Las consecuencias que ha tenido el ataque a gran escala de Rusia a Ucrania, que daba comienzo hace ya un año y ocho meses, han sido múltiples. Las que más han calado en el territorio, además de las humanitarias, son las económicas: carburantes en máximos, luz por las nubes y, sobre todo, un incremento feroz de precios que ha afectado en gran medida a la vivienda y a la cesta de la compra.
Algunas de esas consecuencias se han moderado ligeramente desde hace algunos meses. Sin embargo, el precio de los alimentos no da tregua. Actualmente, está subiendo el triple que los salarios y que el IPC en la demarcación (un 3,19% interanual de los sueldos y un 3,1% del IPC general por alrededor de un 10% de la cesta de la compra), según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social y del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En total, si se analizan los sucesivos balances territorializados desde que se inició el conflicto en febrero de 2022, se observa que los productos alimenticios básicos que se incluyen en la cesta de la compra han crecido cerca de un 20%, lo que se traduce en un incremento del gasto de unos cincuenta euros mensuales y, en consecuencia, 600 más al año.
Es la factura del conflicto sin tener en cuenta el crecimiento de otros costes: el vestido y calzado, la sanidad, el transporte, las comunicaciones, el ocio y la cultura, la educación y los restaurantes y hoteles también han aumentado los precios en lo que se ha convertido, como es lógico, en una cadena de incrementos.
El indicador que sí que se ha reducido interanualmente es el de gastos relacionados con la electricidad y el gas: cayó un 30,7% en septiembre en Tarragona. Todo después de que los costes energéticos encadenaran aumentos interanuales de entre el 40% y el 50% y hasta del 84%.
«Los efectos de lo que pase en Gaza dependerán de las represalias de Israel, de lo que dure el conflicto y de si entran más países», Antonio Terceño, catedrático en Economía Financiera de la URV
La paradoja llega al constatar que las familias consumen ahora menos que antes. Los datos a nivel estatal del informe semestral de la consultora Circana, que analiza el comportamiento de los consumidores durante los seis primeros meses de este año 2023, establecen que el volumen de los carros de la compra se contrajo en un 1%.
No es una reducción excesiva, pero es una dinámica que ya se dio en 2022 atendiendo a los datos de gasto publicados por el INE: eliminando el efecto de la inflación –y, por lo tanto, analizando los llamados ‘precios constantes’–, las familias gastan menos y, como resultado, consumen menos que en los años previos al coronavirus.
¿Cómo afecta la guerra en Israel?
Por el momento, la guerra entre Israel y Palestina no está teniendo efectos significativos en la economía, pero sí que puede afectar según cómo vaya avanzando. Es un territorio que, comercialmente, no se relaciona mucho con Tarragona.
Los datos de la entidad Icex, a cargo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, indican que la demarcación importó a Israel productos por alrededor de 78,6 millones de euros en 2022. Este año, hasta agosto, la cantidad asciende a 22,6 millones. ¿Qué le compra Tarragona a Israel? Básicamente, productos químicos, equipos para manipulación de fluidos, maquinaria y materiales de construcción.
«No sabemos la escalada que tendrá la guerra, pero sí que podría tener consecuencias para empresas de Tarragona que tienen relaciones con Israel», Roberto Barros, director del área Internacional de la Cambra de Comerç de Tarragona
A Rusia, Tarragona le compraba por valor de 409 millones de euros en 2021, un dato que se redujo hasta los 200 en 2022 y, en 2023, va por 77. Sin embargo, en el caso de Ucrania, las importaciones se han disparado de 239 millones en 2021 a 488 en 2022 y 652 entre enero y agosto de este 2023, un incremento que se entiende por el aumento de tráfico de cereales y aceites.
En el capítulo de exportaciones, el dato es menor: de 22,5 millones en 2022 y de 13 millones entre enero y agosto de 2023. ¿Y qué le compra Israel a Tarragona? Principalmente, materias primas, semimanufacturas de plástico, huevos, material de ortopedia, confituras, mermeladas y frutos secos.
