Los alumnos de las universidades públicas de la Comunidad de Madrid y Catalunya –entre las que se incluye la Universitat Rovira i Virgili– son los que pagan las matrículas más altas en España, según se desprende del Informe CYD 2021/2022 realizado por la Fundación CYD.
En el curso 2021-2022 el precio medio de la primera matrícula de grado (en los centros propios de las universidades públicas) fue de 17,32 euros, con una variabilidad que va desde los 23 euros por crédito de Madrid y Catalunya hasta los menos de 12 euros de Galicia y los 12,3-12,6 euros de Asturias, Canarias y Andalucía.
Por otra parte, el precio de la matrícula de máster habilitante para el ejercicio de una profesión regulada fue de 21,18 euros en 2021-2022, con máximos en Madrid y Catalunya de 30,4 y 27,7 euros y mínimos en Andalucía (13,7 euros), Galicia y Canarias (por debajo de 13 euros).
Por ámbitos de estudio, los precios medios de la primera matrícula iban desde poco más de 20 euros el crédito de los ámbitos de informática y sector primario y veterinaria hasta un importe inferior a 15 euros en educación y negocios, administración y derecho. Por sub-ámbitos: el precio más elevado lo registraba el crédito de informática (20,42 euros) y medicina (20,33 euros por crédito) y los más baratos, menos de 14,4 euros /crédito, se encontraban en titulaciones de trabajo social y orientación, derecho y administración y gestión de empresas.
Si se analizan las universidades que más recaudan por alumno en el capítulo de tasas, precios públicos y otros ingresos, en las tres primeras posiciones aparecen tres universidades madrileñas: la Complutense, la Politécnica y la Carlos III, a las que siguen la Politècnica de Catalunya, la Autónoma de Madrid y la Politècnica de Valencia, todas con valores superiores a los 3.000 euros por alumno. En el caso de la URV, estos ingresos por alumno se situaron en 1.508 euros, ocupando el puesto 30 de 47 universidades.
Por contra, los gastos corrientes por alumno que se generaron en la Universitat Rovira i Virgili durante ese curso fueron de 8.458 euros (puesto 27 de 47), siendo la Universitat Politècnica de Valencia la que más gastó por estudiante, con una media de 12.696 euros.
En personal, la URV gastó una media de 53.926 euros (puesto 12 de 47), con la Politècnica de Catalunya al frente de este ranking, con 62.764 euros de media.
Falta de interés
La Generalitat de Catalunya bajó el curso pasado las tasas universitarias, aunque esto no fue suficiente para que estas dejasen de ser las más caras de España, junto a las de Madrid. Òscar Martorell, estudiante del grado de Estudios Literarios en la Universitat de Barcelona, cree que «desde la Generalitat no se ve un interés por que el acceso a los estudios universitarios pueda estar al alcance de todos. Nos encontramos con un sistema de ayuda pública al que no puede acceder la mayor parte de gente (está destinada a rentas muy bajas), quedando al margen las familias con rentas medias, que deben hacer un esfuerzo para llevar a gente a la universidad». Sobre la bajada de tasas, este joven comenta que «sí se ha visto una bajada de tasas, pero igualmente el precio del crédito sigue siendo muy elevado. Cuando la solución, como Universidad pública, sería disminuir el coste de la matrícula».
El rector de la Universitat Rovira i Virgili, Josep Pallarès, también valora el hecho de que las universidades catalanas tengan las matrículas más caras. Pallarès parte de la base de que «la universidad tendría que ser gratuita en un mundo ideal porque es un servicio público. Dicho esto, también hay que dejar claro que la matrícula no es el factor limitante para que una persona estudie o no en la universidad. El gasto real de las familias no son los mil y pico euros que puede costar una matrícula, sino que hay que sumar otros gastos como la vivienda, la comida, los desplazamientos, etc. El problema son las familias que no pueden pagar estos gastos en su conjunto».
Es aquí donde las becas juegan un papel muy importante, tal y como recuerda Antoni Terceño, decano de la Facultad de Economía y Empresa de la URV, quien señala que «el problema en el que habría que incidir más sería el de las becas, que afecta a familias de clase media-baja. Habría que mejorarlas, porque a las clases bajas no solo les afecta el tema de la gratuidad sino también el coste de oportunidad, porque son personas que para estudiar tienen que dejar de trabajar».
Terceño coincide con Pallarès en que el precio de la matrícula no es tan determinante. «No creo que la gente deje de estudiar en Catalunya por el precio. En cambio, muchos vienen a estudiar a las universidades catalanas aunque sean más caras, por la calidad de nuestros estudios», comenta, además de añadir que «me parece bien que los precios hayan bajado y que nos aproximemos a la media del resto de España».
El rector Josep Pallarès también valora muy positivamente el papel de la URV en el ámbito científico, con 6.670 publicaciones entre los años 2016 y 2020, con un 8,70% de excelencia con liderazgo.