Cada día circulan por la AP-7 en su tramo tarraconense 80.360 vehículos, casi un 26% más que antes de que se levantaran los peajes por completo, hace un año. Por tanto, en su tramo en la provincia la autopista soporta 16.500 vehículos más, según el balance de Intensidad Media Diaria que registra el Servei Català de Trànsit.
El organismo puso ayer datos a la efeméride con una doble lectura: levantar los peajes ha reducido en un 17% las víctimas en toda la red viaria catalana pero, a su vez, la siniestralidad mortal y grave en la AP-7 se ha disparado. Se han duplicado las víctimas mortales de 12 a 25 y también los heridos de gravedad, de 37 a 66.
En el resto de autopistas liberadas también ha habido más fallecidos en líneas generales. La AP-2 ha pasado de cero a cuatro, la C-33 de uno a dos y la C-32 norte ha bajado, de cinco a cuatro. En contraste hay un descenso de la mortalidad en las nacionales paralelas a estas autopistas. La N-II ha pasado de nueve a cuatro y la N-340 de nueve a uno.
En Tarragona, los fallecidos totales durante 2022 se han mantenido con respecto a 2019, al menos por el momento, mientras la siniestralidad en la AP-7 se ha disparado. Los accidentes con víctimas se han incrementado casi un 51% desde que no hay peajes y los muertos y heridos graves se han duplicado. Las víctimas han crecido un 34,4% en ese tramo que abarca a la provincia.
El balance muestra que, dentro de la situación complicada que vive la AP-7, aún lo es más en el tramo tarraconense. Trànsit utiliza el llamado factor de retención, un indicador de la duración por la longitud de los atascos y el nivel de afectación. Y lo hace cruzando los colapsos con tres causas según su origen. Pues bien, en el trazado de la vía por Tarragona los atascos por accidente se han duplicado. Han crecido un 97% en el tramo que va de Ulldecona a Papiol, abarcando toda la provincia. Las esperas en el asfalto motivadas por algún tipo de avería en vehículos han subido un 62,3%, el peor dato de los cuatro tramos en los que se divide la AP-7 en Catalunya. Por último, las congestiones que tienen como motivo la propia circulación han crecido un 87,7% y están, pues, próximas a duplicarse. Todo ello es fruto de la comparación entre los periodos con y sin peajes.
La parte tarraconense es la segunda con más incremento de movilidad, con ese 26%, solo por detrás de Parets-La Jonquera (37,6%). La circulación cae en Barberà-Parets y Papiol-Barberà, «principalmente por la desviación de vehículos hacia la C-33, autopista también liberada, para acceder a Barcelona», según Trànsit.
La AP-7 gratuita deja también un aumento de los fallecidos de colectivos vulnerables: seis motoristas y siete peatones. También se han incrementado los encalces o las colisiones posteriores, además de los atropellos.
Menos víctimas en Catalunya
Pese a todo ello, el Servei Català de Trànsit sostiene que la supresión del pago en las autopistas ha evitado 2.240 víctimas. Desde el 1 de septiembre de 2021 ha habido 10.733 afectados por accidente (entre muertos, heridos graves y leves) y en el mismo periodo analizado, entre los años 2018 y 2019, hubo 12.973. De ahí se extrae ese descenso del 17,3%.
Nada de eso mitiga lo suficiente el enfado de agentes sociales y económicos tarraconenses por ver cómo lo que suponía poner fin a «un agravio territorial» por tener que pagar peaje ha convertido a este corredor que cruza la provincia y toda Catalunya en una vía colapsada. Achacan a la administración «una mala planificación» por no preparar alternativas antes de levantar las barreras. Y, todo ello, mientras se debate el modelo a futuro sobre si habrá que volver a pagar por el uso.
Trànsit también hizo balance general de la siniestralidad y la autopista de marras no sale bien parada. La AP-7 encabeza la lista de vías con más víctimas mortales en este 2022, con 20 fallecidos, el 17,4% del total de vidas perdidas sobre el asfalto en la red catalana. El año pasado, hasta el 31 de agosto, había habido ocho muertos y en 2019 un total de nueve.
Tarragona supera la siniestralidad del año pasado en ese mismo periodo de ocho meses –15 muertes–, e iguala la de 2019, antes de la pandemia, con 32. El Baix Ebre es la comarca con más víctimas mortales (nueve), seguida del Tarragonès (siete).
En Catalunya, un total de 115 personas han perdido la vida en 105 accidentes hasta el 31 de agosto, un 5,7% menos que en 2019. Durante el año pasado, hubo 92 muertes en 87 percances, si bien hay que tener en cuenta que aún fue un ejercicio condicionado por las restricciones a la movilidad derivadas del coronavirus.