El director del área Internacional de la Cambra de Comerç de Tarragona, Roberto Barros, comenta que «hay empresas de Tarragona que están trabajando en Israel con clientes; sí que es verdad que, si observas los números agregados, igual no son muy destacables, pero para alguna compañía del territorio sí lo son, la situación es muy incierta». La mayoría se dedican a la maquinaria y también al sector primario: producto agrícola, alimentación animal... También hay empresas que han tenido acuerdos de colaboración e investigación en el desarrollo de productos agrícolas.
¿De qué otra manera puede afectar al territorio el conflicto en la península arábiga? De entrada, el precio del gas natural –esencial para la industria y las calefacciones– se ha disparado un 43% en el mercado de referencia europeo –el TTF holandés– hasta los 50 euros por megavatio-hora (MWh). No es comparable a los más de 250 euros a los que llegó durante el verano de 2022. «Ante las previsiones de lo que pueda pasar, es posible que suba la demanda y, en consecuencia, el precio», apunta Antonio Terceño, catedrático en Economía Financiera de la Universitat Rovira i Virgili (URV). En la misma línea está el presidente de la Comissió d’Economia Internacional i Unió Europea del Col·legi d’Economistes de Catalunya, Xavier Ferrer: «Puede que haya países que intenten adelantarse».
«Puede que algunos países intenten anticiparse», Xavier Ferrer, presidente de la Comissió d’Economia Internacional i UE del CEC
Se explica, además de la incertidumbre geopolítica, porque el pasado día 8 de octubre quedó inoperativo el gasoducto que une Finlandia y Estonia, que se pondrá en servicio, como muy pronto, en abril de 2024, algo que podría haber contribuido a la escalada del precio. La luz también subió y llegó a registrar, el día 16, máximos inéditos desde marzo. Sin embargo, a medida que han ido pasando los días, los precios han bajado, según los datos del Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE).
Por su parte, el barril de petróleo Brent, de referencia para Europa, se encareció tras el ataque, pero cabe destacar que ya venía subiendo antes del atentado de Hamás y que parece que tiende a la estabilización. Terceño indica que «de momento, ya han pasado tres semanas y no se ha influido en el precio del petróleo».
Las consecuencias económicas de este conflicto son, de momento, mucho más moderadas que las que ha habido con la invasión rusa. En el futuro, «todo irá en función de tres aspectos: la intensidad de las represalias de Israel, cuánto se extienda la guerra y si entran otros países», expone Terceño. En este caso, las dos preocupaciones serían el aumento del precio del petróleo, que se mezcla con el bloqueo al crudo ruso, y los desajustes en el tráfico marítimo. Entrarían aquí el canal de Suez, en Egipto –frontera con Israel– y el estrecho de Ormuz, entre Irán, Omán y los Emiratos Árabes Unidos, –que puede mover hasta un tercio del crudo mundial–. Ferrer explica que «si intervienen otros actores de la zona, subiría el precio del petróleo, que se trasladaría a la inflación, y los tipos de interés no bajarían».
«Hay tres posibles situaciones: que todo se quede como está, que se involucren frentes como el Líbano y que entre Irán: los efectos dependerán de qué supuesto se dé», Miquel Àngel Fúster, presidente de la sede de Tarragona del CEC
El presidente de la sede de Tarragona del Col·legi d’Economistes de Catalunya, Miquel Àngel Fúster, expone tres supuestos: el primero es que el conflicto no supere los límites actuales: «La subida del petróleo se absorbería con el tiempo». El segundo es que se extienda por el Líbano: «Se duplicaría la subida del petróleo respecto al primer escenario, pero no sería dramático: tendría una repercusión del 0,3% del PIB mundial». El tercer escenario se daría si se involucrara Irán: «En comparación con el primer supuesto, la subida del petróleo sería de decenas de dólares, el impacto en el PIB mundial se multiplicaría por diez y el dinero empezaría a ir hacia valores refugio como el oro y el franco suizo», explica Fúster.
Por el momento, las consecuencias del conflicto en Gaza no están siendo significativas y habrá que esperar a ver cómo se desarrolla la situación para sacar conclusiones.