La «nueva normalidad» impone las distancias

La norma general es evitar el contacto físico. Con esta premisa, cada ámbito de la vida tratará de adaptarse a una nueva realidad que se mantendrá hasta que se descubra una vacuna

03 mayo 2020 07:40 | Actualizado a 03 mayo 2020 08:39
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Hasta que no haya una vacuna o un medicamento eficaz no alcanzaremos la normalidad, aseguran los científicos. Así que mientras el remedio definitivo llega, tendremos que ir acostumbrándonos a la «nueva normalidad», ese concepto etéreo que nadie sabe muy bien cómo se traduce ni por cuánto tiempo estará entre nosotros.

En todo caso, lo que sí parece claro es que los abrazos tardarán aún unos meses en llegar, toda vez que todas las medidas van encaminadas a evitar el contacto físico y la cercanía entre los ciudadanos. Bajo esta premisa general, los diferentes sectores de la vida económica y social se tendrán que adaptar para convivir con unas restricciones que en muchos casos supondrán una auténtica revolución en la forma de comprar, de vender, de relacionarse, de hacer deporte, de rezar, de trabajar... de vivir, en definitiva.

Aunque todavía las cosas no están totalmente claras y aun siendo conscientes de que las medidas pueden cambiar de un momento a otro, el Diari pretende en este reportaje tratar de explicar cómo será la nueva vida en cada uno de los ámbitos de la sociedad y cómo esta pandemia del coronavirus nos obligará a cambiar algunos usos y costumbres. 

Escuelas e institutos

Distanciamiento social en en el aula, difícil misión

Ahora que ya está claro que la inmensa mayoría de los alumnos no volverá presencialmente a clases hasta el curso que viene, toca imaginar cómo arrancará la actividad en septiembre. Lo único que cabe suponer es que el principio del próximo curso tampoco será ‘normal’. Así lo reconocía esta semana en un encuentro virtual (organizado por ERC Salou) Jean-Marc Segarra, director de los Serveis Territorials d’Educació en el Camp de Tarragona.

El Departament d’Educació ya trabaja en un Plan de Retorno a la Normalidad, PRN, en el que se contemplan distintos escenarios, pero son las autoridades sanitarias las que tienen la última palabra. En este sentido, Segarra explica que una de las claves será saber cuál será la distancia de seguridad que se establezca. Y ejemplifica: si la distancia es de metro y medio se podría optar  por dividir las clases a la mitad y alternar un día de asistencia presencial con uno de estudio en casa. No obstante, si las autoridades decidieran que la distancia es de dos metros, ya no bastaría con partir las clases por la mitad.

Y todo pensando en las clases de los adolescentes y niños más mayores, porque en el caso de los pequeños conseguir que respeten el espacio que deben poner entre ellos y sus maestros y compañeros se antoja más difícil. Habrá que estudiar, además, cómo será el aforo del transporte escolar.

En Alemania, por ejemplo, las clases comienzan a recuperarse de manera escalonada, y ya se ha podido ver la distribución de aulas con alumnos dejando una mesa por medio. En Francia serán los directores de centro los encargados de decidir cómo volver a las clases, este mes de mayo, en las zonas donde se pueda. Lo que sí está establecido es que en las guarderías no podrá haber más de 10 niños por clase y en infantil y primaria, no más de 15. Pero antes de que acabe el curso podríamos tener pistas de cómo será la organización en España.

El Ministerio de Educación anunció que en junio podrían volver a las clases, de manera voluntaria, los menores de 6 años cuyos padres tienen que trabajar, los alumnos que presentan la selectividad y los que necesitan refuerzo. No obstante, esta posibilidad está plagada de dudas de diferentes sectores, incluidos sindicatos y asociaciones de padres. El conseller d’Educación, Josep Bargalló, afirmó que en el actual estado de alarma el Gobierno central puede decidir cuándo abrir las escuelas pero «qué hacer y cómo hacerlo» lo decidirá el Govern.

