A partir del próximo lunes, 17 de febrero, la Plaça Imperial perderá una de las oficinas de servicios bancarias simbólicas de la ciudad de Tarragona. Esta es la fecha que el BBVA ha decidido para poner fin a los servicios que prestan a los usuarios habituales de esta sucursal, que se ubica en el mismo edificio que acogió la sede central de la antigua Caixa Tarragona.
Mediante una comunicación que la entidad bancaria ha hecho llegar a sus clientes, se informa que el 16 de febrero la oficina abandonará su actividad y que las cuentas de los usuarios habituales se gestionarán desde el punto de atención ubicado en el número 7 de la calle Pere Martell. El cierre de la oficina pone fin a la actividad bancaria en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, que durante años se erigió como un símbolo de su poder financiero, ahora extinguido.
El edificio que simbolizó el poder económico en Tarragona
Aunque la eliminación de una oficina bancaria pueda parecer baladí, lo cierto es que el cierre de la actual sucursal de BBVA en el número 6 de la Plaça Imperial pone fin a 45 años de actividad financiera cara al cliente en uno de los edificios que, históricamente, mejor han representado la expansión de la antigua Caixa Tarragona.
Un nueva gran oficina
Fuentes del BBVA confirman el cierre de esta histórica sede pero desmienten categóricamente que la clausura signifique una pérdida de la calidad de la atención que reciben los usuarios.
De hecho, la entidad financiera anuncia que próximamente abrirá una nueva oficina de grandes dimensiones en la Rambla Nova de Tarragona, un equipamiento que centralizará y recogerá todos los servicios que pueda demandar el usuario y que contará con más de treinta empleados. «Existen ya servicios de atención al cliente de esta tipología en la ciudad de Reus, pero en Tarragona este será el primer punto de atención con similares características», confirman desde BBVA, mientras añaden que una de las novedades que incluirá este nuevo punto de servicio es la interacción de los tres canales de comunicación de la entidad con los clientes; presencial, telefónico y digital.
Cada vez menos sucursales
El cierre de la oficina de la Plaça Imperial es un grano de arena en la playa de la clausura de sucursales financieras en Tarragona. Al igual que en otras localidades de menor o mayor tamaño, la capital de provincia vive inmersa en un proceso de contracción de los servicios bancarios, ya que cada vez son más las entidades que optan por cerrar oficinas a causa de factores como la fusión entre distintas entidades y el auge de la banca electrónica entre los usuarios de perfil más joven.
Datos publicados por el Diari de Tarragona en septiembre de 2019 ya anunciaban esta tendencia en el conjunto de la ciudad y citaban la desaparición de un 54% de las sucursales en la década que dista entre 2008 y 2018. En total, Tarragona bajó de las 837 oficinas de atención a los usuarios a únicamente 384, un proceso que, según los expertos no se ha concluido y que, en localidades más pequeñas, puede significar la pérdida total de acceso directo a los servicios financieros en pequeñas localidades de la provincia con menos oferta de entidades.
Exclusión financiera
Economistas y expertos hace tiempo que observan con preocupación la clausura de puntos de atención físicos al cliente de servicios financieros.
«Hace tiempo que venimos alertando del cierre continuo de oficinas», explica Rafa Muñoz, economista y miembro del Gabinet d’Estudis de CEPTA, que detalla que, al margen de la pérdida de puestos de trabajo, la exclusión social es uno de los grandes problemas asociados a este proceso de cierre paulatino. «Las personas que, por edad o por una conexión digital deficiente, tengan problemas para acceder a la red pueden tener dificultades para acceder a sus servicios bancarios», advierte Muñoz, que recuerda la lista, cada vez más larga, de municipios que ya no disponen de oficina bancaria.