Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y del Institut de Paleoecologia Humana i Evolución Social de Tarragona han descubierto en los yacimientos granadinos de Orce un roedor que vivió en el sur de la Península Ibérica entre 1,8 y 1 millón de años atrás.
Se trata de un arvicólido, el grupo que incluye a los topillos y las ratas toperas y que ha sido encontrado en los yacimientos de Fuente Nueva 3 y Barranco León, en Orce (Granada).
Esta especie hasta ahora desconocida también ha aparecido en Quibas, en Abanilla (Murcia).
Los yacimientos de Orce son célebres por haber ofrecido las evidencias de ocupación humana más antiguas del continente europeo, con una edad entre 1,4 y 1,2 millones de años, mientras que el yacimiento murciano es conocido por albergar una secuencia con restos de vertebrados única de Europa en su edad, de entre 1,1 y 1 millón de años.
Una colección de 80 dientes procedentes de Fuente Nueva 3 y Quibas ha servido para identificar el nuevo topillo, hasta ahora desconocido para la ciencia.
Los paleontólogos creen que se trata de un roedor endémico del sur peninsular, ya que hasta el momento solo se ha identificado en la cuenca de Guadix-Baza y en la sierra de Quibas.
Los investigadores Jordi Agustí, Pedro Piñero, Iván Lozano y Juan Manuel Jiménez-Arenas han bautizado al nuevo género como Manchenomys en honor al profesor de la Universidad de Murcia Miguel Ángel Mancheño y en reconocimiento a su labor como director del yacimiento de Quibas durante los años 2000 a 2009.
El género incluye a la nueva especie Manchenomys orcensis, que se ha dedicado precisamente al municipio de Orce, lugar donde se localiza el yacimiento de Fuente Nueva 3 y se convierte en el tercer taxón fósil que rinde tributo al municipio donde se encuentran las evidencias más antiguas de presencia humana en la parte occidental de Europa.
La historia evolutiva de los topillos está estrechamente ligada a los cambios climáticos del pasado.
Los investigadores creen que el nuevo topillo, con sus dientes adaptados al desgaste, fue capaz de excavar galerías en las que se refugiaba cuando las condiciones climáticas de las duras glaciaciones lo requerían y donde permanecía a salvo de sus depredadores ante la pérdida de masa forestal.
El roedor fue capaz de sobrevivir durante 800.000 años, conviviendo con los primeros humanos que habitaron en la parte más occidental de Eurasia, y se extinguió hace un millón de años debido, probablemente, a que no fue capaz de soportar el importante enfriamiento climático del Pleistoceno inferior.