Turismo

Vuelven las vacaciones de los años 70 familiar, en coche y de proximidad

La pandemia asestará un duro golpe al sector turístico, pero podría suponer una oportunidad para cambiar el sistema y volver a un turismo similar al de los años 70: familiar, en coche y de proximidad, según expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Ante una emergencia sanitaria que parece no tener fecha de caducidad, las restricciones de movilidad entre los países han paralizado un modelo turístico hiperglobalizado, que cada año mueve a millones de personas en busca de destinos cuanto más exóticos mejor, y han empujado a la población a la soledad del confinamiento. 

Para el director del programa de Turismo de la UOC, Joan Miquel Gomis, «sería positivo que esta experiencia sirviera para un cambio de mentalidad en la forma de movernos por el mundo», aprovechando el rebufo de las corrientes contra la masificación y a favor del turismo responsable. 

Y es que el «trauma» que supondrá esta crisis sanitaria tendrá un impacto psicosocial en el turismo que hará que las personas «cambien sus prioridades», y cuando opten por viajar, serán mucho más prudentes y se preocuparán más por su seguridad, por lo que augura que los viajes de larga distancia se reducirán. 

En la misma línea, el profesor de los estudios de Economía y Empresa de la UOC y experto en turismo, Pablo Díaz, cree que la gente tomará conciencia de que «el turismo ha sido uno de los principales transmisores del virus», lo que podría conducir a un modelo más responsable y «respetuoso» con las comunidades locales. Sin embargo, «habrá muchos intereses para evitar un cambio hacia un turismo menos agresivo y masificado», liderado principalmente por corporaciones que querrán reactivar rápidamente el sistema con campañas de consumo masivas. 

El éxito de este cambio dependerá, en última instancia, de la mentalidad de los turistas post pandemia: «La idea es que la conciencia de salubridad e higiene contra las enfermedades derive en una conciencia a favor de la sostenibilidad». 

La crisis tendrá una gran afectación sobre el sector turístico español, que en respuesta a una caída del turismo extranjero este verano, podría orientar su modelo hacia los viajes de proximidad para tratar de suavizar las pérdidas. Este traspaso, explica Joan Miquel Gomis, se dará «de forma natural». Pablo Díaz ve también en el turismo de proximidad un ejemplo del cambio de paradigma que podría inspirar la pandemia, y augura una vuelta al turismo de los años 70, que era principalmente familiar, de segunda residencia y de uso del transporte privado. 

Transporte público

Viajar en bus sin efectivo,  con reserva previa y con mascarilla obligatoria

Los pasajeros se preparan para cambios profundos en el transporte, que en parte va a mantener las medidas ya existentes en época de confinamiento, como la limitación en el aforo y la protección perimetral al conductor. Entre otras medidas, se plantea que la ocupación máxima en el metro, el bus y el tren de Cercanías sea del 50% de las plazas de asiento y que los pasajeros que deban ir de pie guarden una distancia mínima de dos metros cuadrados con el resto.

El uso de mascarilla será obligatorio, según anunció ayer el presidente. También se propone la instalación de dispensadores de hidrogel en grandes intercambiadores, el bloqueo de la primera fila de los asientos de autobús con una mampara de protección al conductor, la entrada por la puerta trasera cuando sea posible –algo que ya se está aplicando– y mejorar los canales de venta con máquinas de autoventa, tarjetas de transporte, canceladoras de billetes y otras medidas que eviten pago en efectivo. «Nos adaptaremos a las recomendaciones que nos hagan», explica Francesc Domènech, presidente de la Federació d’Autotransport de Tarragona (FEAT). 

Empresas de transporte de pasajeros en la provincia como Hife ya aplican estas limitaciones, a través de mamparas para el chófer o cintas para limitar los asientos, algo que también se ha aplicado en compañías del sector público, como la EMT de Tarragona. En la provincia, el taxi también se ha acostumbrado estas semanas a limitaciones como solo poder llevar a un pasajero, ubicado siempre en los asientos de atrás y a mamparas, además de gel, guantes y mascarillas para el chófer. 

