Lo tienen claro. La Comisión Europea quiere alargar la agonía de los pescadores. Quiere que su muerte sea lenta, de esas que duelen. Que desaparezcan, pero que lo hagan llenos de deudas y de dolores de cabeza. Tras dos largos días de duras negociaciones –más de 30 horas–, la Unión Europea ha podido anunciar un acuerdo que pretendía neutralizar la drástica medida de dejar pescar a los pescadores del arrastre solo 28 días al año. Digo pretendía porque el pacto no ha gustado nada a los pescadores tarraconenses. Están tan enfadados con la resolución, que incluso el presidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona, Esteve Ortiz, ha hecho un llamamiento a la rebelión. Vamos por partes.
El acuerdo al que llegó la Comisión Europea pasa por pescar los mismos días que en 2024, un máximo de 130 días, y que a cambio se lleven a cabo doce medidas compensatorias que aseguren métodos más sostenibles para pescar, como mallas más selectivas o vedas más largas . Eso se traduce en trabajar poco más de medio año y hacer inversiones millonarias. «Si los pescadores se adaptan e implementan las medidas que hemos acordado, podrán pescar los mismos días o casi los mismos que este último año. El mensaje que queremos mandar es que mantendremos los días de actividad y las oportunidades pesqueras de una forma más sostenible», decía Costa Kadis, ministro de Pesca y Océanos de la Comisión Europea.
Las negociaciones fueron duras y largas. Según parece, España, Francia e Italia se presentaron como un bloque unido con el objetivo de frenar la medida de los 27 días. Finalmente, lo único que consiguieron fue suavizar la propuesta a cambio de medidas compensatorias. Si se van cumpliendo todas, los pescadores podrán faenar casi los mismos días que este año.
Por su parte, el ministro de Agricultura y Pesca del gobierno español, Luis Planas, se fue satisfecho de la negociación, aunque insistió mucho en el hecho de que los pescadores pudieran acogerse a subvenciones europeas para adaptar los métodos impuestos. También satisfechos estaban el presidente de la Generalitat Salvador Illa, y el conseller de Pesca, Òscar Ordeig. Así se expresaban ayer: «Ha sido una negociación muy dura. Déu-n’hi-do como hemos salido de esta», decía Illa. Por su lado, Ordeig insistía en que «haremos lo que haga falta para que ningún pescador tenga que dejar de hacer su actividad. Si es necesario, también participaremos en la financiación de estas medidas».
Los pescadores no comparten el posicionamiento de estos políticos y les acusan de haberles mentido. Dicen que si conocieran un poco de cerca el sector, no estarían contentos con el acuerdo.
Ortiz llama a la rebelión
La resolución ha caído como una jarra de agua fría para los pescadores. «¿Ayudas de qué? Hace años que esperamos subvenciones y nunca llegan», asegura Ramon Budesca, un pescador de Tarragona, quien añade que «hemos sido engañados por los nuestros. Estamos convencidos que no podremos pescar más de cien días. Estamos perdidos». Por su parte, Fermí, otro pescador, opina que la clave la tiene la voluntad del gobierno español. «Como llevan años haciendo, nos seguirán mandando inspectores y policías, para seguir multándonos. En Italia, en cambio, están protegiendo a sus pescadores. Esta es la diferencia», dice Fermí.
Quien está muy enfadado con el acuerdo es el presidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona, Esteve Ortiz. Asegura que la resolución es «penosa y ridícula». Ortiz dice que el acuerdo servirá para «acabar de hundirnos en un pozo». El presidente hace una llamada a la rebelión. «Tenemos que ir contra las instituciones europeas. Ellas nos han arrinconado, nos han tirado al pozo. Nos prohiben poder ejercer uno de los derechos fundamentales, como es el de trabajar», dice Ortiz, quien añade que «me gustaría que los representantes europeos se mojaran los pies y las rodillas, en lugar de estar sentados en sus despachos con sus aires acondicionados».
El presidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona está tan indignado que desea «el mismo mal que nos quieren a nosotros para ellos y sus familias». Ortiz insiste en que el sector lleva años haciendo lo que les piden, «y la consecuencia es que ahora quieren cortarnos el cuello». Define la Comisión Europea como «la Santa Inquisición», y pide a «todas aquellas personas que tengan dos dedos de frente», que se rebelen y se pongan de al lado del sector primario.
«Un chantaje»
Por su parte, la Confraria de Pescadors Verge del Carme de La Ràpita, que reúne la mayor flota de arrastre del país, valora «negativamente» el acuerdo. Su secretario, Joan Balagué, señala que el punto de partida sigue siendo la propuesta de la Comisión Europea de 27 días anuales de pesca y define como «chantaje» el hecho de condicionar el incremento del permiso de actividad a nuevas medidas.
Por su lado, Xavi Domènech, secretario de la Federació de Confraries de Pescadors de Tarragona, asegura que «hay mucha indignación entre el colectivo», y añade que «las medidas que se proponen son impracticables. Los pescadores tendremos que volver a invertir. No es viable». También ha hablado del presidente de la Federació Nacional Catalana de Confraries, Toni Abad, quien lamenta que no solo no se valore el esfuerzo de los pescadores, sino que «además, nos imponen medidas nuevas».
Quien ha sorprendido con su posicionamiento es la Confraria de Pescadors de Palamós, quien va por libre con una opinión distinta a la mayoritaria. Ellos se muestran satisfechos, porque aseguran que es el modelo que hace años que aplican.
La verdad es que el acuerdo al que llegasen esta semana era una mera anécdota, teniendo en cuenta que Europa tiene claro que el objetivo final es aniquilar este colectivo. Les da igual hacerlo rápido o lento. Los pescadores han ganado quizás un año antes de acabar desapareciendo. Ellos lo tienen claro: si su intención es eliminarnos, que lo hagan ya. Que no alarguen la agonía, que no nos hagan sufrir sin ningún sentido.
Las medidas compensatorias para poder ganar días de pesca
Las medidas que impone Europa a cambio de que los pescadores puedan salir a pescar un máximo de 130 días al año tienen que ver con la medida de las mallas y con las vedas biológicas.
La mayoría de barcas del arrastre cuentan con mallas de 40 mm. Ahora, con la nueva normativa, deberán comprarse de nuevas porque las exigen de 45 mm en la pesca de costa y de 50 mm para la flota del arrastre. Si se cumple con estas dos medidas, los pescadores ya se harán con una compensación del 80% de los días.
Ahora bien, la pregunta de los pescadores es: ¿Y quién nos paga estas redes? Desde Europa se han comprometido a poner en marcha subvenciones. Además, los pescadores dicen que con este tipo de mallas será muy difícil pescar en condiciones.
Por otro lado, hacer veda una de cada cuatro semanas permitirá recuperar un 15% de los días de trabajo. También se podrá recuperar un 3% de los días por realizar una veda de 800 a 1.000 metros de profundidad, una medida que, según el gobierno español, ya se aplica en la flota española. También se podrá recuperar otro 10% si se hace una parada de seis semanas entre 100 y 500 metros de profundidad, y un 3% si el sector establece puertas voladoras –un mecanismo para reducir el impacto del arrastre–.
Finalmente, referente a la pesca de la gamba roja, la reducción de su captura será de un 10% y no de un 30%, tal como recogía la propuesta inicial de la Comisión Europea.