un delito contra un agente de la autoridad».

La tercera causa es que las organizaciones, como Renfe y Adif, que contratan a personal de seguridad privada no piensan en el servicio desde esta perspectiva. «No tienen en cuenta ni los medios ni las infraestructuras necesarias, todo queda reducido a una cuestión económica», detalla el secretario general del Sindicat Independent Professional de Vigilància i Serveis de Catalunya, quien concluye que al final «las agresiones al personal de seguridad de las estaciones y los trenes terminan por mermar la seguridad de los usuarios».

 

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