Justicia

Juicios realizados por videoconferencia y agosto será un mes hábil

El Gobierno central ha aprobado esta semana una serie de medidas para preparar el aluvión de causas que llegarán a los Juzgados relacionadas con esta pandemia y también para tratar de recuperar el tiempo perdido, con  la acumulación de asuntos y centenares de juicios aplazados en la demarcación de Tarragona. Pero esa teoría todavía se desconoce cómo pondrá en la práctica a corto plazo.

Solo en las dos salas penales de la Audiencia Provincial de Tarragona –las otras dos civiles no realizan vistas orales– se calcula que en dos meses se han dejado de hacer una cincuentena de juicios. Y eso que la Sala Cuarta sólo tenía uno previsto para todo abril, que finalmente no se celebró –una de las piezas del Caso Torredembarra–. Las previsiones apuntan a que durante la segunda quincena de este mes comenzarán a realizarse algunas vistas de causas o apelaciones siempre relacionadas con personas en prisión preventiva. Lo que ya no se sabe es cuándo se podrán comenzar a celebrar las vistas orales en un edificio donde la Audiencia comparte instalaciones con Juzgados de Instrucción, Fiscalía, un Juzgado de lo Penal, además de otras dependencias como el Institut de Medicina Legal de Catalunya. Lo mismo ocurre con el resto de partidos judiciales. 

Ni los funcionarios, ni los jueces ni los letrados de la Administración de Justicia han sido instruidos sobre cómo deben comenzar a volver a hacer funcionar el engranaje judicial. Sí que se sabe es que se reforzarán las medidas de protección del personal. Para intentar evitar al máximo los contactos entre los funcionarios, se establecerán turnos de mañana y tarde, a la vez que se les reduce de 37 a 30 horas laborales.

En aquellos juicios de delitos graves, las vistas y actos procesales se tendrán que hacer presencialmente. El resto se realizarán por videoconferencia. El tribunal podrá limitar el acceso del público a todas las actuaciones, dependiendo del espacio físico disponible.

La atención al público se efectuará por teléfono o correo electrónico, y se seguirá fomentando el teletrabajo entre los funcionarios. Adiós a las vacaciones de agosto. Del 11 al 31 de agosto se ha declarado hábil, por lo que se pueden efectuar juicios y trámites judiciales. 

A la hora de la tramitación de los asuntos, tendrán preferencia las familias afectadas económicamente por la Covid-19, desde el régimen de visitas hasta la cuantía de la pensión. También todos aquellos casos que afecten a menores, moratorias de hipotecas y alquileres, recursos contra ERTEs y EREs, despidos, litigios sobre ayudas frente a la pandemia o concursos de acreedores.

Pequeño comercio

Probadores con gestión de colas y aforo reducido en las tiendas 

La escena de los pequeños comercios se va a ver alterada en las próximas semanas. Muchas de las tiendas que estaban cerradas durante la cuarentena van a volver a abrir a partir de mañana, pero lo van a hacer con unas restricciones evidentes y que van a cambiar, y mucho, el día a día de trabajadores y clientes. 

En todo caso, los pequeños comerciantes están algo más tranquilos, dentro de lo que cabe. Muchos van a volver a levantar la persiana y eso significa volver a facturar. El futuro que se presenta no es nada optimista, pero al menos en los próximos días se verán algunos claros de luz en los que arroparse para intentar estar algo más esperanzados.

Más allá de las aperturas de muchas tiendas, otro aspecto importante es de la manera en la que lo van a hacer. Las restricciones y las medidas de seguridad e higiénicas van a estar presentes desde el minuto uno. Cero riesgos para trabajadores y clientes es una de las premisas que ha marcado de manera firme el Gobierno. La experiencia de ir de compras cambiará por completo, por lo menos durante unos meses. Acceso a las tiendas con mascarilla, control de la temperatura al entrar, mantener 2 metros de distancia entre clientes, aforo limitado, probadores con gestión de colas o pasillos para pasar por la tienda en solo un sentido son algunas de las medidas que Jorge Mas, profesor de ISEM Fashion Business School-Universidad de Navarra, considera que se deberán tomar.

