25 voces representativas del Camp de Tarragona y las Terres de l'Ebre reflexionan sobre las lecciones positivas que puede dejar la pandemia y lanzan un mensaje de aliento para el futuro.
La lista es más larga de lo que pudiera parecer en un primer momento y va desde haber cuidado más las relaciones cercanas a la respuesta ciudadana en términos de beneficencia, para ayudar al que lo está pasando mal, tanto económica como anímicamente.
A veces no se trata de aspirar a grandes gestas, sino de valorar esas pequeñas cosas como tomar el vermut con los amigos o abrazar a un familiar. Con la vacuna en un horizonte aún incierto pero más o menos cercano, estas voces tarraconenses apuestan también por dar un mensaje de ánimo y de esperanza, y por aguantar durante unos meses más hasta recuperar la vida normal que nos arrebató el virus.
«La reflexión que me he hecho es interiorizar cómo hemos de colaborar con nuestros conciudadanos y ayudarnos a cambiar los valores. Hemos visto que nuestro mundo se ha derrumbado, pero las esperanzas de un mundo mejor está en nuestras manos, ser más generosos». Con la pandemia he tenido más tiempo para reflexionar y poner en valor conceptos que ya he defendido siempre como la sanidad pública y que se ha visto claramente como no la podemos dejar en manos privadas. Al tener ejemplos fehacientes de cómo nos ha afectado directamente y diariamente esta nueva normalidad, está claro que si queremos mejorar hay que cambiar el modelo económico, social y político».
«Le diría a la gente que no se deje atrapar por los malos momentos. Estos pasarán. Pronto tendremos las vacunas (Pfizer, Oxford, etc.) y podremos volver a una normalidad nueva, pero como he dicho antes se deberían hacer cambios profundos que no tienen por qué ser malos. Debemos procurar mirar hacia adentro de nuestro corazón y encontraremos alguna lección esperanzadora».
«Nuestro mundo y nuestras vidas han sufrido un bache muy grande, pero tenemos que rehacer los puentes con los amigos y parientes y procurar que nadie caiga en el desánimo, porque la depresión nos esperará en la puerta de casa».
«Hay también otro aspecto esencial que es el de la solidaridad, como hemos podido comprobar con la generosidad del personal sanitario, un ejemplo para todos los humanos».