Pese a tender la mano al gobierno municipal con el presupuesto de este año y la reciente ordenanza de las terrazas, Esquerra Republicana acaba 2024 con la relación helada y la confianza rota con el alcalde Rubén Viñuales (PSC).
En medio de la campaña interna entre Junqueras y Godàs que este sábado debe decidir el camino de futuro que toma el partido – y en gran parte si se mantienen o no los pactos con los socialistas en instituciones como la Diputació de Tarragona o el Ayuntamiento de Reus– ERC se desmarca una vez más del PSC en la Plaça de la Font y se reivindica como la «única oposición clara y real».
«Junts dice sí a todo al PSC, y con los Comuns hay mucho entendimiento. Solo hace falta recordar que para aprobar las cuentas no buscaron un pacto de izquierdas, ya tenían acuerdos previos... o con los ex Vox. Somos la única alternativa», recalca la portavoz Maria Roig, quien en la votación interna de Esquerra apuesta por Nova Esquerra Nacional (NEN).
Tras el primer año natural de Viñuales en la alcaldía (2024), Esquerra lamenta que el Primer Edil «no ha entendido el legado republicano», priorizando «una política de escaparate y de fuegos artificiales» pese a «haber heredado la tercera ciudad de Catalunya en volumen de Fondos Next Generations», solo por detrás de Barcelona y Cerdanyola del Vallès.
Tras cerrar hace un año un pacto presupuestario de más de 4 millones con el PSC que ERC lamenta que «no se ha cumplido», ahora Esquerra lamenta ahora la «parálisis» en temas como «la nueva biblioteca de Torreforta, el estudio de la calidad del aire o la rehabilitación de viviendas». «Hay falta de visión, estrategia y exigencia», critica el edil Xavier Puig para evidenciar que, en Tarragona, la relación entre Esquerra y PSC no tiene visos de mejorar. Y menos mientras no haya juicio por el caso Inipro.