Sensibilidad con el cliente

Por ello, la sensibilidad del vendedor con el cliente será «clave» para que se encuentren cómodos. «Ahora más que nunca se necesita formación y profesionalidad», explica Mas. Aunque el protocolo de actuación oficial y cuándo se comenzará a aplicar aún se desconoce, todo apunta a que la visita a la tienda física «va a tardar en ser como la habíamos vivido antes del Covid-19», asegura el experto. Por tanto, la atención tendrá que ser «personalizada, individualizada y segura» si no se quieren perder muchos clientes.

En todo caso, los pequeños negocios andan preocupados con la irrupción de las grandes empresas en el regreso a la relativa normalidad. Por ello piden la prohibición de las rebajas hasta agosto, ya que provocarán la destrucción del 40 por ciento del pequeño comercio, según sus cálculos, al no poder hacer frente a los gastos de la empresa con precios tan bajos después de dos meses de ingresos cero. 

Residencias de ancianos

Más oxígeno y vínculos con los CAP y menos contacto en los geriátricos 

Las residencias de mayores se preparan para cambios intensos que, de hecho, ya han comenzado. En general, van a aumentar sus capacidades médicas y asistenciales. «A partir de ahora el apoyo de los CAP va a ser más importante. También habrá más instalaciones para el suministro de oxígeno», explica Cinta Pascual, presidenta de la Associació Catalana de Recursos Asistencials (ACRA). 

Las residencias han sido uno de los focos de contagio y en ocasiones se han convertido en objeto de controversia. «Hay que tener centros de la tercera edad con unos estándares de calidad muy altos. Es claramente mejorable, todo el conjunto de la red lo es, sin menospreciar el esfuerzo que están haciendo y que siempre han hecho tanto la pública como la privada, pero hay cosas que se pueden mejorar», explica Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología. 
La propia Generalitat ha reconocido que estos equipamientos, más volcados en la asistencia que en la atención médica, no estaban preparados para asumir la avalancha de contagios. A eso se ha sumado estas semanas la falta de equipos de protección. 

Pero los cambios irán más allá e incidirán en las propias rutinas. Pascual añade que «no queremos dejar de apostar por una atención centrada en la persona. La medicalización es importantísima y, aunque nuestro modelo habla de libertades, es evidente que se tendrán que limitar». De hecho, las residencias ya han implementado modificaciones drásticas derivadas de esta pandemia: «Tiene que haber un mayor aislamiento, con unidades más pequeñas. Ya no valen los grandes comedores que teníamos hasta ahora. También está cambiando la forma de trabajar, que hasta ahora se basaba mucho en el contacto físico, en la cercanía, el tacto, la mirada a los ojos. Ahora se va con guantes, monos, mascarillas… Quizás a partir de ahora los cuidadores ya no puedan estar tan cerca». 

En algunos centros se trabaja ya en la compartimentación de espacios. Así, la pandemia está modificando el trato en sociosanitarios y geriátricos y se prevé que lo haga durante mucho tiempo: «No queremos renunciar a esa atención en la persona pero no nos podremos mover con tanta libertad. Habrá más restricciones, unidades más pequeñas, contacto con menos personas… Las habitaciones serán mejor individuales y, como mucho, de dos. Habrá baños no compartidos, más separaciones y, en resumen, una restricción en las relaciones. Si antes te atendían seis personas, ahora a lo mejor tienen que ser dos». 

La evolución en esos protocolos debe quedar rubricada por un contacto más estrecho con la atención primaria, en ese equilibrio entre la calidez no hospitalaria de hasta ahora y la necesidad de tener más servicios sanitarios, una carencia antes de la llegada de la Covid-19. El cambio de competencias de Serveis Socials a Salut abre la puerta para que el sector se sienta más protegido.

