El skyline del Amfiteatre cambiará de forma sustancial en las próximas semanas y, de hecho, los que conocen el monumento ya habrán podido comprobar como este ha ido perdiendo altura, en el extremo más próximo al Vial de Bryant.
La actuación forma parte del proceso de desmontaje de la suma cavea, la grada superior en la que se sentaba la plebe, que fue reconstruida en los años setenta para poder hacerse una idea de las dimensiones originales de este equipamiento, y que ahora deberá desmontarse en su totalidad a causa de los problemas estructurales que presenta.
«Esta parte no la podemos salvar, además que no tiene ningún interés histórico, por lo que la sacaremos toda», afirmó la arquitecta municipal, Raquel Casals. La decisión se ha tomado a raíz de la actuación de urgencia que se puso en marcha el pasado 29 de septiembre, a causa de los daños ocasionados por la lluvia al monumento.
En un primer momento, el objetivo era extirpar la parte dañada paulatinamente para poder preservar aquella que estaba en buenas condiciones. Pese a ello, cuando los técnicos empezaron el proceso de desmontaje constataron que el problema era más profundo y que esta «estaba mal construida».
Casals explicó que con el inicio de los trabajos pudo comprobarse como el interior de la grada «está compuesta por unas costillas interiores, que debían hacer de apoyo estructural, pero no lo hacían, ya que entre ellas no estaban trabadas y simplemente eran como unas líneas maestras que ayudaban a definir la pendiente de la grada». Asimismo, cuando quedaron al descubierto los cajones de los muros pudo constatarse que en su interior «simplemente había tierra abocada, sin restos arqueológicos ni ningún interés».
Otro de los elementos es que en este tramo la estructura de gradas no se asienta sobre la roca madre, sino sobre un terreno calcáreo, con limos y gravas que ya había generado patologías desde hace años en forma de grietas. De hecho, esta es una de las razones por las que en el año 2018 ya se instaló el andamio, con una estructura de escaleras provisionales.
Sin embargo, las filtraciones de agua que han soportado las piedras durante todos estos años hicieron que a finales de septiembre tuviera que ponerse en marcha esta actuación de emergencia. Las alertas se activaron tras el diluvio de la tarde de Santa Tecla cuando «vimos que en menos de 24 horas se había derribado una parte de la grada porque se habían descalzado algunos de los puntos de apoyo del andamio», explicó la arquitecta municipal.
La superficie sobre la que se sustentaba esta estructura metálica «estaba sufriendo», ya que «no era firme». «Se nos estaba descontrolado porque el propio terreno no aguantaba», apuntó Casals.
El andamio ya no era suficiente y el riesgo de que cediera la estructura precipitó el inicio del desmontaje de una grada que, finalmente no podrá salvarse. En estos dos meses y medio prácticamente se han deconstruido unos tres metros de altura de la estructura y todavía quedan otros «tres o cuatro» metros hasta encontrar la media cavea, que es el piso en las que se sentaban las clases medias.
«Cada trozo de grada era independiente, por lo que estamos hablando de construcciones autónomas, que no afectan al resto», describió esta técnica municipal.
Casals también justificó la utilización de una máquina excavadora en los trabajos, lo que generó algunas críticas, ya que en el informe inicial se apuntaba que la intervención se haría con «medios manuales». «A medida que fuimos vaciando y vimos que no había la posibilidad de que esta reconstrucción se hubiera hecho sobre elementos originales, que son los que no queríamos malograr, y vimos cómo estaba construido exactamente, con tierra moderna sin ningún elemento arqueológico ni ningún vestigio histórico, decidimos que había que modificar el concepto de la emergencia y por esto introdujimos los medios mecánicos», expuso.
La arquitecta municipal añadió: «Si no sale ningún elemento interesante no podemos estar desmontando manualmente este volumen de tierra, porque al final estamos hablando de esto, de tierra y unas costillas de piedra que entre ellas no funcionan estructuralmente».
Paulatinamente al desmontaje de las gradas va deconstruyéndose la estructura de andamios, que cuando finalice la intervención podrá retirarse definitivamente después de más de cuatro años. Esto podría ser antes de fin de año, cuando se prevé que finalice esta intervención en la que el Ayuntamiento de Tarragona ha invertido la cifra de 350.000 euros.
El concejal de Patrimoni, Hermán Pinedo, apuntó que la decisión del desmontaje se adoptó para que «el monumento sea 100% seguro y la estructura no genere daños al monumento». Asimismo, este explicó que el siguiente paso debe ser la redacción del plan director del Amfiteatre, que establecerá una hoja de ruta sobre el futuro de este espacio que forma parte del conjunto monumental Patrimonio de la Humanidad.
Pinedo explicó que este documento empezará a redactarse el año que viene y que este deberá pronunciarse sobre si en un futuro decide reconstruirse de nuevo la suma cavea que, en todo caso, ahora tendría que hacerse de forma distinta ya que la ley de patrimonio no permite las reproducciones miméticas.
El responsable municipal de Patrimoni también defendió que si en un futuro quisiera reponerse esta grada superior debería hacerse «en base a estudios y criterios arqueológicos», teniendo en cuenta que en los años setenta no se hizo así. «La estructura no se ajustaba a las condiciones originales del Amfiteatre, ya que sería más empinada y elevada, por lo que el ángulo de apoyo sería otro», manifestó.