«Estamos emocionados de estar de nuevo con nuestro público», explicaba, a primera hora y antes de empezar el programa de actos, Romà Solé, uno de los fundadores de esta cita, que ha crecido a lo largo de 31 ediciones hasta consolidarse como una de las citas imprescindibles de Santa Tecla, que tiene la virtud de acercar el mejor sabor de las tradiciones a personas con capacidades diferentes y demostrar que la fiesta lo es para todos sin excepción. Su sentimiento no era único. Tanto organizadores como asistentes se mostraban realmente felices de disfrutar de la música de la charanga —que llegó en golondrina, «como los reyes magos», como comentó algún asistente— y la música del Tecler, que animaron una cita que el año pasado saltó la valla del coronavirus con las visitas de las entidades a los distintos centros de la ciudad.
Satisfacción de los asistentes
«Estamos contentos de cómo se resolvió el año pasado, pero para nosotros el éxito es celebrar este encuentro festivo en la calle, que es dónde pasan las cosas», explicaba el director del complejo Dow Chemical en Tarragona, Ignasi Cañagueral. En conjunto, la organización se mostró muy satisfecha de la nueva ubicación del acto, que ofrecía una de sus mejores caras en su ubicación en el Moll de Costa, al lado del mar, en un espacio que ofrecía facilidades de movilidad tanto para los autobuses como para los participantes.
«Estamos realmente satisfechos de poder aportar nuestro granito de arena para hacer realidad la que es una de las citas más especiales de Santa Tecla”, comenta el presidente del Port de Tarragona, Josep Cruset.Una opinión similar esgrimía el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, que destacaba que “hoy es un día de celebración por haber recuperado una de las tradiciones que dan sentido a Santa Tecla”.
En efecto, ante la fachada del Tinglado 1, la fiesta era la gran protagonista, con el protagonismo de la música i la gente, demostrando que la alegría, tan a menudo, se declina en amarillo tan intenso como las ganas de seguir bailando.