Aumentan los accidentes en las autopistas AP-7 y AP-2 tras la desaparición de los peajes

Los siniestros en estas vías se multiplicaron por dos y por cinco, respectivamente, el último cuatrimestre, respecto al 2019. Los transportistas denuncian falta de mantenimiento

05 febrero 2022 19:10 | Actualizado a 05 febrero 2022 19:11
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

El 31 de agosto del año pasado finalizaba la concesión a Abertis de los tramos de las autopistas AP-7 y AP-2 entre Vila-seca y La Junquera y El Vendrell y Zaragoza, respectivamente. Esto suponía la desaparición de los peajes que quedaban en estas dos vías, incluidos los de la provincia de Tarragona y, en consecuencia, un incremento del tráfico rodado en detrimento de otras carreteras alternativas que no eran de pago, como podía ser la N-340.

Desde entonces, y quien haya transitado por estas autopistas desde el 1 de septiembre se habrá dado cuenta, es habitual encontrar un mayor volumen de vehículos, entre los que destacan los camiones. Muchos transportistas, como es lógico, utilizan más estas autopistas desde que son gratuitas.

Este aumento del tráfico en la AP-7 y la AP-2 ha traído consigo un incremento de la siniestralidad. Según fuentes del Servei Català de Trànsit, entre los meses de septiembre y diciembre del año pasado -nada más desaparecer los peajes de estas autopistas- se produjeron cinco accidentes con víctimas en el tramo de la AP-2 entre Vimbodí y La Bisbal del Penedès (puntos kilométricos 185-231) y 13 en la AP-7 entre Vila-seca y Banyeres del Penedès (puntos kilométricos 207-257).

La comparativa para poner estas cifras en contexto es mejor hacerla con el mismo periodo de tiempo (septiembre-diciembre) del año 2019, ya que durante el 2020 la movilidad descendió drásticamente por culpa de las restricciones impuestas para intentar combatir la pandemia de la Covid-19.

Así, y siempre comparando la siniestralidad en estos tramos de estas autopistas, podemos ver como en el caso de la AP-7 los accidentes con víctimas casi se doblan, pasando de los 8 de 2019 a los 13 de 2021. Por su parte, en la AP-2, el incremento es mucho mayor, ya que los cinco del año pasado contrastan con los cero de 2019.

Si miramos las víctimas que provocaron estos accidentes también podemos comprobar que el aumento es exponencial. De esta forma, en el tramo de la AP-2 de la provincia de Tarragona, de septiembre a diciembre del año pasado hubo seis víctimas (Trànsit considera como tales a fallecidos y heridos) en los accidentes, cuando en el mismo periodo de 2019 no hubo ninguno. En la AP-7, las víctimas pasaron de la docena de 2019, a las 24 del último cuatrimestre del año pasado.

Aunque el incremento del tráfico en las autopistas ha provocado un descenso del mismo en vías alternativas que eran gratuitas, en algunas -como es el caso de la N-340- este hecho no se ha visto reflejado en una disminución de la siniestralidad. Según las cifras ofrecidas por el Servei Català de la Salut, entre septiembre y diciembre de 2021 se produjeron 28 accidentes con víctimas en esta carretera entre Vila-seca y L’Arboç, prácticamente los mismos que en 2019, que fueron 30.

Velocidad y mantenimiento

Para los transportistas no existe una sola causa que haya provocado el aumento de la siniestralidad en las autopistas. Para Josep Lluís Aymat, director de la Federació Empresarial d’Autotransports de la Província de Tarragona (FEAT), el incremento del tráfico no sería la causa de que hayan subido los accidentes. «Creo que las autopistas tienen bastante capacidad de absorción y no hay colapso. El problema de los accidentes no está tan ligado a la intensidad del tráfico, sino a que muchos son durante la noche que es cuando se puede correr más. Lo importante es mirar la velocidad».

Para el director de la FEAT existe un aspecto clave y este es «el mantenimiento, básico para la vía y clave para la seguridad de los conductores. El problema es que la concesionaria no hizo nada en los últimos años, sólo maquillaje. Y el Estado tendría que haber preparado un plan de choque. Primero para las zonas más degradadas y después con la desaparición de los peajes troncales. No había nada preparado y, de hecho, aún hoy están los esqueletos de estos peajes».

Aymat pone un ejemplo para ilustrar la falta de mantenimiento en las autopistas: «No se ha hecho nada para tener en condiciones el vallado y así imposibilitar que la fauna entre en la autopista. Los choques contra animales se han multiplicado».

Por eso, desde la FEAT piden al Gobierno central «un correcto mantenimiento. Que se dimensionen correctamente las áreas de servicio y de los aparcamientos para que los profesionales del transporte puedan hacer correctamente su descanso. El Estado tiene que ponerse las pilas y hacer su trabajo. Sabían la fecha de la desaparición de los peajes y de las concesionarias y tenían que haber planificado todo mejor.

Por último, el director de la FEAT se lamenta de que «ahora, cuando hemos recuperado los índices de movilidad de antes de la pandemia y han desaparecido los peajes, es muy fácil buscar culpables del aumento de los accidentes, como siempre los camioneros».

Comentarios
Multimedia Diari