Sector inmobiliario

Viviendas con jardín o terraza, aunque ya no estén en el centro

Después de siete semanas de contacto telefónico, las agencias inmobiliarias han comenzado a concertar citas con clientes a partir de mañana, día en que podrán retomar su actividad presencial, según el plan de desescalada presentado por el Gobierno, que no prevé, sin embargo, que puedan hacer lo mismo los vendedores y arrendatarios particulares.

Pero, ¿cómo está cambiando esta crisis el tipo de vivienda deseada? Desde el portal inmobiliario Fotocasa, por ejemplo, aseguran que se están empezando a ver los primeros cambios en las búsquedas que realizan los usuarios. Así, las fincas rústicas, los chalets y las casas adosadas son las tipologías de vivienda que más están creciendo en la búsqueda de una nueva vivienda. 

En el caso de las fincas rústicas, son las que más han crecido desde enero hasta abril, en concreto su interés entre los usuarios ha aumentado un 46%, seguido de los chalets, que se incrementan un 36%, y las casas adosadas, que crecen un 24%. «Ninguna otra tipología de vivienda de las que contamos en el portal crece con tanta importancia durante el confinamiento», explican. Así, se ve claramente que los usuarios empiezan a buscar viviendas grandes, alejadas de grandes núcleos y en las que las zonas exteriores, como los jardines o las terrazas, son importantes.

Sitio para teletrabajar

Y es que, más allá de los argumentos habituales para elegir casa, como que esté cerca del trabajo o la escuela, ahora también será determinante contar con viviendas más grandes y con espacios exteriores.

El ingeniero Juan Fernández-Aceytuno, experto en vivienda y consejero delegado de Sociedad de Tasación, observa un escenario en el que el interés por las terrazas o los espacios comunes van a cobrar mucho interés para practicar deporte.

«En la adquisición o alquiler de una vivienda la tendencia va a ser que, si se puede elegir y hay recursos, el acceso al ático, a un espacio común o a contar con una terraza para hacer ejercicio va a ser un parámetro que se va a mirar mucho más que antes. Creemos que, a medio o largo plazo, el teletrabajo va a hacer que la gente pase mucho más tiempo en su vivienda», afirma Fernández-Aveytuno.

El panorama que va a quedar después del coronavirus ya empieza a intuirse y, aunque aún existen claroscuros, si el teletrabajo acaba imponiéndose «este nos va a robar entre 4.000 y 5.000 pasos a diario, que son los que dábamos cuando íbamos al trabajo y nos movíamos en nuestro centro de trabajo, y habrá que compensarlo en casa».

El Consejero Delegado de Sociedad de Tasación considera que vamos hacia «un mundo más sostenible, sensato y equilibrado» y que los carriles bici en las ciudades y localidades grandes van a ser los grandes protagonistas en un futuro inmediato: «La bicicleta va a adquirir un rol más importante, no tanto por apartar al vehículo como por no utilizar el transporte público, por los riesgos de contagio en las multitudes».

Precios a la baja

Pero, obviamente, no se tratará solo de querer, sino de poder, porque con la crisis económica que se avecina, es previsible que las familias cuenten con menos recursos para dedicar a la vivienda.
Todo indica también que los precios podrían comenzar a bajar, aunque, en el caso de la provincia de Tarragona, los precios se mantuvieron el pasado mes de abril según un estudio del portal Idealista.com.

Por lo pronto, la realidad es que, según los datos del INE, en la demarcación de Tarragona el grupo más numeroso de viviendas (el 31,4%) está ocupado por dos personas que conviven 76 a a 90 m2. Aquí las casas no son especialmente pequeñas, si se comparan con el conjunto de España, pero, como advierten los arquitectos, aquí tampoco están preparadas para el teletrabajo y los usos que les estamos dando estos días.
 

 

 

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